Giacomo Sagripanti: “‘La Traviata’ es una paráfrasis del vals, es como una danza”

Entrevista

Por las mañanas juega al tenis en el Tibidabo y por las noches dirige ‘La Traviata’ en el Liceu; la estrena hoy con Nadine Sierra y Javier Camarena

GIACOMO SAGRIPANTI, DIRECTOR DE LA ORQUESTA SINFÓNICA DEL GRAN TEATRO DEL LICEU

El director de orquesta italiano Giacomo Sagripanti posa para el 'La Vanguardia' en la Rambla de Barcelona, su hogar durante estas semanas

Mané Espinosa

Se las va a ver desde el foso del Liceu con la supersoprano Nadine Sierra y el afamado tenor Javier Camarena, protagonistas de La Traviata que hoy sube de nuevo al escenario de la Rambla (hasta el 2 de febrero) con el montaje de David McVicar con el que el Gran Teatre reabrió tras el confinamiento de la pandemia. El aforo era entonces de un asiento sí, dos no, y mucho público ver­diano se quedó con las ganas. Giacomo Sagripanti –Opera Awards al mejor director joven del 2016 y actualmente responsable de la Ópera de Tblisi, en Georgia– asume la dirección musical con un lujoso reparto, a la altura de este italiano bien plantado que ya condujo a la Orquestra del Liceu en La Cenerentola, Tosca, Il viaggio a Reims y Lucia di Lammermoor . Este va a ser el año más importante de su carrera: debuta en el Met de Nueva York, con Il barbiere di Siviglia , y estará presente en la Royal Opera House de Londres o el Festival de Aix-en-Provence. “Son todo compromisos de primer nivel, nada puede fallar”, confiesa.

¿Por qué se considera La Traviata la más representativa de las óperas?

Porque tiene una historia que evoluciona, hay un drama de principio a fin, pasan cosas, no es estática como Il trovatore . Además cuenta con todas las voces: la del barítono, la voz masculina más natural; la del tenor, la más difícil, y la de soprano, la más utilizada en ese periodo del Romanticismo. Es generosa en melodías, hay escenas de coro muy importantes, hay ballet... Y es circular, es decir, el final conecta con el principio. Y no es una ópera demasiado larga ni demasiado corta. Todo ello la hace muy especial.

Todo en ‘La Traviata’, hasta la canción de cuna, está escrito en tempo ternario: son formas distintas de leer el vals”

Giacomo SagripantiDirector de orquestra

¿Y cómo representa el espíritu de Verdi?

Yo siempre digo que La Traviata es una paráfrasis del vals, es como una danza. Verdi escribe la mayoría de sus melodías en tempo ternario, como una danza, el vals que se bailaba en todo el mundo en el siglo XIX, también en el París de La Traviata . Esa es la clave que atraviesa toda la ópera: desdel vals de la felicidad que es el brindis, al vals de la amistad y de la vida, que es la cabaletta ‘Siempre libera’, pero también el vals lento, triste, el del adiós al pasado, y el vals de la muerte. Todo, hasta la canción de cuna, son formas distintas de leer el vals.

A sus 42 años, lleva más de 70 títulos dirigidos. Este es su primer Verdi en el Liceu. ¿Sufre encasillamiento por ser un maestro italiano? ¿Le llaman básicamente para ópera italiana?

Bueno, el 80% del repertorio operístico es italiano, así que estoy muy a gusto, es muy diverso, no me siento encasillado. No te aburres haciendo italiano, de hecho, creo que se aburren más los que hacen solo alemán. Pero también hago repertorio francés: en Aix-en-Provence dirigiré Louise , de Charpentier. Y en el 2026 haré Rusalka , de Dvorák.

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Giacomo Sagripanti frente al teatro de la Rambla

Mané Espinosa

Usted es de los que de niño admiraban a los directores de orquesta a través de la televisión.

Me encantaba. El domingo en Italia había siempre conciertos sinfónicos desde la Scala, y por la tele veías muy bien la cara de Muti y de todos los grandes. Yo empecé como pianista junto a los cantantes, porque me gusta mucho la voz, la ópera. Y con 15 años ya dirigía. Podemos decir que los vídeos de ensayos me ayudaron a observar las habilidades de los maestros.

Y ¿cómo se desarrolla la personalidad para ser un líder?

De eso te das cuenta cuando empiezas a dirigir. Ahí tienes a toda esa gente que espera algo de ti. Tienes que estar muy bien preparado, mantener la calma, transmitir seguridad, positividad. Has de ser psicológicamente flexible, sobre todo hoy en día. Porque un líder no puede ser autoritario. De hecho, un líder es quien sabe qué decir para obtener resultados. Y es complicado en el podio lograr que la orquesta toque como tu quieres. Porque son músicos con una personalidad, no les puedes encorsetar. Tienes que transmitir tu idea y no olvidar que es otra persona la que toca. Si no sabes transmitir con tu gesto, con tu personalidad, con tu cuerpo..., el trabajo es completamente estéril.

La batuta ha de poder atraer, seducir, a veces se ha de crear algo erótico entre los músicos y el director de la orquesta”

Giacomo SagripantiDirector de orquestra

¿Ha de ser muy consciente de su imagen?

Absolutamente. Yo a mis alumnos lo digo de dirigir frente al espejo, como me lo decían a mí. Tienes que saber cómo ponerte, qué expresión facial estás ofreciendo, porque a lo mejor lo que a ti te parece natural, a los músicos les lleva a malinterpretarte. Tienes que controlar eso.

¿Y qué ventaja tiene usted con su físico?

Bueno, tengo 42 años, me gusta mucho el deporte, me mantengo en forma, intento ser positivo. Depende mucho de la personalidad. Yo soy muy efectivo.

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¿Y seductor?

Tienes que ser seductor con los ojos. Hay momentos que necesitas esto de orquesta. Atraer, seducir, que haya algo físico, algo erótico entre los músicos y el director de la orquesta. Pero si lo haces en un momento innecesario o con una orquesta que no está preparada... eso es demasiado. Es como cuando conoces a alguien, al principio vas con cuidado. Después te puedes dejar ir, pero no siempre. A veces la orquesta quiere vigor. Si vas en Viena, en la ópera, se te comen si no estás al nivel y no muestras estatura. Pero cada orquesta es diferente.

A cada ciudad donde estoy, voy a un club de tenis y juego con gente que luego se apunta a venir a la ópera”

Giacomo SagripantiDirector de orquestra

Vive en Praga, con su esposa e hijas. ¿Qué deporte practica cuando pasa meses fuera?

Soy un loco del tenis, pero también me gusta correr, y aquí en Barcelona tienes la playa y hace buen tiempo. El tenis se parece mucho a la dirección orquestal: te tienes que anticipar y aceptar el error. Si un corno se olvida de tocar, no hay que mirarle mal.

Schönberg jugaba al tenis con Gershwin en Los Ángeles. ¿Juega con colegas?

Una vez jugué con el maestro Evelino Pidò. El tenis es fantástico si es entre gente que está al mismo nivel, si no, te aburres. Por eso tengo siempre amigos en todos los sitios donde tengo que ir por trabajo, pero voy al club de tenis, con gente que no hacen nada de música. Está muy bien porque conoces a gente y a todos les gusta la ópera. En Barcelona juego en el Bonasport, en el Tibidabo; esta mañana temprano [por el martes] jugué con un frío increíble. Y son personas que se apuntan a ir a la ópera. Y al contrario, si estoy en París, nunca me pierdo el Roland Garros. Tenis y ópera conviven muy bien.

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