La figura de Nosferatu ha fascinado a Robert Eggers desde su más tierna infancia, cuando descubrió el clásico de F.W. Murnau con tan solo nueve años. El director de títulos como La bruja o El hombre del Norte , se quedó prendado de la interpretación de Max Schreck, sobre todo de su forma de moverse y el diseño de maquillaje. Incluso creó su propia versión teatral en la que él mismo encarnaba al conde Orlok. Han pasado muchos años pero al fin ha podido hacer realidad su proyecto soñado de llevar al cine su propia versión del mítico vampiro basado a su vez en Drácula de Bram Stoker. En esta ocasión del aterrador vampiro se hace cargo Bill Skarsgård, que cada día debía someterse a seis horas de maquillaje para ofrecer un aspecto demacrado en el que sorprende su bigote y su voz grave.
Bill Skarsgård suma un nuevo monstruo a su carrera con ‘Nosferatu’
Es un vampiro de uñas extra largas conectado con la tumba que manipula en sueños a la joven Ellen, a la que da vida Lily-Rose Depp en un papel exigente que la hija de Johnny resuelve con una entrega absoluta, entre convulsiones, desmayos y echando exabruptos como la niña de El exorcista . La actriz es de lo mejor de una versión en la que también destaca la opresiva e inquietante atmósfera gótica de la ciudad de Wisburg de 1838 que debe hacer frente a una plaga de peste y ratas.
Lily-Rose Depp es lo mejor de un filme de inquietante ambientación gótica
Ellen presagia que su marido Thomas (Nicholas Hoult), agente inmobiliario, corre peligro en su viaje a los Cárpatos en busca de la firma del conde Orlok para concretar la compra de una mansión en ruinas en Alemania. Razón no le falta. El joven se topa con un tipo misterioso y aterrador y en su periplo para ayudar a su esposa de las garras sonámbulas del conde, conoce al profesor Albin Eberhart Von Franz (Willem Dafoe), que ha visto cosas “que harían a Isaac Newton volver al vientre de su madre”.
Fotograma de la película
Una de las escenas que ponen los pelos de punta es el uso de 2.000 ratas de verdad para recrear el declive de la ciudad donde residen los protagonistas. El príncipe de las tinieblas, en su objetivo de poseer a Ellen, se lanza a acabar con las personas de su entorno, como la familia Harding, encabezada por el patriarca Aaron Taylor-Johnson.
Lee tambiénEl extraño caso de Nosferatu y Murnau
En esta nueva Nosferatu , el director impregna de sangre y algunos momentos gore la pantalla. Nada del romanticismo del Drácula de Gary Oldman para Coppola, cinta que le ha servido asimismo de inspiración. Aquí, Orlok es un auténtico monstruo, una bestia sin freno y Ellen ejerce de Bella con gran poder de sacrificio a la vez que invoca el abrazo de la oscuridad entre gemidos orgásmicos.
Eggers realiza su carta de amor a la cinta original desplegando un abanico de pesadillas y fantasías y la jugada es interesante a nivel visual. Sin embargo, en su empeño, no alcanza ni por asomo a sus predecesoras. El Nosferatu de Murnau sigue poniendo el listón demasiado alto más de un siglo después.
