La Dembélédependencia

El córner inglés

“Estar en un puesto de poder nubla el juicio”

Bob Marley

Cuál es la materia sobre la que el mundo está más informado? ¿La política? No. ¿La covid? No. ¿La religión? Más caliente. ¿La música? Más caliente todavía. ¿La comida? Más, pero no. ¿El fútbol? ¡Sí!

No hay ciencia con más expertos que el fútbol; no hay ningún tema del que más millones de personas tengan más información o más capacidad de análisis. Imaginemos un profesor de química de la Universidad de Harvard, forofo de, digamos, el Barcelona, que se va de viaje a Mauritania. En un oasis se sienta a tomar algo con un albañil analfabeto, hincha del Bayern Munich, o del Real Madrid. Intentan buscar un tema de conversación. Política, covid, religión, música, comida: avanzan poco. Hasta que se enteran de su pasión compartida.

Al poco rato el profesor descubre que no tiene nada que enseñar al albañil. En cuanto a la historia del fútbol, las últimas noticias o la sofisticación a la hora de medir la calidad de un equipo, o de un jugador, están a la par. El fútbol es, entre muchas cosas más, un vehículo de democracia e igualdad.

Eso sí: los dos no tardarían en ponerse a discutir. Si el encuentro hubiese ocurrido la semana pasada el profesor quizá habría insistido en que Messi había sido el digno ganador del Balón de Oro; el albañil, que fue un escándalo. Que se lo deberían haber dado a Lewandowski, del Bayern, o a Benzema, del Madrid.

Como las investigaciones del coronavirus, el fútbol no es una ciencia exacta. Como con las variantes del virus, los expertos discrepan. El fútbol une y divide a la vez. Cada uno trae su bagaje emocional y tribal a la gran conversación futbolera. También los periodistas, tan supuestamente objetivos ellos, 180 de los cuales votaron por el Balón de Oro. Mi particular bagaje me lleva a creer que Messi lo debería haber ganado cada uno de los últimos doce años. Haciendo un monumental esfuerzo de generosidad, puedo entender que esta vez se lo podrían haber dado a Lewandowski. ¿Pero Benzema?

Bueno, chacun à son goût , como dirían en Francia. Cada uno a su gusto. Lo que no deja de sorprender es que los que se suponen que son los premios Nobel del fútbol sean igual de falibles que los aficionados de a pie a la hora de evaluar a un jugador. Hablo de los clubs legendarios de fútbol, los grandes entrenadores y los equipos técnicos que rastrean el mercado para buscar los jugadores en los que invertirán no opiniones pasajeras, como nosotros mientras tomamos cervezas con los amigos, sino enormes cantidades de dinero –en el caso del Barça, las suficientes para causar la bancarrota–­­.

La medida de lo hundido que está el Barça es que ha pasado de depender de Messi a Dembélé

Pese a la sabiduría futbolera acumulada en clubs con más de cien años de historia y más de cien trofeos conquistados, pese a la colosal cantidad de datos de los que disponen hoy en día sobre cada jugador, la cagan igual que nuestro profesor o albañil imaginario, o que yo o que usted, querido lector, o lectora. Limitándonos a jugadores que han costado más de cien millones de euros, tenemos entre los fichajes desastre del Madrid a Hazard y a Bale; del Barça, a Coutinho y a Dembélé. La medida de lo hundido que está el pobre Barça hoy es que ha pasado de la Messidependencia a la Dembélédependencia.

FOTO ALEX GARCIA DEMBELE EN EL FC BARCELONA 0- REAL BETIS 1 DEL CAMP NOU 2021/12/04

Dembélé entró en juego en el minuto 59 el pasado sábado contra el Betis en el Camp Nou

Àlex Garcia

Pero no excluyamos al equipo que está jugando el mejor fútbol del mundo ahora, el que tiene al mejor entrenador, aquel que acaba de destrozar el récord de la Premier League de más victorias conseguidas en menos tiempo. El Manchester City de Pep Guardiola fichó este verano al inglés Jack Grealish por 118 millones. Por precaución reconoceré que quizá se acabe adaptando, pero a fecha de hoy se lo ve tan perdido en su nuevo equipo –no solo no rinde sino que ralentiza el juego pinball del City– que resulta inexplicable cómo cualquiera en su sano juicio podría haber pagado tanto dinero por él.

El Madrid con Hazard y Bale, el City con Grealish... todos cometen errores multimillonarios

Seguro que en Mauritania, el país donde nacieron los padres de Dembélé, alguien estará opinando algo parecido, prueba una vez más de que el fútbol tiene mucho de lotería, como la vida misma, y que por eso es el gran tema planetario de conversación. Todo es posible. ¿Quién sabe? Igual mañana por la noche Dembélé marca el gol de la victoria del Barcelona contra el Bayern, y en un bar en un oasis se ríen de los listos como yo que dijeron que no valía nada.

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