El actor Secun de la Rosa (Barcelona, 1969) se estrena por todo lo alto como director de cine con El Cover, una comedia musical con toques de drama protagonizada por Álex Monner y Marina Salas que inaugura hoy la 24ª edición del Festival de Málaga. Ambientada en Benidorm, la película narra la historia de Dani, un joven que ha heredado de su familia el amor por la música y también el miedo al fracaso, así que prefiere trabajar de camarero antes que malvivir de su sueño, como hicieron sus padres. Cuando un verano conoce a Sandra (Salas), una chica que se gana la vida imitando a Adele, descubrirá la lucha de los cantantes anónimos y sus objetivos tomarán otro camino. De la Rosa no podrá asistir al certamen por motivos de salud, pero ha querido compartir en una entrevista por escrito con La Vanguardia la experiencia que ha supuesto la creación de su ópera prima.
¿Qué significa para usted que su primera película haya sido elegida para inaugurar el festival de Málaga?
Después de lo difícil que ha sido el proceso de El Cover, al estar rodando una película con música en directo, de noche, en la zona de bares de Benidorm... Una peli muy justita en tiempos y con mucho esfuerzo para conseguir las canciones, hacer las versiones... Que a una película así nos pillara la pandemia fue complicado. Con el tiempo, pudimos terminarla, y aunque hubo grandes renuncias, el milagro es que la película está viva y mantiene su esencia. Ha sido un gran aprendizaje y no solo a nivel profesional, porque la pandemia nos afectó a todos y mucha gente lo ha pasado muy mal. Por eso vivo su estreno en el Festival de Málaga, en la gala inaugural, con mucha alegría y muy emocionado. Por la generosidad del equipo del Festival, que ha sabido ver los chispazos especiales de la película, y por el esfuerzo de todos los que han hecho posible que la película se termine.
Nos pilló la pandemia y, con el tiempo, pudimos terminarla. Aunque hubo grandes renuncias, el milagro es que la película está viva y mantiene su esencia
¿Cómo le afectó el obligado parón? ¿Alguna vez pensó en tirar la toalla?
Ocurrió la pandemia y lo duro de asimilar y lo triste fueron las consecuencias. El hotel donde rodábamos dejó de funcionar, los bares desaparecieron, de la noche a la mañana tuvimos que volvernos a nuestras ciudades para confinarnos... Ese corte fue triste. Durante el confinamiento me llegaban noticias de gente del equipo que tenía otros proyectos y no podía continuar, de gente de fuera que no podría volver, había toda una trama con gente mayor, con mi querido Juan Diego, todo era miedo e incertidumbre... Por muchos motivos era desolador, pero yo nunca pensé en tirar la toalla. Pensaba en el esfuerzo de los que se quedaban. Afortunadamente Kiko y su productora hicieron todo lo posible por terminarla. El milagro ha sido terminarla y, pese a las grandes renuncias, que se mantenga la esencia de la película. Ese ha sido mi gran aprendizaje.
Durante el confinamiento, los primeros días sufría mucho por no poder terminarla, pero en cuanto me serené me di cuenta de que muchísima gente lo estaba pasando peor que yo. Está siendo muy duro para todos.
También es el autor del guión. ¿Cómo surgió la idea de hacer un musical?
Llevo muchos años compaginando mi carrera de actor con mi compañía de teatro, donde escribo y dirijo mis piezas teatrales.
Me interesa mucho escribir sobre las relaciones familiares, las herencias, los héroes anónimos, el arte, la lucha del día a día... Y en mis últimas obras la música en vivo había cobrado mucho protagonismo. Hablando con cantantes, músicos, apareció el tema de sobrevivir haciendo covers. Poco después descubrí cómo muchos cantantes se ganaban la vida en lo que se llama la zona inglesa de Benidorm, donde no sólo hacen covers sino que viven como el cantante al que imitan. Grandes artistas que no han tenido lo que se conoce como éxito. Toda esa mezcla encajaba perfectamente en mi deseo de escribir sobre el éxito y el fracaso, el arte, los miedos, qué hacemos con lo que vemos...
Me interesa mucho escribir sobre las relaciones familiares, las herencias, los héroes anónimos, el arte, la lucha del día a día..
¿Cuál ha sido su experiencia personal con el miedo?
Desde siempre me he enfrentado al miedo. Crecí en Nou Barris. Mi infancia es caminar con miedo por un descampado para llegar al cole entre navajeros y yonquis. Y luego en ese cole, evitar a los que te agredían y a los “matones” por ser diferente. He tenido miedo en el barrio, he tenido el miedo de adolescente sin herramientas y el miedo al futuro. Y tuve mucho miedo cuando sin dinero y con 18 años me puse a estudiar teatro, sin casi saber lo que era eso. Recuerdo que en las clases de teatro me levantaba por la mañana con ese miedo a salir a escena. Casi vomitaba, porque me asustaba hasta entrar por la puerta y hacer amigos. Pero cuando llegaba el momento sabía que tenía que enfrentarme, salir al escenario y aunque me bloqueara o me saliera mal, que Cristina Rota, mi profesora, me ayudara. Siempre he tenido miedos, mucho más que estos, pero por algún motivo siempre he sido muy cabezón y he confiado en la capacidad de aprender.
Recuerdo que en las clases de teatro me levantaba por la mañana con ese miedo a salir a escena. Casi vomitaba, porque me asustaba hasta entrar por la puerta y hacer amigos
¿Siempre tuvo en mente a Àlex Monner como Dani? Descubrimos una nueva faceta suya, y también se lucen las voces de Marina Salas y Carolina Yuste
Siempre tuve en mente a Àlex y a Marina. Àlex me costó mucho, porque no estaba en España, no tiene whatsapp, y me relacioné durante meses con su encantadora representante, hasta que por fin se leyó la historia y nos conocimos. Al final se vino a vivir a mi casa y ha sido tal y como yo pensaba. Un actor excepcional. A Marina la conocí en un proyecto de teatro que finalmente no salió y me quedé prendado de ella. ¡Tenía que trabajar con ella! El cuarteto Lander, Carolina, Marina y Àlex es una maravilla. Todos los actores que hay en la película me parecen increíbles. Son lo que me gusta de un actor: pueden hacer comedia, emocionar, bajar a las tripas, siempre desde la verdad, pero con fuerza, sin trampa. Y como diría un buen publicista: “¡Además cantan!”
La película está dedicada a todos los músicos y sobre todo a los covers, a los que retrata y reivindica con mucho respeto. Precisamente, no son unos personajes a los que se les haya prestado demasiada atención en el cine
Estos artistas me emocionan profundamente. Porque yo nunca he creído en el concepto de éxito o fracaso, quién es mejor o peor. Hay algo muy grande en estos cantantes, en estos músicos, que sobreviven de lo que les gusta, no pueden evitar ser artistas.
Y también hay algo muy especial en ese público de bares y hoteles, porque participan de esa “mentira”. Como dice Sandra en la película: “Ese lugar es un bálsamo, ahí se tolera el fracaso”.
Porque fracasar no es cantar por menos dinero, ni siquiera creo que sea por tener menos éxito que otros, fracasar es no hacer, no darle un sentido a tu vida.
¿Le gustaría volver a ponerse detrás de la cámara?
Sí. Desde que empecé como actor lo compagino con la dirección de mis obras de teatro. Mi oasis, donde me nutro y puedo tirarme a la piscina y aprender. El hecho de pasar al cine se ha dado de una manera natural, después de 20 años dirigiendo funciones cada vez más elaboradas. El siguiente paso es unir estas facetas: dirigir cine versionando alguna de mis obras teatrales, que es donde más yo me siento, y donde está mi camino.
Quiero dirigir cine versionando alguna de mis obras teatrales, que es donde más yo me siento, y donde está mi camino