El Barça y su virus fatalista

POR LA ESCUADRA

Un extraño fatalismo se ha apoderado del Barça, que camina por la temporada entre críticas y algunos sobresaltos, nada que le haya despachado de Europa, ni de la revalidación del título. Pero el aire es mustio en el equipo, en el club y en la hinchada. Donde se pueden detectar aspectos positivos, se prefiere ahondar en las cosas negativas. Se impone la autoflagelación al optimismo, se duda del entrenador y de los jugadores. Todo empuja a la melancolía. Molesta Montjuïc por incómodo, desapacible y pequeño. Preocupa el déficit goleador de Lewandowski. Disgusta el rendimiento de los fichajes. Entristece el desempeño general del equipo. Se cuestiona a Xavi, que acude a las conferencias de prensa como un reo y trata de defenderse como puede. Y, claro, molesta ver al Girona un buen palmo por encima en la clasificación.

Hay razones para la preocupación, pero no para tanta preocupación. Sometido a unas tensiones insoportables en los últimos cuatro años, el Barça ha interiorizado el sufrimiento como modo de comportamiento frente a la realidad. Ni Joan Laporta, un optimista irredento, es capaz de girar el estado de ánimo en el club y sus alrededores, donde la narrativa solo explica la situación desde el desánimo o, en el mejor caso, el escepticismo, no solo con el rendimiento del equipo, sino con las condiciones del presente y hasta del futuro del club.

Se asume la realidad con un punto de masoquismo, de regodeo en las decepciones

Se ha instalado un virus depresivo y francamente contagioso que solo empeora la percepción del equipo y del club. Se asume la realidad con un punto de masoquismo, de regodeo en las decepciones. Es una patología que el Barça puede y debe corregir, principalmente porque su estado es mejor de lo que parece. Mañana comienza un nuevo año, que en términos futbolísticos significa cerrar la primera mitad de la temporada y comenzar la segunda.

El Barça afronta este parteaguas en mejores circunstancias que en los últimos tres o cuatro años. No encabeza la Liga como el pasado año, pero ni mucho menos está descartado en el combate. Gran parte del éxito de este Real Madrid, que viene de un año más que discreto y está asolado por las bajas, se debe al enorme compromiso de una plantilla corta de efectivos y amplia en suplentes que han entrado en el equipo como espartanos. Por lo demás, cuenta con Bellingham, y sus rivales, no.

Entreno de fin de año del primer equipo masculino del Barça. Ciutat esportiva del Barça, 30 de Diciembre de 2023

Xavi Hernández, ayer en el estadio Johan Cruyff

Pau Venteo / Shooting

En verano, al hilo del éxito en la Liga, se habló de un Barça por fin reflotado. No le sobraba nada, ni tampoco le faltaba: plantilla larga, dos fichajes en la defensa –Iñi­go Martínez y Cancelo– y Gündogan en el medio campo, junto a De Jong, Pedri y Gavi, una línea que sonaba a música celestial. En cuanto a la delantera, la llegada de João Félix desató el entusiasmo general. No faltaron dos estupendos hallazgos, Lamine Yamal y Fermín, en el capítulo de buenas noticias.

En términos de garantías, el Barça 2023-24 es superior al de la temporada precedente, nada menos que la del título de Liga. Nada ha cambiado esa sensación, salvo la lesión de Gavi, que es mucho más que un fenomenal jugador en el Barça. Gavi es un transmisor inagotable de energía. Su ausencia ha perjudicado tanto o más a la salud anímica del equipo que al juego. En las últimas semanas, parecía que sin Gavi el Barça no tenía a nadie que le defendiera.

Al Barça le toca elegir: arrugarse en esta fase depresiva o escarbar en todos los aspectos positivos que le ofrece esta temporada. Regresa tanto tiempo después a los octavos de final de la Copa de Europa, frente al desencajado Nápoles actual. Tiene tiempo de sobra para reparar las últimas averías en la Liga. Cuenta con la misma plantilla que tanto optimismo despertaba antes de comenzar el campeonato. Sí, juega en Montjuïc, y qué. Desde mañana, el Barça tendrá que elegir entre su morboso fatalismo o las espléndidas oportunidades que le ofrece la segunda parte de la temporada. Recursos, le sobran.

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