Joe Crepúsculo nunca imaginó que su “voz siniestra” y sus letras sobre “cosas extrañas” pudieran conectar con tanta gente. “Siempre vi mi proyecto como algo raro”, confiesa el músico a La Vanguardia. En una industria dominada por sonidos muy distintos al suyo –una fusión de pop electrónico, techno y disco funk– Joël Iriarte se mantiene como una rara avis, ajeno a las tendencias y fiel a su propio camino. “Nunca he sentido que la industria me dijera qué hacer, y si lo hubiera hecho, no le habría hecho caso”.
Tras casi dos décadas de carrera y sin frenar su búsqueda artística, el músico lanza Museo de las Desilusiones, su decimotercer álbum y un trabajo que afianza su autenticidad como creador. “No tengo miedo a ser yo”, reafirma Iriarte en sus letras, aunque reconoce que la música que domina hoy el panorama masivo es “limitada”. Museo de las Desilusiones reúne 12 canciones que fusionan parodia y poesía cotidiana, con la producción de Aaron Rux. Un disco que encapsula la esencia Crepúsculo en una sola premisa: “bailar y llorar”. La gira de presentación del álbum comenzó el pasado mes de diciembre en México y hará escala en Barcelona el próximo sábado 15 de febrero, con un concierto en la Sala Paral·lel 62.
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Joe Crepúsculo presenta su nuevo álbum 'Museo de las desilusiones'
¿Qué viene a aportar este nuevo disco en su carrera?
Cada disco suma algo diferente porque yo siempre estoy en un lugar distinto. Me aburro haciendo lo mismo, así que necesito cambiar. Hago música, ante todo, porque me gusta, y tengo la suerte de poder vivir de ello. Pero incluso si trabajara en otra cosa, seguiría componiendo, porque hacer canciones es algo que disfruto. Parto de premisas diferentes en cada disco, y eso hace que cada uno tenga su propia identidad. Si repitiera la misma fórmula, me aburriría muchísimo.
¿Siempre supo que viviría de la música?
Jamás, jamás. Ya llevo casi 20 años en esto, desde que empecé en 2008 o 2009, y nunca pensé que podría vivir de la música. Siempre vi mi proyecto como algo extraño. Soy una persona con una voz particular, no es una voz que guste a todo el mundo, ni que cante sobre los temas que gustan. Soy una voz siniestra, cantando de cosas extrañas. No imaginaba que pudiera llegar a tanta gente
Más 'Crepúsculo' que nunca
El músico presenta 12 canciones en su nuevo álbum, cuyo espíritu queda resumido en el tema que lo abre: ‘Bailar y llorar’
Dentro de las 12 pistas del álbum, ¿hay alguna que sea más representativa de este Museo de las Desilusiones?
Creo que la primera canción, Bailar y llorar, es el resumen perfecto del disco. Luego hay otras que me gustan mucho, como Kamikaze, una canción de Aaron Rux, que me parece de las más bonitas del álbum en cuanto a baladas y canciones románticas. Pero sin duda, Bailar y llorar representa muy bien el concepto del disco. Además, tiene una frase clave: “No tengo miedo a ser yo”. En este álbum he intentado precisamente eso, ser más yo mismo que nunca.
¿Siempre tuvo en claro quién es o hubo momentos en los que sintió que se estaba desviando de su esencia? En una industria donde a veces te dicen qué hacer, ¿ha sentido miedo a ser usted mismo?
Hace 15 años me preguntaban si Joel Crepúsculo y Joël Iriarte eran la misma persona, y yo siempre respondía que no, que uno era la figura pública y el otro era yo. Pero con el tiempo me he dado cuenta de que somos la misma persona, y cuanto más asumo eso, mejor me defino y más auténticas son las canciones que hago. Nunca he sentido que la industria me dijera qué hacer, y si lo hubiera hecho, no le habría hecho caso. Siempre he seguido mi propio camino. Además, el público que me sigue ya está acostumbrado a mis propuestas dispares, a mi manera de ser, y creo que eso es parte de la conexión que hemos construido.
¿Hay algún mensaje o intención que le gustaría que su público reciba de este trabajo?
Creo que las canciones son herramientas que cada uno puede usar como quiera. Me gusta la idea de que la gente les dé el sentido que necesiten. Hay canciones en el disco que hablan de la ausencia de seres queridos, pero si alguien las siente como canciones de desamor, me parece perfecto. Esa libertad de interpretación es parte de la magia de la música. Antes de que el disco salga lo escucho de manera enfermiza y estoy pendiente de cada detalle, pero cuando el disco sale, dejo de escucharlo. En ese momento, ya no es mío, es de todos. Y ahí ya empiezo a pensar en las siguientes canciones.
¿Nunca deja de trabajar?
Últimamente no estoy tan obsesionado como antes. Era muy estricto: me levantaba a las ocho y me ponía a hacer música. Ahora intento no ser tan así, sobre todo porque no puedo estar sacando un disco cada año y haciendo entrevistas como si fuera una novedad constante.
¿Tiene canciones que nunca verán la luz?
Sí, tengo muchísimas canciones que nunca verán la luz. Siempre intento que lo que me gusta salga, pero tengo cientos de canciones y bases que no han llegado a ser cantadas. Este último disco podría haber tenido una segunda parte solo con las canciones que se quedaron fuera, porque realmente me encantan.
“Enamorado de tu reverb”
Crepúsculo introduce en una canción la idea de sentirse atraído no por una persona, sino por todo lo que la envuelve
¿Cuál es el concepto o frase que más le gusta de las que presenta en este disco?
Me gusta mucho la idea de Enamorado de tu reverb, que es una expresión que quise aportar al día a día. Es como decir, 'oye, ¿te gusta esa persona?' y responder 'No, estoy enamorado de su reverb'. Es esa reverberación, el sonido que sigue sonando en el espacio después de un golpe, por ejemplo. Es como estar enamorado de todo lo que rodea a una persona, pero no de la persona en sí. Ese concepto me gusta mucho.
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Joe Crepúsculo
Hoy en día, pareciera que todas las herramientas para hacer música están al alcance de todos y la industria se ha democratizado muchísimo. ¿Cree que es así, o los artistas emergentes hoy en día lo tienen mucho más difícil?
Creo que es un arma de doble filo. Por un lado, tenemos una facilidad impresionante para hacer música. Cualquiera puede hacer música sin necesidad de un instrumento físico. Un joven hoy puede ponerse con su ordenador y crear producciones impresionantes, como ha hecho Bizarrap. El problema es que, aunque ahora cualquier persona puede subir su música a plataformas como Spotify, la visibilidad es otro tema. Tienes todo el acceso, pero la competencia es brutal. La cuestión es cómo llegar a la gente, cómo destacar entre miles de opciones. Si miras a los artistas más escuchados en España en 2024, casi todo se limita a un mismo estilo. Si haces un género que no esté en esa corriente, es complicado. Vivimos en una época en la que tenemos acceso a toda la música, pero lo que se escucha es muy limitado, apenas diez artistas copan el 95% de los oyentes. Lo positivo es que ahora puedes escuchar toda la discografía de Pink Floyd cuando quieras, por ejemplo.
Si miras a los artistas más escuchados en España en 2024, casi todo se limita a un mismo estilo”
¿Hay algún artista con el que le gustaría colaborar?
Pues... hay mucha gente. Si hablamos de soñar, un Bizarrap no estaría mal. Pero bueno, no creo que pase. Me gusta mucho un cantautor catalán llamado Ferran Palau. Hemos coincidido varias veces, incluso tocamos juntos en Girona, y me encantaría hacer algo con él. De hecho, coincidimos en un programa de televisión y hasta hicimos una canción juntos, pero me gustaría hacer algo más guay con él, de verdad.
Cuando mira atrás, ¿lo hace con agradecimiento, tanto por lo bueno como por lo malo? ¿O hay algo de lo que se arrepiente?
Si pudiera firmar un papel, con algún Dios o algún duende, diciendo que me quedo aquí, ni subo ni bajo, lo firmaría. Ha sido un camino de empezar de cero, de tocar para una o dos personas al principio, y ver cómo el proyecto fue creciendo poco a poco. Nadie me ha dado nada. Si mirara hacia atrás, me gustaría pensar que estoy en la mitad de mi carrera, en la mitad de mi vida, y que aún me queda mucho por hacer. Quizás me quede una etapa más adelante, donde pueda hacer algo más tranquilo y reflexivo. Algo como lo que hace la gente mayor, que se pone su traje y se va a Benidorm a tocar para los indies de su edad, que ya estarán jubilados.