En una distendida conferencia en el marco del 17.º Congreso de la Asociación Española de Derecho Deportivo, Jordi Cruyff, ante un auditorio entregado, reveló que la delicada situación económica del Barça ha facilitado algunos de los últimos fichajes realizados por el club. Queda claro que no es lo mismo salir a negociar refuerzos después de ingresar 10.000 millones de las antiguas pesetas del Real Madrid por Figo, o tras cobrar 222 millones de euros del PSG por Neymar, que encontrarte con las arcas vacías por las excesivas alegrías a la hora de firmar contratos de la anterior directiva.
En tiempos de vacas gordas los clubs vendedores esperaban a los negociadores blaugranas con los brazos abiertos para vaciarles los bolsillos, repletos de dinero. Así, entre los fichajes de Overmars, Petit, Gerard o Alfonso, sumaron 81 millones de euros, superando en 21 los ingresados por la cláusula de Figo. A Gaspart lo veían venir con el maletín repleto de dinero y se lo cobraron con operaciones muy por encima del mercado de aquel momento.
Diecisiete años después se volvió a repetir la historia con la marcha de Neymar al PSG a cambio de los 222 millones en los que estaba cifrada la salida del astro brasileño. Una cantidad que fue absorbida con las incorporaciones de Dembélé, primero, y de Coutinho, en el posterior mercado de invierno. Entre los dos se invirtieron 225 millones. Una cifra absolutamente desorbitada por dos futbolistas que con su irregular rendimiento no justificaron ni de cerca lo que se pagó por ambos.
Nadar en la abundancia no es sinónimo de una negociación cómoda. Mateu Alemany, durante más de dos décadas director general y presidente del Mallorca, y posteriormente CEO del Valencia, suele bromear con la falta de recursos para fichar en ambos clubs. Todo lo contrario pensaba de lo que le iba a ocurrir en el Barça, donde esperaba administrar una cartera repleta de dinero, que el dirigente de Andratx no ha visto por lugar alguno, sometido a un estricto control por parte de la LFP por el desorbitado estado de la masa salarial de la plantilla, que impedía poder inscribir a los últimos refuerzos.
En esta contradictoria situación, la habilidad negociadora del tándem Alemany-Cruyff se ha desenvuelto en un escenario que le ha resultado favorable. Tal y como reveló Jordi, en los vestuarios de los equipos no hay secretos sobre lo que cobra cada futbolista a fin de conocer al dedillo el lugar que cada uno ocupa en la escala de sueldos de la plantilla, para poder apretar con ventaja en las renovaciones de sus respectivos contratos. Para que luego se quejen cuando se rompe la confidencialidad cuando se hacen públicas las cuantías millonarias de sus contratos.