La violencia de una agresión

NARRATIVA

Cómo reacciona un grupo de jóvenes y sus familias ante un hecho atroz, en una novela llena de originalidad

A

Monika Fagerholm 

Bengt Oberger

La escritura de la autora finlandesa en lengua sueca Monika Fagerholm (Helsinki, 1961) en ¿Quién mató a Bambi? , Premio de Literatura del Consejo Nórdico 2020, impacta por su potencia y riqueza. La novela de Fagerholm es un prodigio de dominio narrativo donde el lenguaje vuela en los juegos malabares a los que la autora lo somete.

Las palabras están al servicio de un relato que va y viene en el tiempo –del 2014 presente, al 2008 pasado del hecho clave de la novela, y a años anteriores–, que se expresa en una lengua plagada de expresiones en inglés –tan asimilado en los países nórdicos–, que juega con los espacios y la tipografía –cursivas, negritas, estructuras como caligramas…–, con las figuras retóricas –reiteraciones o repeticiones– y los signos ortográficos, que deja espacios en blanco y que canaliza diferentes voces, hechos, sentimientos y memoria.

El texto consigue una musicalidad que suena desde el título –está tomado de una canción de Sex Pistols y tanto en la realidad como en la ficción se refiere también a un proyecto cinematográfico–, está latente también en personajes como Angela, cantante de ópera, o en la joven Emmy con aspiraciones en el mundo del country. La voluntad de que la narración canalice adecuadamente el mensaje la expresa Gusten, de veintiséis años, ahora agente inmobiliario, que lidia con una inmensa culpa mientras prosigue su vida: “Un relato veraz presupone algo parecido a una masilla que lo mantenga todo armado”.

El propósito de este dominio no es estético –que lo es– sino que refuerza el sentido de un texto que habla de un grupo de jóvenes y de sus familias y de cómo reaccionan ante un hecho atroz que sobrevuela la narración desde el inicio, cuando se nombra, pero que será mediado el libro cuando aparezca en toda su crudeza: una brutal violación grupal.

Gusten y Nathan, amigos de infancia y cuyas madres, Angela y Annelise, también lo eran, han compartido juegos y vivencias. Ellos junto a otros dos compañeros (“el cuarteto del horror”) participarán en la salvaje agresión a Sascha, que había sido novia de Nathan y que vive en un orfanato, el mismo donde se crio Annalise, ahora una mujer influyente y poderosa.

La novela recoge cómo cada uno de ellos y su entorno atenúan –“son chicos jóvenes con toda la vida por delante”, “todos cometemos errores”…– a los agresores, mientras se olvidan de la víctima. Las familias desestructuradas, las diferencias de clase, la memoria selectiva, las heridas del abandono, la falta de cuidado y afecto o la búsqueda de reconocimiento son aspectos que sobrevuelan esta historia donde la nieve, los caminos o las viviendas poco cálidas generan un frío helador.

A diferencia de otros relatos que ponen el foco en la víctima, este lo amplía y refleja los mecanismos sociales que durante tanto tiempo y en tantos lugares han cubierto con un tupido velo el escarnio y la violencia contra las mujeres. Esta obra –adaptada también al teatro, que sintoniza con Jauría de Jordi Casanovas o con la novela Mira esa chica de Cristina Araújo Gamir– aborda la culpa, el desequilibrio mental y la búsqueda de lenguajes para canalizarlos.

Monika Fagerholm ¿Quién mató a Bambi? Traducción de Carmen Montes Cano. Nórdica 288 páginas 21,50 euros

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