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La construcción del mito de Muhammad Ali

Yo recomiendo: Rey del mundo

A través de la figura de Ali desgrana el mundo del boxeo y la sociedad americana en los 60

Muhammad Ali

LV

“¡Soy el rey del mundo!”. Con estas palabras nacía el mito de Muhammad Ali, en ese momento aún llamado Cassius Clay. Era el 25 de febrero de 1964 y el icónico boxeador estadounidense acababa de ganar contra pronóstico el título de los pesos pesados a Sonny Liston. Después de aquella noche en Miami, Ali pasaba a ser algo más que un púgil soberbio y bocazas para convertirse en una figura capaz de enfrentarse al país más poderoso del mundo y poner frente al espejo a una sociedad especialmente racista con los negros. David Remnick, editor de la revista The New Yorker , se ayuda de infinidad de fuentes y testimonios cercanos a Ali y al boxeo para relatar paso a paso la construcción de un héroe que trascendió, por mucho, al deporte.

El libro nos muestra a un Ali que se abrió camino en el boxeo gracias a su talento y ambición, pero también por su estilo excéntrico, siempre con un afán desmesurado por ser el centro de las miradas, ya sea provocando una reacción negativa o positiva. Era parte de su estrategia para llegar a lo más alto.

La figura de Ali en esos primeros años de su carrera, sin embargo, va unida a los boxeadores negros Floyd Patterson y Sonny Liston, también campeones de los pesos pesados, que Remnick utiliza para describir las entrañas del boxeo y su papel en la sociedad americana. Patterson era el “negro bueno” o “tío Tom”, tal y como lo llamaba Ali para explicar que había sido sometido por la jerarquía blanca, siempre contenido en sus declaraciones y respetando su papel en la ciudadanía. Por el contrario, Liston era el “negro malo”, un boxeador controlado por la mafia, con antecedentes penales y un aspecto temible, que alimentaba los roles racistas en Estados Unidos. “Tenía que demostrar que se podía ser negro de otra manera. Y hacérselo ver al mundo entero”, explica Ali en el libro. Sin duda lo logró, pero antes tuvo que vencer a un “oso feo”, como llamaba Ali a Liston antes del último combate en el que sintió “miedo”. Un duelo para el que nadie le daba como ganador, ni siquiera con opciones. Remnick relata con sumo detalle todos los asaltos de aquella mítica pelea, que Ali preparó con riesgo, provocación y mucha inteligencia.

Tras la victoria, llegó su adhesión a los Musulmanes Negros, su turbulenta relación con Malcolm X y su viaje revelador a África. Todo explicado con lujo de detalles en el Rey del mundo .