El excéntrico artista conocido como 'Bébé'

CULTURA/S

Sofisticado y original en sus creaciones y su vida personal, el diseñador y pintor Christian Bérard hizo suyo el espíritu del París de entreguerras

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Christian Bérard en el decorado que creó para 'Las criadas' de Jean Genet en 1947 

Studio Lipnitzki

“Todo su trabajo, incluso el más trivial, estuvo impregnado siempre por el vuelo de la genialidad”. En uno de los capítulos de su libro Los espejos de la moda , el fotógrafo Cecil Beaton ahonda en la figura de Christian Bérard, creador omnipresente en ese periodo de la escena cultural europea –señalada por la hegemonía de París– que recorre la década de los veinte hasta los primeros años de la posguerra. Pintor, decorador teatral y de ballet, diseñador de vestuario, ilustrador de moda, interiorista, la proyección artística de Christian Bérard (1902-1949) o Bébé , como le llamaban por su rostro infantil, se expande en una serie de territorios en ese paisaje abrupto señalado por las vanguardias de los años treinta, los diferentes escenarios artísticos del París de entreguerras, el universo efímero y sofisticado de la moda y sus agentes. 

Una promiscuidad estilística donde Bérard ejerce de creador excéntrico, tanto por sus realizaciones artísticas como por sus hábitos domésticos, adicción al opio o su costumbre de residir en hoteles de tercera, donde recibe a sus invitados acostado en la cama de un pequeño cuchitril. Entre sus contemporáneos, amigos, colaboradores y mecenas y un índice onomástico donde figuran Coco Chanel, Jean Genet, Gertrude Stein, Salvador Dalí, Jean Cocteau, Boris Kochno, amante y sucesor de Dhiaghilev en la dirección de Los Ballets Rusos, o la pareja de mecenas Charles y Marie Laure Noailles.

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Christian Bérard: 'Le joueur de flûte', 1935 

NMNM

Sobre este gran fresco social y artístico de la primera mitad del siglo XX se levanta la exposición Christian Bérard. Excentrique Bébé que redescubre la figura de un creador que resta invisible. Como señala la historiadora de arte, Tirza T. Latimer en el catálogo de la muestra, “el modernismo excéntrico” de Bérard exige una relectura inclusiva de su obra, que al igual que otros artistas ha quedado marginada en la historia oficial”. 

Desde esta voluntad de reparación y carácter interdisciplinar que puntúa su trayectoria, la exposición visualiza un diálogo entre la pintura, las escenografías y vestuarios para el teatro, el ballet y el cine, la moda y la decoración de interiores, devolviendo el universo de fantasía y la complejidad de una aventura profesional construida en colaboración con creadores de diferentes disciplinas que señalaron un periodo decisivo de la vida artística de los años 30 y 40 del pasado siglo XX.

Bérard ejerció de creador extravagante,  con su adicción al opio o su costumbre de residir en hoteles de tercera, donde recibía a sus invitados acostado en la cama de un pequeño cuchitril

Como indica Celia Bernasconi, comisaria de la exposición, “hay dos personajes, el poeta Jean Cocteau, amigo y protector, y el director artístico de los Ballets Rusos, Boris Kochno, que tanto desde el punto de vista íntimo como profesional son fundamentales en la vida de Bérard”. Exiliado de la Rusia revolucionaria, Kochno se convertirá en la mano de derecha de Serge Diaghilev, el director de los legendarios Ballets Rusos. Su encuentro con Christian Bérard será decisivo. A la atracción física se suma el reconocimiento creativo. Juntos producen una serie de ballets, Bérard , escenografía y vestuario, y Georges Balanchine en la creación coreográfica, que continúan la leyenda iniciada por Diaghilev. 

Para Bérard se abre un mundo hasta ahora desconocido de aristócratas mecenas que solicitan sus servicios artísticos, ya sean cuadros de espíritu renacentista para adornar para adornar su salón, una colección de retratos familiares o la decoración de algunos de sus chateaux . La pareja Bérard-Kochno animará también algunos de los bailes de máscaras que señalan cada temporada el París más mundano. Para una de las fiestas Bérard aparece disfrazado de Caperucita Roja mientras Kochno se convierte en su Lobo feroz. Los diseños llenos de fantasía de Bérard centellean en ese mundo efímero de máscaras y disfraces.

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Interior de la exposición en Mónaco 

Andrea Rossetti /NMNM

Su encuentro con Jean Cocteau, la otra figura clave de su vida, le abre una nueva vía de experimentación: el campo teatral. La creatividad de Bérard irrumpe con fuerza en la dramaturgia del poeta en una serie de montajes a lo largo de los años treinta. La colaboración entre ambos alcanza su cima en la adaptación a la pantalla de La Bella y la Bestia. La huella de Bérard en la dirección artística de la película será determinante en la magia y belleza plástica de la obra. La dedicación a eso que algunos llaman artes menores en detrimento de su primera vocación pictórica será a menudo objeto de críticas. Para Bérard constituye una fuente importante de ingresos. 

Sus ilustraciones de moda para revistas como Harper’s Bazaar y Vogue iluminadas con sus audaces combinaciones de color crean escuela. El lanzamiento del llamado New Look de Christian Dior en 1947 encontrará en sus diseños su mejor proyección gráfica. El 12 de febrero de 1949 durante la presentación de unos decorados al Teatro Marigny de París muere a causa de un derrame cerebral.

Christian Bérard, Excentrique Bébé

Nouveau Musée National de Monaco, VILLA PALOMA, Mónaco. www. nmnm.mc. Hasta el 16 de octubre

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