Clásicos de ayer, hoy y mañana, pero sin bola de cristal

Tinta Fresca

La prosa de Joan Maragall, la nueva novela de Elizabeth Strout, la biografía de Josep Pallach y los clásicos de Del Río

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Pepa Fernández, Emilio del Río y John Carlin, el jueves en el Juno House Club

Miquel González / Shooting

Es curioso que cuando pensamos en Joan Maragall, lo primero que nos viene en la cabeza es que fue poeta, y de algún modo tenemos en la cabeza que dejó una obra consolidada. Pero resulta que el grueso de su obra fue escrita en prosa, en su mayoría en castellano, y murió con 51 años recién hechos. Pero eso muestran los tres volúmenes monumentales de prosa de sus obras completas que el martes presentaron en la Biblioteca de Catalunya sus curadores, Lluís Quintana y Ignasi Moreta, con la participación del editor de Edicions 62 Jordi Cornudella y la filóloga Blanca Ripoll, especializada en la relación entre crítica, literatura y medios de comunicación. También estuvo Francesco Ardolino, que había trabajado en la edición del texto, Manuel Guerrero y el director editorial del Grup62, Emili Rosales.

En total son 2.792 páginas que certifican, como dice Cornudella, que Maragall “ante todo fue prosista, y no un diletante, sino que interviene en la vida cívica a través de la prensa”. Es más: “Fue uno de los primeros grandes periodistas literarios del país, pocos son equiparables, especialmente por la capacidad de incidir en la sociedad”. Un influencer, sí, pero de los de verdad. Ripoll aseguró que la nueva edición de la obra completa “no es onanismo filológico, sino una necesidad cultural”, mientras que Quintana habló de algunas de las dificultades de la edición, sobre todo con respecto a las notas, poniendo el ejemplo del Corpus: aunque muchos lectores actuales sepan a qué se refiere, en aquel momento remetía a un atentado en aquella festividad de 1896.

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Ignasi Moreta, Jordi Cornudella, Lluís Quintana y Blanca Ripoll

Àlex Garcia

A su vez, Moreta, tras recordar que hace una veintena de años que trabajan en esta publicación –“he tenido tiempo de casarme, descasarme y tener cinco hijos”, dijo–, y “es un monumento, pero está editada para leerlo”.

El miércoles, dentro de los actos por el 50.º aniversario de la librería Documenta, coinciden Josep Cots y Josep Cots, sí, homónimos, el fundador del establecimiento y el editor de Edicions de 1984, pero hay tanta gente que tardan en encontrarse. Sílvia Soler charla con Elisabeth Strout a raíz de Cuéntamelo todo (Alfaguara/Edicions de 1984). Las reservas para conseguir sentarse se agotaron en tres minutos, pero por suerte cabe más público de pie, y hasta se puede seguir desde casa por streaming, y con interpretación de signos. Además de María Fasce, de Alfaguara, hay otros editores como Jordi Cornudella –Edicions 62– o Eugènia Broggi –L’Altra–, o los escritores Rosal Cabré-Verdiell y Rodrigo Fresán.

El librero Eric del Arco empieza el acto cinco minutos antes de la hora, que llega puntual cuando él acaba. Soler asegura que Strout, que “pone el foco en las vidas normales de personas normales”, es de las escritoras que más ha leído, y que el nuevo libro “es una fiesta” que continúa en este encuentro. Le pregunta por qué ha reunido a tantos personajes de sus obras –Lucy Barton, Bob Burgess, Olive Kitteridge...–, y ella responde que, en realidad, “no tenía intención de escribir este libro”, y se pone a hablar de la importancia de su lugar de nacimiento y donde pasa esta y otras novelas suyas, pero también de su relación con la naturaleza, su forma de escribir, hasta que llegan las preguntas del público, emocionado, mayoría abrumadora de mujeres, y la mayoría hechas en inglés, que ella contesta, agradecida, antes de dedicar, paciente, los libros que le lleva una larga fila de entusiastas.

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También hubo mucha expectación, el jueves, en la librería Jaimes, donde Joan Safont presentó su biografía Josep Pallach, política i pedagogia (Pòrtic) con las primeras autoridades del país, el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, y el del Parlament, Josep Rull, además de los expresidentes Jordi Pujol y Pere Aragonès, entre muchos otros políticos de ayer y de hoy como Carles Campuzano, Irene Rigau, Joan Majó o Jordi Sànchez, escritores y periodistas como Lluís Foix, Andreu Claret, Xavier Febrés o Joan Tapia. Tras la bienvenida de la librera Montse Porta, el presidente del Grup62, el filósofo Josep Ramoneda, dice que “es difícil entender que este libro no se haya hecho hasta ahora”. La editora del diario Ara, Esther Vera, evoca al “personaje crítico, federalista, catalanista”, y cree que “se podría recuperar el espíritu pallaquista”, mientras que el músico David Carabén –que lo cita en la canción de Mishima Posa’m més gin, David! porque era amigo de su padre, Armand Carabén– cree que ideas de Pallach como la socialdemocracia, que en su momento era incluso polémica, se han extendido a la sociedad, aunque le sabría mal ver que “no hemos tenido un PSC de obediencia estrictamente catalana”. Illa, impertérrito.

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Joan Safont, entre Pere Aragonès, Jordi Pujol, Salvador Illa y, de pie, Josep Rull

Àlex Garcia

Safon resume el pensamiento pragmático del político en una frase: “Como catalán, soy partidario del derecho a la autodeterminación, pero como socialista soy partidario de la federación”. Pero el libro acaba cuando el 11 de enero de 1977, con 56 años, muere: “Todo el mundo puede pensar qué habría pasado, y seguro que habría tenido altas responsabilidades, pero no tengo bola de cristal, y en el libro no hay ninguna ucronía”, asegura el autor.

A la misma hora, en el Juno House Club, Emilio del Río presentaba Carpe diem (Espasa) con Pepa Fernández y John Carlin. Del Río alerta contra “las respuestas vacías, los manuales de autoayuda y los coachs de la felicidad”, porque “es suficiente con releer a los clásicos y prestarles la debida atención”, y nombra a Epicuro, Séneca, Heráclito o Aristóteles, porque no sabemos qué pasará, pero algunas cosas que han pasado antes nos podrán guiar siempre.

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