Olivia Wilde: “El público quiere verse representado en las pantallas”
Entrevista
“Espero seguir actuando, pero como directora me siento muy revitalizada”, asegura la actriz, realizadora y modelo estadounidense
Dueña de los ojos más espectaculares del cine, Olivia Wilde ha fascinado a las audiencias desde su aparición en la serie House, un trampolín que utilizó con eficacia para saltar a la pantalla grande. Pero a juzgar por su trabajo como directora de Súper empollonas, la comedia adolescente que acaba de llegar a la cartelera española, es probable que la descendiente de aristócratas británicos tenga mucho futuro detrás de las cámaras. Mientras rueda bajo las órdenes de Clint Eastwood The Ballad of Richard Jewell, ultima ya una segunda película. Otra comedia.
¿En qué momento decidió que quería dirigir?
Todo comenzó cuando rodé Colegas de copas en el 2011. Fue una experiencia formativa para mi porque se trataba de un guion improvisado, algo habitual en las películas de Joe Swanberg. Por primera vez, me sentí dueña de lo que habíamos creado y que podía confiar en mi misma como narradora, que tal vez era buena contando historias y que podía probar detrás de las cámaras. Empecé a producir documentales y películas como Dentro del dolor, de Reed Morano, en la que también actuaba. Fui nominada al Oscar por un corto y todas esas cosas me dieron confianza.
¿Cómo surgió el proyecto de Súper empollonas?
Me postulé yo. Era un guión que habían tratado de llevar al cine dos veces y había quedado en un limbo. Fui muy cuidadosa a la hora de elegir a los protagonistas y me ocupé de la película de principio a fin porque sabía que podía ser mi única posibilidad de dirigir un largometraje de esta envergadura. Espero poder seguir actuando porque me encanta, pero como directora me siento muy revitalizada por la experiencia. Hay una gran escasez de directoras en esta industria, por lo que siento que soy parte de un movimiento, lo cual me hace muy feliz.
¿Cómo encontró a las protagonistas?
Desde el primer momento supe que quería trabajar con Beanie Feldstein. Ella todavía no había hecho Lady Bird, pero yo le había visto en Malditos vecinos 2 y la había escuchado hablar. Sabía que era una chica especial, que tenía una inteligencia innata y una gran calidez, que era muy divertida y que sería la Molly perfecta. También sabía que Kaitlyn Dever era la indicada para el otro papel y que juntas serían dinamita. Tuve mucha suerte porque se enamoraron perdidamente y vivieron juntas desde que empezamos la preproducción y durante el rodaje. Conocer a Beanie personalmente fue uno de los momentos mas estimulantes de mi carrera, porque en cuanto le miré a los ojos supe que nuestra película iba a cobrar vida.
¿Su experiencia en la escuela fue parecida a la de estas chicas?
Yo fui a una escuela secundaria totalmente diferente, un pensionado. Era muy competitiva y muy rigurosa académicamente, por lo que había muchas chicas como Molly y Amy. Lo que tenía en común con ellas es esa tendencia a categorizar a la gente, algo que creo que es bastante universal en esa etapa de la vida. La adolescencia es un momento en el que necesitamos definirnos como individuos. Y muchas veces para lograrlo terminamos metiéndonos en una categoría y poniendo en otras a los demás para poder sentirnos seguros. Pero allí es donde las comparaciones se terminan.
¿Hollywood está abriendo al fin las puertas a las directoras?
Siento que hay un cambio, muy lento por ahora, pero el Titanic se está alejando lentamente del iceberg. Creo que eso se debe a que las audiencias quieren verse representadas en la pantalla. Están interesadas en historias sobre mujeres que sean más auténticas y que muestren relaciones femeninas. Esa es la razón por la que estamos empezando a ver toda esta ola de historias asombrosas. Los hombres también pueden crear grandes historias sobre mujeres, pero me parece que las audiencias esperan que sean las mujeres las que cuenten sus propias historias. De la misma manera en que quieren ver lo que tienen que ofrecer los directores negros o los norteamericanos de origen asiático. Pero falta mucho por hacer.