Hace un siglo, en los felices veinte, el fútbol americano no era ni mucho menos el gran Cirque du Soleil que el domingo llevó sus carpas, domadores, leones, trapecistas, payasos y prestidigitadores al SoFi Stadium de Los Ángeles. Más bien era un circo ambulante que iba de gira por los pueblos y las ciudades del Medio Oeste, de interés meramente regional, con artistas mal pagados y cuyos resultados no se publicaban en el The New York Times . En esa época, Fritz Pollard, un negro, destacó en el equipo de Akron (Ohio), que concluyó imbatido la temporada de 1920, con trece victorias y ninguna derrota. Tres años más tarde fue contratado como jugador y entrenador al mismo tiempo de los Pros de Hammond (Indiana), pero sin tanto éxito.
Lo que en aquel entonces se llamaba la American Professional Football Association se convirtió con el tiempo en la NFL, que no contó con un coach de color hasta Art Shell, en 1989. En cambio, la NBA tuvo en el banquillo de los Celtics a Bill Russell una generación antes, en 1966, y los Cleveland Indians (ahora Guardians) nombraron técnico en 1974 a Frank Robinson, que recibió un telegrama de felicitación del presidente Gerald Ford.
Shell Destacó en los Raiders de los años setenta junto a compañeros como Ken Stabler y Gene Upshaw
La ausencia de negros como entrenadores de los conjuntos de la NFL (solo hay ahora mismo dos, Mike Tomlin, de Pittsburgh, y Lovie Smith, recién nombrado por Houston) está de actualidad desde que Brian Flores, hijo de hondureños y por tanto también latino, demandara a la liga por racismo y discriminación tras ser despedido por los Dolphins tras tres temporadas en las que no consiguió clasificar al equipo para los playoffs, la primera mala y las dos últimas dignas a secas.
El político británico ultraconservador Enoch Powell acuñó la frase “más tarde o más temprano, todas las carreras políticas acaban en fracaso”, y lo mismo se puede decir de la mayoría de las carreras de entrenador (siempre hay excepciones, claro, como Alex Ferguson, Johan Cruyff, Brian Clough, John Madden, Vince Lombardi, Don Shula...). Ni Mourinho se salva. Pero la idea está clara, las estrellas son inmunes al tiempo pero los hombres no. Art Shell aguantó seis años, hasta que Al Davis, el propietario de la franquicia, prescindió de sus servicios por creer que el equipo necesitaba un cambio.
Un setenta por ciento de los jugadores de la liga son negros, pero entrenadores, muy pocos
Shell, que ahora tiene 75 años, hizo toda su carrera como jugador ( offensive tackle ) en los Raiders de 1968 a 1982, ganando dos Super Bowls y un sitio en el Salón de la Fama. Tipo callado al que no le gustaban los aspavientos y hacía valer su autoridad con gestos y hechos en vez de con gritos, tras retirarse entró a formar parte del equipo técnico que encabezaba Tom Flores (nada que ver con Brian Flores), y más tarde Mike Shanahan (padre de Kyle Shanahan, el actual entrenador de los 49ers).
Cuando este fue defenestrado, Davis puso las riendas en sus manos, y a lo largo de seis campañas ganó 58 partidos, perdió 34 y se clasificó tres veces para los playoffs. Pero no fue suficiente. Tras trabajar como asistente de los Chiefs y los Falcons, el propietario de Oakland volvió a contratarlo en el 2006, pero la magia se había acabado y solo duró una temporada que resultó nefasta (2 triunfos y 14 derrotas).
Un setenta por ciento de los jugadores de la liga son negros, pero entrenadores, muy pocos. Siete equipos han cambiado de coach en las últimas semanas, pero sólo uno de los elegidos es afroamericano (Smith). Los coordinadores ofensivos de Kansas City y Tampa, Eric Bieniemy y Byron Leftwich, han sido pasados por alto una vez más. A este paso, excepto si gana otra vez Trump, pronto habrá más jueces negros en el Tribunal Supremo de Estados Unidos que técnicos en la NFL.
EL PRECIO DE SER REBELDE
¿Volverá a entrenar Brian Flores o le pasará como a Colin Kaepernick?
La diplomacia no es el fuerte de Brian Flores (41 años), hijo de hondureños, que creció en una barriada pobre de Brooklyn. El ascensor de su bloque de pisos subvencionados estaba casi siempre roto, y con frecuencia tenía que subir los veinte pisos de escaleras. Tras ser destituido por los Miami Dolphins y presentar su querella contra la NFL, no ha recibido ninguna oferta de trabajo. Al propietario no le gustó que le acusara de haber intentado perder partidos a propósito para obtener una mejor posición en el draft, y su estilo no era del agrado del quarterback Tua Taigovailoa. ¿Será boicoteado como lo es Colin Kaepernick por arrodillarse?