Guardiola, el Pichi de Madrid

POR LA ESCUADRA

Guardiola, el Pichi de Madrid

De todas las canciones populares perpetradas en la historia de España, pocas alcanzan las cotas del chotis El Pichi , del musical Las Leandras , cuya letra roza el delirio –el delirium tremens –, exalta el proxenetismo y consagra aquello tan poco anglosajón del “ anda y que te ondulen con la permanente”.

Celia Gámez o Sara Montiel dieron la dimensión del tal Pichi, “ ese chulo que castiga, del Portillo a la Arganzuela”, en una de las canciones más políticamente incorrectas jamás cantada, condenada al olvido porque Madrid ya no huele a garbanzos ni tiene sabañones y si estrena revistas son musicales de Broadway.

El Bernabeu detesta a Pep, acaso porque es su Pichi, el del “anda y que te ondulen con la permanente”

Por alguna razón extraña, siempre he asociado el chotis del Pichi al Real Madrid, al No-Do y al estadio de Don Santiago Bernabeu –así se decía entonces–, aquel equipo que me forjó en los valores de la frustración, la envidia y la rabia gracias a su irritante propensión a ganarlo todo.

Si hoy pienso en Pichi es porque Pep Guardiola visita el coliseo blanco, que ya transmite el runrún de las grandes noches europeas. Pep Guardiola tiene andares de futbolista y cierta chulería contenida, a su pesar, propia de los elegidos, que tanto irrita a quienes hoy llenarán el coliseo blanco. Desde Helenio Herrera, célebre entrenador y mejor polemista, dudo que ningún entrenador haya enervado así al madridismo, le haya sacado de sus casillas y obligado a tragar tanta quina. De nueve partidos como entrenador visitante, Guardiola ha ganado seis, ha empatado dos y ha perdido uno.

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Pep Guardiola en la rueda de prensa del Real Madrid - City

OLI SCARFF / AFP

Son tantas las historias en juego, los partidos dentro del partido, que si le añadimos que entre el Real Madrid y Pep Guardiola hay algo personal ya tenemos el partido del año. Modric se molestó ayer cuando le preguntaron por la fortuna, la que según los detractores del club blanco explica su trayectoria en la Liga de Campeones. ¿Cómo no iba a molestarse? La suerte no basta para explicar la rebelión merengue ante la adversidad. Tampoco la suerte, Messi o el presupuesto del que disponen sus equipos son las causas de que Guardiola esté entre los mejores entrenadores de la historia de fútbol, aunque la Champions se le resista desde el 2011. Es cuestión de tiempo. Llegará.

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Pep Guardiola

OLI SCARFF / AFP

Lástima que Guardiola no sea el Pichi o H.H. porque esta noche sería fantástico verle saltar al campo antes de que lo hagan los dos equipos para simular que calibra el césped, busca algún conocido en la grada o mide el viento con un dedo en el aire, con todo el Bernabeu expresando el afecto que le guarda. Cosas antiguas –aunque muy futboleras– que no se estilan. Como el chotis.

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