Imperios, renos, “magos”, pistoleros, magnates, estrellas amenazadoras, la India del siglo XIV, la Florencia del XVI, la guerra de Indochina y la de Ucrania, y mucho más. En el ancho mundo de la literatura cabemos todos.
Probablemente no haya mejor manera de empezar esta celebración de la literatura que llega cada 23 de abril que encomendándose a un símbolo de su invulnerabilidad. El renacido Salman Rushdie homenajea al poder de las historias para explicarnos, unirnos y trascendernos en su última novela, Ciudad Victoria (Random House ), crónica del auge y caída del imperio de Bisnaga, entre los siglos XIV y XVII, donde se citan la épica, la fantasía y el realismo mágico.
Lo que hace Pierre Lemaitre en El ancho mundo / El gran món (Salamandra / Bromera) es otra forma de agradecer la capacidad de evasión de la lectura al trasplantarnos al Beirut, Saigón y París de 1948 para, siguiendo los destinos del clan familiar de los Pelletier, permitirnos vivir infinidad de peripecias, conflictos e historias de amor en una confesa traslación de los mecanismos del folletín a escenarios contemporáneos.
Pese a las turbulencias que atraviesan los miembros de la tribu de Lemaitre, es probable que Lucrezia, tercera hija del gran duque Cosimo de Medici, se cambiara por uno de ellos tras verse forzada a contraer matrimonio sin haber abandonado aún la niñez en las páginas de El retrato de casada / El retrat de matrimoni (Libros del Asteroide /L’Altra ). Estamos en la Florencia del siglo XVI, y como a los mandos se encuentra la gran Maggie O’Farrell, estamos también en el terreno de la introspección psicológica y de la emoción cortadas en las láminas más finas imaginables.
Éric Vuillard ha ejemplificado como pocos autores en los últimos años la idea de que sin la mirada del novelista el relato histórico queda fatalmente incompleto. Tras abrir nuevas capas de significado a episodios como el nazismo o la Revolución Francesa, ahora lanza sus redes sobre la guerra de Indochina en Una salida honrosa/Una sortida honorable (Tusquets / Edicions 62 ) para redimensionarla a partir de unos pocos personajes y momentos que consigue hacer estallar con su prosa escalpelo.
Turno ahora de viajar a lugares remotos, de explorar una naturaleza tan bella como inclemente, de pasar frío y de que nos encoja un poco el corazón. En Ventisca (Nórdica ), Premio de las Librerías de Francia, la escritora Marie Vingtras nos asola con una tormenta de nieve que provoca que se pierda el rastro de un niño en un pueblecito de Alaska. Varios implicados en su búsqueda convertirán la experiencia en un proceso de autoanálisis sin paños calientes.
Verdades también incómodas enfrenta Ann-Hélen Laestadius en Robo / Robatori (Navona), un retrato de los estragos que padece la cultura sami a través de los ojos de una niña perteneciente a una familia de pastores de renos. Libro del Año en Suecia que pone de relieve la fragilidad de esta minoría indígena.
Y no asociaríamos de inmediato la campiña inglesa con la lucha diaria por la supervivencia pero esta es precisamente la imagen que nos dibuja Claire Fuller en Tierra inestable / Terra inestable (Impedimenta / Les Hores , ganadora del Costa Novel Award. Dos mellizos que han vivido aislados y en régimen autárquico deberán reaprenderlo todo al morir su madre si quieren abrirse camino por el despiadado mundo de ahí fuera.
Que este planeta nuestro puede ser un lugar inhóspito queda patente día tras día con la guerra de Ucrania, país que tiene en El orfanato (Galaxia Gutenberg ) de Zhadan Serhiy una de las novelas que mejor han retratado sus convulsiones recientes. Tras la invasión rusa de la región de Donbass en el 2014, un maestro emprenderá una odisea por localizar a su sobrino, atrapado en un orfanato al otro lado del frente.
Desde una propuesta muy diferente, Giuliano da Empoli nos invita a profundizar en el conocimiento del coloso ruso en El mago del Kremlin / El mag del Kremlin (Seix Barral / Edicions 62 ), apodo que recibe un productor de reality shows y asesor de Putin que al explicarnos su desaforada vida nos ofrece claves sobre la política, la sociedad y el carácter rusos de las últimas décadas.
Subamos a la superficie a por algo de aire. Todo está dicho sobre las relaciones humanas pero siempre hay obras que parecen encontrar una forma personal de abordarlas. Es el caso de la sueca Ia Genberg en Los detalles / Els detalls (Gatopardo Ediciones / Empúries ), donde la narradora mira atrás a cuatro personas que marcaron su juventud –vínculos de pareja, amistad y familia– y que construyeron buena parte de su identidad, y de la americana Gabrielle Zevin, paradójicamente capaz en Mañana, y mañana, y mañana / Demà, i demà, i demà (ADN de Novelas / Periscopi ) de estremecernos con una visión multifacética del amor en un contexto de realidad virtual y videojuegos.
Y un trío de títulos que abren caminos dentro de la literatura de género. Quienes encorseten a Karl Ove Knausgaard en la autoficción impúdica hallarán un severo correctivo en su abrazo al terror metafísico de La estrella de la mañana (Anagrama ), donde un misterioso astro provocará fenómenos inquietantes y abrirá las turbias compuertas interiores de un conjunto de personajes. Lo que Deepti Kapoor ha hecho con la novela social y el thriller en La Edad del Vicio (Alfaguara ) es meterlas en una coctelera, prenderles fuego y lanzarlas por un barranco. Dos clanes mafiosos, un hijo díscolo, un sirviente feroz y una periodista insensata nos aceleran el corazón en una India sin corazón.
A los que se pensaban que el western crepuscular era coto exclusivo del cine, del cine, Valerio Evangelisti les responde con cuatrocientas páginas de pura dinamita en Antracita (Hoja de Lata), retrato de los revueltos condados mineros de Pensilvania en 1875 con un inolvidable justiciero dirigiendo la función: Pantera, un pistolero mexicano, santero y mercenario. El lado oscuro del capital en la edificación de los modernos Estados Unidos también forma parte de Fortuna (Anagrama / Periscopi), de Hernán Díaz, que parte de una novela sobre un magnate de los años 20 para conducirnos por laberintos metaficcionales y juegos narrativos que dilatan las pupilas.