Alejandro Valverde se proclamó campeón del mundo de ciclismo a los 38 años, el mismo día que el golfista Sergio García, con la misma edad, triunfaba en la Ryder Cup o el equipo de baloncesto femenino español lograba el bronce en la Copa del Mundo capitaneado por Laia Palau, con 39 años. Los viejos rockeros del deporte siguen siendo competitivos, aunque valga la pena aplaudir a la jovencísima Ana Carrasco (21 años) que hizo historia el mismo día al convertirse en la primera mujer en ganar un Mundial de velocidad de motociclismo.
Aparte de la concentración del éxito del deporte español, vale la pena destacar a los campeones longevos, a aquellos deportistas capaces de cuidar su cuerpo y perseverar para seguir triunfando. Valverde es uno de ellos, tras superar la sanción de 18 meses por dopaje en el 2010. Sergio García fue clave en el éxito de Europa ante EE.UU. y ganó el Masters de Augusta a los 37, aunque haya quien asegure que en el golf de alta competición esa es una edad ideal. Laia Palau lideró a la selección española femenina de baloncesto que venció a Bélgica y se adjudicó el bronce en Tenerife. Este equipo no se baja del cajón desde el Europeo del 2013.
También a los 38 triunfa en la NBA Pau Gasol, el pivot de los Spurs, líder de la mejor generación de baloncesto español. Aún le faltan tres años para igualar a Vince Carter, de 41 años, de los Atlanta Hawks. La edad no fue ningún hándicap tampoco para Ruth Beitia, que se colgó el oro olímpico en salto de altura en los Juegos Olímpicos de Río a los 36 años, o para Roger Federer que compite al máximo nivel a los 37, o Valentino Rossi, con 39. Un caso extraordinario es también el de Gianluigi Buffon, que es el meta del Paris Saint Germain con 40 años, o el de Carlos Sainz, que se impuso en el Dakar con 55 años.
En el mundo del boxeo también hay ejemplos desmesurados. Como Georges Foreman, que fue campeón del mundo de los pesos pesados con 46 años en 1994, y el semipesado Bernard Hopkins, llamado el exterminador, que lo fue con 47 para retirarse con 52. El caso más longevo de la historia olímpica, sin embargo, se remite a 1912 en los Juegos de Estocolmo, cuando el sueco Oscar Swan logró el oro en tiro olímpico a la edad de 64 años. A los 72 bajó el pistón y sólo consiguió la plata.
Seguramente hoy es más fácil triunfar a los 38 con planes de nutrición y entrenamiento y sacándole partido a la tecnología que antes no existía. Pero la clave es poseer una dosis de gen competitivo extraordinario como todos estos campeones tienen. Y seguirán teniendo.