El eterno encanto de Camelot

LATIDOS

La editorial Siruela recupera ‘La muerte de Arturo’ de sir Thomas Malory, la más célebre versión del ciclo de la Tabla Redonda

British actor Richard Burton (1925 - 1984) (left), English singer and actress Julie Andrews, and American singer and actor Robert Goulet sing under a spotlight on Ed Sullivan's CBS variety show 'Toast of the Town,' New York, March 19, 1961. They are in their costumes from the Broadway musical 'Camelot.' (Photo by CBS Photo Archive/Getty Images)

Richard Burton (Arturo), Julie Andrews (Ginebra) y Robert Goulet (Lanzarote) en el montaje de Broadway de ‘Camelot’

CBS Photo Archive / Getty

La editorial Siruela recupera, en exquisita edición con tapa dura, uno de los títulos más ilustres de su catálogo: La muerte de Arturo, de sir Thomas Malory. Esta extensa novela (más de 900 páginas), publicada por primera vez en Westminster en 1485 por el impresor William Caxton, constituye la versión más completa y conocida de las aventuras del famoso rey y sus caballeros de la Tabla Redonda, la corte de Camelot y la búsqueda del Santo Grial .

No solo se trata de “uno de los libros más famosos de la literatura inglesa” (en palabras de Luis Alberto de Cuenca, autor del epílogo), que se sigue leyendo estupendamente. La obra de Malory, autor de biografía poco precisa sobre la que existen variadas especulaciones, y que recopiló y refundió un ingente material escrito y oral de varios siglos, ha constituido la base principal de divulgación de las peripecias de Arturo, Ginebra, Lanzarote, Merlín, Mordred, Gawain, Morgana y tantos otros inolvidables personajes. Y es la base de la que se nutrieron para sus adaptaciones John Steinbeck y especialmente el novelista indio-británico T.H. White (1906-1964) en su serie The once and future king (traducido aquí como El rey que fue y será ).

⁄ Tras la muerte de Kennedy, el término Camelot quedó como metáfora de su joven equipo de gobierno en la Casa Blanca de los primeros años 60

La obra de White inspiró el musical de Alan Jay Lerner y Frederick Loewe Camelot, prolongado éxito en Broadway tras su estreno en 1960, con Richard Burton en el papel de Arturo y Julie Andrews como Ginebra. Poco después del asesinato de John Fitzgerald Kennedy, su viuda Jacqueline relató la afición del fallecido presidente por esta obra, cuya música gustaba de escuchar, y su proclamada identificación con los valores de la Tabla Redonda -honor, camaradería, sentido aventurero, entrega a los desvalidos- que en ella se exponían. 

El término Camelot, la capital del reino artúrico,  quedó como metáfora en estudios politológicos y para columnistas periodísticos de los años de Kennedy y su joven equipo de gobierno en la Casa Blanca de los primeros años 60. Buena muestra de como evolucionan a lo largo del tiempo y quedan ancladas en la imaginación popular ciertas obras literarias bendecidas con un poder superior de conexión con los lectores. La película realizada a partir del musical en 1967, ahora con Richard Harris y Vanessa Redgrave en los papeles principales, consolidaría su impronta.

La muerte de Arturo apareció por primera vez en traducción íntegra del inglés al castellano, a cargo de Francisco Torres Oliver, en tres volúmenes de la editorial Siruela entre 1985 y 1988. Disfrutó de varias reimpresiones e incorporó un prólogo de Carlos García Gual. Forma parte de uno de los hitos editoriales de la España democrática, la Selección de Lecturas Medievales impulsada por el fundador del sello, Jacobo Fitz-James Stuart, conde de Siruela. Aficionado a la literatura artúrica a través de las versiones de Martín de Riquer, Siruela había constatado en sus viajes por Europa la abundancia de obras medievales de calidad no traducidas y se puso manos a la obra.

 “Frente al culto supersticioso de la actualidad como valor omnipresente, extendido y alimentado por los medios de comunicación, se trataba de lo opuesto, un ejercicio de memoria que arroja nuevos significados sobre nuestro mundo cultural, y lo enriquece”, explicaba. 

En aquellos primeros años 80, lo medieval estaba de moda, tras el éxito de El nombre de la rosa de Umberto Eco. Y títulos como Sir Gawain y el caballero verde, Melusina, Vida de Merlín o Erec y Enid, muy cuidadosamente editados, hicieron de estas “Selecciones” una referencia europea .

Jacobo Siruela vendió en el año 2004 su editorial a Ofelia Grande, que ha sabido mantener un buen nivel, plasmado en obras de historia cultural que incluyen superventas imprevistos: el más reciente, El infinito en un junco, de Irene Vallejo. 

El aristócrata madrileño, por su parte, puso en marcha desde su retiro ampurdanés la editorial Atalanta, que dirige junto con Inka Martí. Entre sus autores figura el mitólogo Joseph Campbell, cuya obra completa recuperan y del que publican ahora, con el número 164 de su catálogo, el libro de conversaciones Mito y sentido. Precisamente en un pasaje de este volumen Campbell se refiere al ciclo artúrico como “la mitología clave del mundo europeo”. De una editorial a otra, el espíritu de Camelot sigue vigente.

Cubierta de la más reciente edición de 'La muerte de Arturo'

Cubierta de la más reciente edición de 'La muerte de Arturo'

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