Juan Villoro: memoria, emoción e imaginación
CULTURA/S
El narrador y cronista recupera la figura de su padre, destacado filósofo mexicano nacido en Barcelona, respetado por su rigor intelectual y ético
Hijo del prestigioso filósofo Luis Villoro y de la psicoanalista Estela Ruiz Milán, y hermano de la poeta Carmen, Juan Villoro nació en Ciudad de México en 1956. Licenciado en Sociología, de 1981 a 1984 fue agregado cultural en la Embajada de México en Berlín Oriental. México y Ciudad de México están siempre presente en su obra.
Agudo y ameno cronista, narrador y dramaturgo, tiene mucho en común con Carlos Monsiváis y, sobre todo, con Vázquez Montalbán. También él es, como lo fue su padre, hincha del F.C. Barcelona, y en 2006 le fue concedido el Premio Internacional de Periodismo Manuel Vázquez Montalbán por su libro Dios es redondo . Junto al fútbol, le interesa especialmente el cine y el rock. Como cronista es autor, entre otros, de Palmeras de la brisa rápida. Un viaje a Yucatán (1989) y El vértigo horizontal (2019). Como novelista, de El disparo de argón (1991), Materia dispuesta (1997), recientemente reeditado por Almadía, El testigo (2004) o Arrecife (2012). La novela juvenil El libro salvaje (2008), ha conocido varias reediciones. Entre sus libros de cuentos, cabe señalar La alcoba dormida (1992) y La casa pierde (1999). Y como ensayista, Efectos personales (2001) y La utilidad del deseo (2017)
⁄ El filósofo Luis Villoro simpatizó con los zapatistas y llegó a ser amigo del subcomandante Marcos
La figura del mundo es al mismo tiempo autobiografía y, sobre todo, una biografía sobre su padre, Luis Villoro, nacido en Barcelona, una figura muy respetada por su rigor intelectual y por su actitud ética. Si bien ya ha aparecido a lo largo del libro, su madre adquiere especial protagonismo en el epílogo o apéndice. Juan Villoro nos habla “del desorden emocional que destruye a los hijos de los creadores”. En el hábil y ameno cronista hay ahora una intensidad nueva, especialmente poderosa. El autor nos dice que “éste no es un libro sobre un filósofo, sino sobre un padre”.
La dureza no debe confundirse con rencor, sino como un verdadero homenaje al mostrarnos el aspecto más humano, con todas sus debilidades, en un hombre reservado, incapaz de expresar sus sentimientos. Se nos hace así más cercano y más admirable. El hijo no juzga a su padre ni trata de desacreditarlo, sino que trata de entenderlo: “ Este libro procura contar la singularidad de mi padre desde la normalidad que tuvo para sus hijos”, y “mi padre es un buen tema para un escritor que prefiere escribir lo que ignora”. Y es así como el biógrafo se convierte en narrador.
La figura del mundo nos atrae como si estuviésemos leyendo una novela guiada por la autenticidad. Autenticidad que se ve resaltada por la presencia del propio Villoro, que nos habla de su tristeza de niño, sonámbulo a los doce años, de su gordura que lo volvía impopular, de su tendencia al llanto, tan mal vista en una sociedad como la mexicana, de como ha vivido rodeado de varias formas de neurosis y, por supuesto, de cómo le afectó el divorcio de sus padres.
Todo esto está enmarcado dentro de los acontecimientos históricos y sociales tan presentes siempre en la obra de Villoro, y para los que la memoria y la imaginación son las únicas escapatorias. Luis Villoro simpatizó con los zapatistas y llegó a ser amigo del subcomandante Marcos. Los hechos del 68, tan bien reflejados en el canónico La noche de Tlatelolco , de Elena Poniatowska, ocupan una parte destacada del libro. Junto a la brutalidad del presidente Díaz Ordaz está el oportunismo tramposo de Luis Echeverría. Y no podemos olvidar que Luis Villoro llegó a ser mexicano pero nunca dejó de ser un exiliado.
La figura del mundo no sólo es altamente recomendable para los amantes de la biografía sino también para los que gusten de un buen relato, intenso y ameno.
Juan Villoro La figura del mundo. Random House. 272 páginas. 21,90 euros