‘Requiem’ de W. A. Mozart: extinción y renacimiento (★★★★✩)

Crítica de ópera

Un público receptivo alabó y rugió con el coro y la orquesta del Liceu esta producción del director italiano Romeo Castellucci, con dirección musical de Giovanni Antonini

Requiem de Mozart en el Liceu, con dirección escénica de Romeo Castellucci

Requiem de Mozart en el Liceu, con dirección escénica de Romeo Castellucci

Àlex Garcia

Sensación de estupefacción, asombro, misticismo, incredulidad o escepticismo, todo esto pareció flotar en el ambiente al fin de la recreación de este espectáculo con el Requiem de Mozart como base musical y la regie escénica de Romeo Castellucci como ejercicio de estilo.

Un público receptivo alabó y rugió con el coro y la orquesta del Liceu, verdaderos protagonistas musicales de este Requiem. Una propuesta con añadidos musicales de otras obras religiosas de Mozart, en la concepción musicológica del director francés Raphael Pichon, quien estrenó esta producción con Castellucci en el Festival de Aix en 2019.

Esta versión musical de Pichon se pudo ver también en el Palau de la Música Catalana en la inauguración de temporada 2023-24, con el maestro francés y su conjunto Pygmalion. El conjunto la tiene grabada por el sello Harmonia Mundi.

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Retrato a Romeu Castellucci delante de su escenografía de 'Rèquiem' de Mozart 

Andrea Martínez

Esta vez, el Liceu se ha marcado el tanto de traer la producción de Castellucci y propiciar su ansiado debut en el teatro de las Ramblas. Un debut controvertido pero lleno de poesía, lirismo y un sentimiento de trascendencia que llega al espectador mediante imágenes conceptuales que mezcla, folklorismo, danza, simbología y las edades del ser humano, desde la muerte y desaparición del ser hasta su vuelta a la mortalidad con un nuevo nacimiento.

Una lectura casi antropológica donde el sentimiento de extinción, del arte, de las lenguas, de las ciudades y de la cultura, alertan al público sobre la finitud de la vida, la mortalidad y nuestra relación directa con la naturaleza, el tiempo y el espacio. Un contenedor existencial donde continente, la propuesta de Castellucci, y contenido, la música religiosa de Mozart, confluyen como si fuera el estallido de una galaxia.

Los solistas

La calidez tenoril de Sekgapane, contrastó con la emisión metálica de la soprano Prohasca, la humanidad de Ulivieri y la versatilidad expresiva de Viotti

Un vestuario de blanco ceremonial mayoritario, unas coreografías danzadas por bailarines profesionales y por el coro, todo ello en un relato dramatúrgico que posiciona al espectador frente a la muerte en una obra inacabada, el Requiem mozartiano, que tiene en esa imperfección no finita, un valor trascendental que recibe la propuesta de Castelluci como un bautismo artístico de innegable fuerza estética.

De nuevo la experiencia estética como mensaje-propuesta, en la línea del Liceu de les arts que persigue el director artístico Victor García de Gomar.

Musicalmente el triunfo fue de las fuerzas estables del Liceu. Por fin el coro, con dirección de su titular, Pablo Assante, lució con sofisticación en el equilibro de sus secciones, control de la expresión y un empaste coral de primera magnitud en su mejor interpretación desde la llegada del maestro argentino.

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En el foso, el italiano Giovanni Antonini, plegado a las directrices musicales marcadas por Pichon con la dramaturgia de Castellucci, supo insuflar dramatismo, incisión telúrica y levantar la colosal arquitectura mozartiana con una orquesta de sonido mórbido, teatral y perfectamente empastado con la escena y voces.

Entre los solistas, la calidez tenoril de Levy Sekgapane, contrastó con la emisión metálica de la soprano Anna Prohasca, la humanidad de Nicola Ulivieri y la versatilidad expresiva de Marina Viotti.

La mezcla sinestésica en los últimos compases de olor a tierra mojada, la antífona In paradisum, cantada con milagroso ascetismo por David González, niño voz blanca de la Escolanía de Montserrat, y un bebé balbuceando solo en medio de la escena, cerró con un black out estremecedor una propuesta llena de esperanza.

Una producción imperdible que merece más de una visión.

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