A Steven Soderbergh las cosas raras ni le asustan ni le preocupan demasiado. Su madre era parapsicóloga y convivía con los fantasmas. “Ella estudiaba los fenómenos extraños, que eran un tema de conversación constante en casa”, recordaba el realizador en una conversación con La Vanguardia a su paso por la última edición del festival de Sitges.
La verdad es que a Soderbergh el oficio de su madre le incomodaba: “No quería que mis amigos lo supieran, pero era muy difícil ocultarlo, porque ella salía en televisión para hablar de estos fenómenos paranormales”.
“Mi madre era parapsicóloga; no quería que mis amigos lo supieran, pero era muy difícil ocultarlo”
Quizá por eso, el cine del oscarizado realizador estadounidense ha discurrido por derroteros mucho más pragmáticos. Soderbergh ha rodado películas sobre las relaciones personales como Sexo, mentiras y cintas de vídeo (1989), dramas reivindicativos como Erin Brockovich (2000), o sociales como Traffic (2000), thrillers como Contagio (2011) y su famosa serie de una banda de ladrones de guante blanco en clave de comedia, Ocean’s eleven .
Ahora, pasados los 60 años, a Soderbergh se le ha pasado la vergüenza de su infancia y ha decidido sumergirse en el cine de lo paranormal, de terror psicológico si se prefiere, con Presence , la película que inauguró el festival de Sitges y que hoy llega a las pantallas españolas.
La cinta arranca cuando una pareja con dos hijos adolescentes compra una espaciosa casa con jardín. La hija, que se ha visto sumida en una depresión tras el fallecimiento de su me- jor amiga, empieza a notar algo perturbador en su habitación. La madre y el hermano la ignoran e incluso se burlan un poco de la chica, pero el padre cree a la muchacha.
Lucy Liu y Chris Sullivan dan vida a los padres. Callina Liang y Eddy Maday interpretan a los hijos, y West Mulholland asume el rol del novio de la joven. “Es un gran reparto, todas las piezas encajan y eso me ha permitido construir un gran mosaico, que siempre es muy necesario, pero todavía más en esta película rodada en un único espacio, de forma cronológica y con una cámara pequeña”, señalaba el cineasta en la citada entrevista.

Una imagen de 'Presence'
El filme cuenta con otra gran protagonista: la casa, de la que Soderbergh se enamoró a primera vista, aunque a los espectadores puede darles un poco de repelús.