Washington DC es la ciudad política por excelencia. Pero estos días, en las oficinas de Connecticut Avenue, los bares de la calle K, las pizzerías de Chevy Chase y las recepciones que ofrecen senadores y embajadores en Georgetown, no se habla de Putin, ni de Ucrania, ni de la pleitesía de Joe Biden a los saudíes, ni del Tribunal Supremo y el aborto, ni tampoco de los planes de Trump. El gran tema de conversación es un dominicano de 23 años llamado Juan Soto.
¿Qué ha hecho Juan José Soto Pacheco para estar en boca de todo el mundo en el caluroso y húmedo verano washingtoniano? Aparte de ser el mejor bateador de su generación, y uno de los jugadores más brillantes de las Grandes Ligas, ha rechazado un contrato con los Nationals, el equipo de béisbol de la capital, por quince años y 430 millones de euros, que habría batido todos los récords. A lo cual el club ha respondido declarándolo transferible y abriéndose a ofertas, porque dentro de dos años se convertirá en un agente libre y podrá negociar con que quiera, sin que su actual propietario perciba un duro.
El dilema es si dejar que cumpla su contrato aunque se vaya gratis, o venderlo ahora por muchísimo dinero
Es la gran discusión en los bares gais de Dupont Circle, los cafés de Capitol Heights y los restaurantes de José Andrés: ¿deben los Nationals traspasarlo ahora, lo antes posible, e intentar recibir a cambio un paquete de jugadores con el que reconstruir el equipo?, ¿por cuánto?, ¿a un rival directo de su división como los Yankees o los Red Sox (entidades con dinero)?, ¿o mejor exprimirlo, dejar que los aficionados disfruten lo más posible de su excelencia y permitir que se vaya a gratis?
Soto está enfadado por el hecho de que la organización haya filtrado su negativa a aceptar la oferta (“era un asunto privado”), y dice que la situación está afectando a su juego. Su promedio de bateo (.250), sus veinte home runs y su .497 de slugging percentage (número de bases conquistadas dividido entre apariciones en el plato) serían considerados magníficos por casi cualquier otro, pero en su caso son los más bajos desde que debutó. Los Nationals tienen el peor récord de las Grandes Ligas.
El agente del jardinero derecho, Scott Boras, (que también lo fue de Alex Rodríguez y prefiere que sus clientes cambien de equipo) no tiene duda de que Soto ha hecho bien, aunque siempre existe el riesgo de que una lesión trunque la carrera de un deportista, y 430 millones asegurados no son ninguna broma. Primero, porque cualquiera le pagará una fortuna, seguramente más que los Nationals. Y segundo, porque el equipo de Washington está en venta y no quiere quedar atado de por vida a un patrono que no se sabe quién será.
El dominicano, hijo de un vendedor y catcher amateur que inculcó en sus dos hijos la pasión del béisbol, fue seleccionado por Washington en el draft internacional cuando era un chico de dieciséis años, y lo formó en sus equipos inferiores. Nunca ha jugado para ningún otro equipo. En su primera temporada quedó segundo en la competición de rookie del año (detrás del japonés Shohei Ohtani), en la siguiente fue campeón de las Series Mundiales, y en el 2020 el mejor bateador. ha sido dos veces all star , y desde que debutó ha conectado 118 home runs, con un promedio de bateo de .293 y 355 carreras empujadas.
Otros golpean la pelota con más fuerza que él, pero su marca es la disciplina para no intentar cazar una pelota que el pitcher lanza fuera de la zona de strike . Cada vez que ello ocurre, hace una especie de baile moviendo las caderas y mira fijamente a los ojos del lanzador. Unos se lo toman mejor, y otros peor. Es una provocación, a otro nivel, como las de Putin, Trump y los jeques saudíes. No es de extrañar que tenga fascinado a Washington DC.