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El teatro Apolo de Barcelona se apaga entre deudas

Continuidad en el aire

Los técnicos han sido despedidos; La Maña y Pep Sala, afectados por los impagos

Una imagen del teatro Apolo con el montaje Y no quedará ninguno , que abrió la nueva etapa

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La nueva aventura del histórico teatro Apolo hace agua. Con muchos afectados. Tantos que, encabezados por La Maña, Pep Sala y Ricard Reguant, ofrecerán una rueda de prensa de damnificados por impago el próximo lunes. No sólo se trata de gente que no cobra: a los técnicos del teatro se les ha comunicado el despido por fin de temporada y no hay ya ninguna programación anunciada en la web del teatro, con lo que la continuidad del espacio, uno de los mayores de Barcelona, con unas mil localidades, está en el aire.

Es el último episodio de la aventura de gestión teatral que inició hace dos años el grupo financiero e inmobiliario barcelonés Ethika Global, que ayer no quiso realizar declaraciones. Su proyecto pretendía devolver el esplendor al Paral•lel llenándolo de luces y grandes pantallas, pero además de no colocar esas pantallas no ha logrado el favor del público y ha protagonizado polémicas sonadas.

Las demandas se suceden, y para el sector teatral ha sido la crónica de una muerte anunciada

Y unos cuantos juicios. Lita Claver, La Maña, se despidió de los escenarios a final del 2017 en el Apolo con Un reencuentro inolvidable. Pero lo único inolvidable para ella, además de la cálida acogida del público, es que Ethika Global Real Estate debe a su equipo 92.000 euros más IVA, reconocidos por sentencia. El director del espectáculo, Ricard Ardèvol, cree que los actuales gestores del teatro son “unos estafadores profesionales. Al principio pensábamos que no entendían de teatro y había que darles una oportunidad y esperar a cobrar, pero por lo que hemos visto luego han estafado a todo el mundo, hay gente con la que han ido a conciliación y les han pagado con pagarés sin fondos. Deben a todos, IVA, Seguridad Social... Es muy fuerte que nadie haya cerrado el teatro, es increíble en un país serio. Y para La Maña anímicamente ha sido duro, era su despedida”.

Los actores de Sherlock irán a juicio el año próximo. Les deben a cada uno alrededor de 4.000 euros. Extrabajadores del teatro impulsan otra demanda. Naím Thomas, del musical Rouge, también. Para el sector teatral, es la crónica de una muerte anunciada. El Apolo vivió una larga disputa hereditaria tras la muerte del empresario Matías Colsada. Cuando se resolvió, se vendió el teatro a un inversor israelí que otorgó su gestión por 25 años a Ethika Global, que se comprometió a un alquiler anual que el sector ve inasumible en Barcelona y que rondaría los 900.000 euros. Pero además los espectáculos programados, inicialmente producciones propias que pensaban exportar, no han funcionado, a excepción de Y no quedará ninguno, versión de Diez negritos. El director artístico que Ethika Global nombró para el Apolo, Ricard Reguant, fue defenestrado en diciembre con amenaza de una querella por 500.000 euros por “gestión muy deficiente”. Entonces se aseguró que se nombraría un nuevo director, lo que no ha sucedido. La patronal teatral, Adetca, ­espera que se pueda relanzar el Apolo.

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