Del Hesperia a las palancas

EL ENTORNO

Desde 1988, con motivo del motín del Hesperia , la mayor rebelión de unos jugadores contra su presidente, no ha habido un verano tan activo en el Barça en el apartado de fichajes como este del 2022. En aquella ocasión la revuelta de la plantilla contra Josep Lluís Núñez acabó significando la marcha de un total de 13 futbolistas, compensada con la incorporación de diez nuevos fichajes. A todo ello habría que sumar el decisivo cambio de entrenador de Johan Cruyff por Luis Aragonés, en lo que sería la gestación del histórico Dream Team que acabaría ganando cuatro años más tarde la primera Copa de Europa y cuatro Ligas consecutivas, gesta todavía sin igualar por ningún otro equipo en la historia barcelonista.

De aquel verano todavía se recuerdan las idas y venidas del fiel Joan Patsy, cargado de cintas, desde los estudios de TV3 a la casa del mister en el paseo de los Tilos, para que, junto a Bruins Slot, Cruyff y su nuevo cuerpo técnico pudieran conocer más detalladamente a unos fichajes recomendados en su mayoría por Javier Clemente, quien anteriormente había sido el elegido por Núñez para cambiar el banquillo de Sarrià por el del Camp Nou.

Lo de este verano apunta a que no comportará tanto trasiego de futbolistas, porque en la actualidad sus contratos están mucho más blindados y no se les puede vender si el jugador no está de acuerdo. Además, la tesorería del club, pese al remedio de las palancas, que conlleva el pan para hoy pero hambre para mañana, está muy sujeta al desorbitado estado de la masa salarial de la plantilla, con el correspondiente y riguroso control de LaLiga con su presidente Javier Tebas al frente.

A pesar de las dificultades, se llevan gastados 170 millones de euros en media docena de fichajes en este mercado veraniego y, todavía antes de que se cierre el 1 de septiembre, como mínimo pueden haber dos refuerzos más. Pasadas tres décadas y media, el proceso de selección es mucho más concienzudo, ya que de aquel “pito, pito, colorito” que improvisaba Johan con sus colaboradores, se ha pasado a una estricta selección en la que están directamente implicados Xavi, el entrenador, Jordi Cruyff, el secretario técnico, y Mateu Alemany, el director de fútbol. Los dos primeros son los que se ponen de acuerdo para proponer a qué jugadores se debe fichar y el ejecutivo mallorquín, el que se las debe apañar para negociar tanto las altas como las bajas. Eso siempre con la bendición final del presidente Laporta, el responsable de activar las dichosas palancas y de sellar el acuerdo con un suculento ágape, bien sea en el Via Veneto o en el Botafumeiro. Que más da, si paga el club.

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