Kavafis: resurgimiento de un poeta oculto

Nueva traducción

La editorial Flâneur publica una edición íntegra en catalán de la poesía de Konstandinos P. Kavafis. El autor de la traducción nos descubre la nueva lectura del gran poeta de Alejandría, apasionado y excéntrico, a partir de textos inéditos, incluidos los de contenido homoerótico

kavafis

 

Ilustración: Oriol Malet

En el año 1894, un equipo de arqueólogos franceses descubría cerca del templo de Apolo, en Delfos, una espléndida estatua de Antínoo, el amante del emperador Adriano, ahogado en extrañas circunstancias en las aguas del Nilo en torno al año 130 d.C. Konstandinos P. Kavafis sintió una viva atracción por este chico, muerto en la flor de la edad –el tema, por otra parte, es muy kavafiano-, hasta el punto de que, durante el primer viaje que realizó a Atenas en el año 1901 en compañía de su hermano Alexandre, solo cita el busto de este malogrado joven en la página de su diario correspondiente a la visita al Museo Arqueológico de la capital griega: “Hoy por la mañana hemos ido al Museo Arqueológico, muy bonito. Especialmente bello me pareció el busto de Antínoo”. 

Este hecho justificaría, por sí solo, la elección de la fotografía que muestra el descubrimiento de esta estatua para ilustrar el primer volumen –que reúne los 154 poemas canónicos– de la nueva versión íntegra en catalán de la poesía de Kavafis que verá la luz en los próximos días, pero hay otro detalle que no tendría que pasar desapercibido al lector: al igual que la estatua parece emerger de las entrañas de la tierra, esta nueva versión –que se complementa con un segundo volumen que reúne los poemas reservados, los rehusados, los inacabados, los poemas en prosa y un par de narraciones– emerge también de un fondo hasta hace pocos años inaccesible a los investigadores: el de los papeles del poeta, encerrados a cal y canto hasta su adquisición por la Fundación Onasis hace ahora diez años.

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Descubrimiento del la estatua de Antínoo –amante del emperador Adriano–, personaje por el que Kavafis sintió especial atracción 

© EFA

Como ya se ha dicho más de una vez, no hay mejor guía para entender el funcionamiento interno del fenómeno poético que los papeles de un escritor. En el caso de Kavafis, esta afirmación es especialmente cierta. De él se explica un montón de anécdotas que nos lo presentan como un hombre y, sobre todo, como un poeta extremadamente escrupuloso. No puedo evitar la tentación de referir aquí una muy ilustrativa: el día que decidía comer pollo, enviaba a su sirviente egipcio al mercado y le hacía llevar a su oficina el mejor pollo que pudiera encontrar (naturalmente, vivo), que examinaba con atención. Si no cumplía sus expectativas, la operación se repetía tantas veces como fuera necesario hasta encontrar el ave que mereciera acabar en su plato. 

El lector me perdonará este excurso, tan poco poético, pero creo que sirve a la perfección para dibujar, ni que sea de manera aproximada, el talante de Kavafis, que a menudo rondaba la excentricidad. Entenderemos, pues, que una persona así revisara sus poemas hasta la extenuación y que no aceptara nunca el ofrecimiento de publicar su obra completa en formato de libro, incluso cuando la propuesta le venía del extranjero y de amigos queridos, como el escritor inglés E.M. Forster, que se había ofrecido como traductor suyo a la lengua de Shakespeare.

Así, el editio princeps de toda su poesía reconocida –que hasta aquel momento había aparecido solo en hojas sueltas o de forma muy esporádica en revistas sobre todo alejandrinas, atenienses y constantinopolitanas– se hizo esperar hasta 1935 (cuando el poeta ya hacía dos años que había muerto), y estuvo a cargo de sus albaceas, Alekos y Rika Sengópulos, los vecinos y amigos que lo cuidaron en la fase final de la enfermedad que lo llevaría a la tumba el mismo día que cumplía setenta años, la madrugada del 29 de abril de 1933. 

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Konstandinos P. Kavafis 

© Archivo Kavafis, Fundación Onassis, Atenas

El archivo del poeta, pues, se nos revela como una cantera inagotable, que ilustra aquello que él mismo dijo en el poema Oculto, que, como indica el título, apareció escondido en un cajón de su archivo: “es solo por los actos más imperceptibles, / por los escritos más secretos, / que me conocerán tal como soy”. Todo este riquísimo material (en buena parte inédito) constituye la base de esta nueva versión en catalán de la poesía completa de Kavafis y permite al lector seguir el rastro de muchos poemas, muchos años antes de su publicación, en papeles sueltos, así como descubrir composiciones nuevas y comentarios del propio poeta sobre poemas ya conocidos que nos revelan su intención última en el momento de escribirlos.

Muchos de estos textos nuevos son de contenido erótico y tenemos que suponer que el poeta los acabó desestimando al considerar que excedían los estrechos límites morales de la sociedad de su tiempo. Algunos no dejaron ningún rastro, excepto la hoja en la cual fueron copiados y que se ha conservado en su archivo, a veces tachado con una gran aspa y precedido de una nota que desaconsejaba la publicación. Otros, en cambio, años después sirvieron de esbozo a poemas conocidos, aunque mucho menos atrevidos, en términos morales, haciendo válida una frase del propio poeta, localizada también en su archivo, según la cual “la luz de un nuevo poema atraviesa suavemente la penumbra de otro de más antiguo (luz en uno, penumbra en otro, pero nunca al azar, sino de acuerdo siempre con una muy esmerada economía poética)”. 

Este es el caso, por ejemplo, de El cotxe tancat (1907), Mig embriac (1913) y Estima’l més (1915), algunos versos de los cuales reencontraremos en poemas eróticos posteriores y menos explícitos eróticamente hablando, pero que, en su conjunto, son inéditos y que reproducimos con este artículo por primera vez en catalán. Son, al fin y al cabo, un buen ejemplo del equilibrio que intentó mantener el poeta durante toda su vida entre dos simplégades: el puritanismo de su sociedad y “unas camas que tilda de depravadas la moral corriente”, como dice él mismo en el poema En un libro viejo.

⁄ La visión desinhibida del amor entre hombres lo convirtió en un precursor del cambio

No menos interesantes son los comentarios (en griego o en inglés) que hace a poemas suyos y que se han conservado redactados normalmente con una letra tan apremiada y llena de abreviaturas que a veces resulta casi ininteligible pero que tienen un interés enorme para conocer el sentido último de muchas de sus composiciones. He aquí un par de ejemplos:

Junto al manuscrito del poema Al plaer, de solo cuatro versos, apareció una nota, en inglés, que reproduzco acto seguido en versión catalana junto con el poema:

“ Joia i perfum de la meva vida ha estat el record de les hores / en què vaig gaudir del plaer i el vaig fer meu, tal com volia. / Joia i perfum de la meva vida ha estat aquest record per a mi, / que he detestat sempre el goig dels amors rutinaris.”

“[El poema] no es refereix a tots els tipus d’amor, sinó només als amors rutinaris. Aquí el mot plaer equival a voluptat”.

Una de las composiciones más conocidas de Kavafis es Un vell [Un viejo], precisamente por haber sido musicada en una versión muy libre por Lluís Llach (junto con Ítaca) con el nuevo título de A la taverna del mar e incluida en la cara B de su LP Campanades a morts (1977). En pocos poemas la contraposición entre la lascivia –motor de la mayoría de obras literarias, según el poeta– y la decrepitud física –una de sus grandes obsesiones– alcanza una fuerza mayor y más turbadora. Por si hubiera alguna duda en la interpretación del poema, Kavafis, en una nota inédita de su archivo, es muy explícito: “Un joven, ante situaciones de desprecio, tiene la esperanza de liberarse, de poder actuar para sobreponerse, si las condiciones se le muestran favorables. Pero un viejo no tiene abierta esta puerta, y por eso mismo tiene que soportar resignadamente estas situaciones, porque, si se opone, corre el peligro de empeorar las cosas y que el desprecio sea todavía más grande [...]. Un joven en la cama con otro joven es una cosa bonita, pero un viejo tiene algo repugnante [...]. Algunas cosas las pueden decir los jóvenes, pero no los viejos. Quizá eso también pasa al revés, pero es normal que el viejo piense [...] en todo aquello que le falta”.

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Notas manuscritas del poeta referidas al poema 'Un vell' (Un viejo) 

© Archivo Kavafis, Fundación Onassis, Atenas

Todo este material nuevo y una versión por primera vez íntegra de la poesía del alejandrino en un catalán que se afana por rehuir “el estilo gótico, frigorificado, preciosista y sin microbios de los noucentistas” del cual hablaba Pla y que ha inspirado buena parte de las traducciones precedentes, brinda una oportunidad única al lector catalán para leer o releer a un poeta que no deja de ser uno de los grandes entre los grandes. Su evocación del pasado, tanto íntimo como histórico –que se concreta en dos temas específicos: el erotismo y las actitudes morales que tienen una validez universal–, ha influido de manera decisiva en la lírica europea de la segunda mitad del siglo XX (y se ha convertido en crucial para la poesía catalana a partir de 1960). En poetas como Gabriel Farrater, Maria Àngels Anglada, Joan Margarit, Francesc Parcerisas, Manuel Forcano, Enric Sòria o Jordi Julià su influencia es perfectamente reconocible.

⁄ “Es solo por los actos más imperceptibles, / por los escritos más secretos, / que me conocerán tal como soy”, escribió al poeta

Pero eso no es todo. Desde un piso que hoy nos parecería démodé, sin luz eléctrica y lleno de muebles y trastos de otros tiempos, Kavafis reflexionó sobre los grandes problemas humanos y se mostró como un hombre adelantado a su época, de una manera parecida a los protagonistas de su poema Los sabios perciben aquello que se acerca (1915), a quienes “llega el rumor secreto de los hechos que se acercan”. Su oposición a la pena de muerte o al llamado darwinismo social –que defendía el derecho de supremacía del fuerte sobre el débil– y la visión tan moderna y desinhibida que tenía del amor entre hombres –que lo convirtió en un precursor del cambio de perspectiva en la consideración médica, social y literaria de la homosexualidad– le dan de pleno derecho la categoría de clásico, de poeta ultramoderno, de poeta de las generaciones futuras como, al fin y al cabo, él mismo se había definido en alguna ocasión.

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