En Johannesburgo los derrapes saben a poco. Cientos de personas se reúnen para ver cómo varios especialistas se cuelgan de las ventanas de los coches mientras queman rueda haciendo círculos a velocidades vertiginosas.
La fricción de las ruedas genera unas columnas blancas de humo que se elevan en el aire mientras los conductores se turnan para dar vueltas y vueltas en círculos. Los más temerarios sueltan el volante o se cuelgan boca abajo de las puertas abiertas del coche mientras el vehículo gira.
Nació en los municipios sudafricanos en los 80 cuando los gánsteres giraban los coches robados para mostrar su botín
Ahora reconocido como un deporte de motor, el spinning nació en los municipios sudafricanos a finales de la década de 1980, cuando los gánsteres giraban los coches robados para mostrar su botín.
Aunque esta disciplina está prohibida en las calles, los eventos todavía se llevan a cabo legalmente en arenas urbanas cerradas. A menudo no hay premios, pero los conductores se turnan para ganar aplausos.
Los spinners pasan horas en los garajes mejorando sus coches de carreras. La mayoría son carcasas antiguas de BMW con motores, suspensiones y tubos de escape mejorados.
Uno de los especialistas brinca sobre el humo de los neumáticos al derrapar en el circuito de Johannesburgo
Los boletos para el evento de Alberton se vendieron por 50 rand (unos 3 euros) cada uno. "No se permiten armas", señalan los carteles. Los fanáticos emocionados se arremolinan alrededor de la pista, beben cerveza y fuman hierba mientras kwaito, un estilo de música sudafricano similar al hip-hop, suena por los altavoces.
¿Por qué hago eso? Por el nerviosismo que sientes cada vez. Todos buscamos esa descarga de adrenalina"
Derrapes y nubes de humo: los sudafricanos vuelven a vibrar con el ‘spinning’
La organizadora de las noches de spinning, Ayanda Mbele, señala que cada vez hay más interés internacional: "La gente viene de Nueva York, Australia, y de otros lugares para presenciar los giros, se ha convertido en una atracción en Sudáfrica".
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