Queer ★★★★✩
Director: Luca Guadagnino
Intérpretes: Daniel Craig, Drew Starkey, Jason Schwartzman, Lesley Manville
Producción: Italia-EE.UU., 2024 (135 minutos). Drama
Por Jordi Batlle Caminal
En 1991, David Cronenberg se atrevió a adaptar El almuerzo desnudo , la novela de William S. Burroughs, que en España se estrenó años después, cuando ya tenía el aroma inequívoco de una cult movie para paladares cultivados. Burroughs, aquel iconoclasta de la generación beat (memorable su intervención en Home of the brave , de Laurie Anderson), es de la familia de los escritores a los que se acostumbra a tachar de infilmables. Para que sus textos resulten viables, el cineasta ha de abrir en canal su estómago y atar los intestinos al objetivo de la cámara. Si no se es visceral, el fracaso será estrepitoso.
Luca Guadagnino ya demostró ser lo en su remake de Suspiria , el clásico de Dario Argento, tremendamente irregular pero azotado por un enfebrecido fulgor intestinal. Aquella revisión de Suspiria hacía pronosticar que la adaptación de un texto de Burroughs tan heterodoxo como Queer , de tintes autobiográficos, le podría sentar bien a Guadagnino. Y así ha sido. El director ha acertado adecuando la puesta en escena al espíritu de la novela: el filme está visualmente escrito con la gramática de las pesadillas alucinógenas.
Ya en el primer acto, las cuitas en México de un norteamericano homosexual en dique seco, alcoholizado, drogadicto y a la caza diurna o nocturna de jóvenes apetitosos (una composición más que convincente de Daniel Craig), respiran una atmósfera enfermiza, de viaje autodestructivo al infierno sin billete de vuelta, entre diversidad de líquidos (mezcal, tequila, sudor, semen), colores de otro mundo y decorados fastuosos y sensuales construidos en Cinecittà. La sensación de excursión dantesca al fondo de la mente se agiganta en el último acto,cuando el desdichado héroe, en compañía del joven de quien se ha enamorado, viaja a la selva en busca de una droga telepática (atención a la caracterización increíble de la actriz Lesley Manville en este episodio).
Y alcanza su cúspide hiperbólica en el epílogo, un trip que se diría el encuentro en el más allá entre Lynch y el Kubrick de la parte final de 2001: Una odisea del espacio . Probablemente, Queer nos está describiendo los miedos más profundos del ser humano: miedo a la soledad, al deseo, al paso del tiempo, al simple hecho de existir…
La luz que imaginamos★★★★★
Director: Payal Pakadia
Intérpretes: Kani Kusruti, Divya Prabha, Hridhu Haroon
Producción: India, 2024 (118 min.)Drama
Deseando amar
Por Philipp Engel
Como anuncia el título, la luz es clave en la magistral primera ficción –su documental Una noche sin saber nada se estrena en breve– de Payal Pakadia, ya consagrada como una de las grandes del cine contemporáneo. Ese cine en el que llevamos tres décadas inmersos, justamente el periodo que ha tardado en volver a puntuar una producción Made in India en la Sección Oficial del Festival de Cannes, donde La luz que imaginamos obtuvo un histórico Premio Especial del Jurado.
La luz es clave en la forma, porque la fotografía de Ranabir Das capta el paisaje urbano, eminentemente nocturno, de Mumbai como una sinfonía de colores eléctricos que no deja de cautivar, ni de sorprender: exuda tanta verdad documental como hipnótica belleza. Y también es clave en el fondo, porque este retrato de dos enfermeras que comparten piso elude todo tremendismo. Está bañado en algo parecido a la esperanza y en una sensualidad tan elegante como conmovedora, rara de ver en la gran pantalla, a pesar de que las dos mujeres lo tienen bastante crudo: incapaz de ceder al tímido cortejo de un médico, Prabha sigue casada con un hombre que vive en Alemania, mientras que la más joven y rebelde Parvaty se atreve a vivir a escondidas un tórrido romance con su amante musulmán, por mucho que intuya que no hay huida posible a un futuro de matrimonio concertado por sus padres.
Cuando aparece una tercera mujer, mayor que ellas, que pierde el piso en el que ha vivido toda la vida, víctima de la especulación inmobiliaria, no hay lágrimas melodramáticas, sino risas traviesas cuando la emprenden a pedradas con el ridículo cartel que promete un nuevo paraíso a las castas privilegiadas. Acompañada por las dos enfermeras, esta huirá enseguida a un idílico pueblo costero, donde transcurre la última parte del filme. Entre la sinfonía urbana impresionista y la epifanía rural liberadora, La luz que imaginamos forma un fabuloso díptico, que brinda una mirada a la India completamente inédita, genuina y nada turística, tan femenina como feminista.
Absolución ★★★✩✩
Director: Hans Petter Moland
Intérpretes: Liam Neeson, Ron Perlman, Frankie Shaw
Producción: EE. UU. 2024. 112 m. Thriller
Aire setentero
Por Salvador Llopart
El impecable trabajo de Liam Neeson, más ajado y demacrado que lo habitual, convierten en una nueva experiencia el reencuentro con el personaje que ha explotado hasta la saciedad desde Venganza (2008). Aquel filme de Pierre Morel, con guion de Luc Besson, marcó la eclosión de Neeson como héroe maduro dispuesto a plantar cara a todo aquel que amenace su familia. En Absolución reencontramos una variante del mismo papel: el gánster envejecido que no se rinde ante las circunstancias a pesar de que la memoria le juega malas pasadas. Memento sin historia, thriller zen con aire de final de partida. Evocación de un cierto cine de los setenta donde, sin pasar nada, pasan muchas cosas. Lo mejor es el propio actor. Y el gusto de una forma de narrar que descansa, más que en la trama, en la mirada hacia los personajes. Donde la acción va por dentro. Hasta que estalla.
Heretic★★★✩✩
Director: Scott Beck, Bryan Woods
Intérpretes: Hugh Grant, Sophie Thatcher, Chloe East
Producción: EE.UU., 2024 (111 minutos). Terror
Grant da miedo
Por Jordi Batlle Caminal
Coguionistas de la trilogía Un lugar tranquilo y guionistas y realizadores de las irregulares La casa del terror y 65, Beck y Woods dan un paso adelante con esta película que sorprende por su originalidad, pues, siendo una clásica sinfonía de horror, donde un ogro secuestra y aterroriza a dos chicas angelicales, propone un discurso inesperado sobre la religión, la fe o la ausencia de fe. La primera parte, un virtuoso diálogo teológico entre los tres personajes, es de veras insólita. Luego, el inquietante “huis clos”, que intenta huir de los clichés y de la parafernalia habituales del género, cae a veces en el efectismo. Lo que más llama la atención es la composición de Hugh Grant, que, sin desprenderse del todo de sus proverbiales tics faciales, nos regala un meritorio cambio de registro.
Better Man★★★✩✩
Director: Michael Gracey
Intérpretes: Robbie Williams, Jonno Davies Producción: Australia, 2024 (131 min.)Biopic
El show debe continuar
Por Philipp Engel
Contra todo pronóstico, la ocurrencia de un Robbie Williams interpretándose a sí mismo, pero transmutado en desconcertante chimpancé digital, aguanta y hace original este auto homenaje que, por otro lado, abraza el esquema clásico del artista salido del arroyo proletario, que alcanza la fama de sus sueños (en este caso junto a los demás Take That), para bordear el abismo de la autodestrucción y acabar redimido en lo más alto, reconciliándose con su díscolo padre al son de My Way en un emocionante gran final. Aunque la historia de un personaje tan público como Williams está sobradamente documentada en YouTube, el cantante logra transformar su vida, con algunos cambios, empezando por ese final, en un enérgico show de dos horas sólo ligeramente excéntrico y aderezado con divertidos números musicales.
Vivir el momento★★★✩✩
Director: John Crowley
Intérpretes: Andrew Garfield, Florence Puch Producción: Reino Unido, 2024 (107 min.) Drama romántico
Estética de la superación
Por Philipp Engel
En la realidad alternativa del drama romántico, la pareja protagonista siempre es ideal: son un encanto, mantienen la llama viva y comparten sentido del humor, harto ingenioso. Viven en un reportaje de interiorismo y tienen trabajos fabulosos –ella es chef–, y si no, lo llevan con alegre humildad –él ficha para una marca de cereales–. Son vidas perfectas, estampas de felicidad, repentinamente golpeadas por una de esas desgracias arbitrarias que no entienden de belleza. Esta hábil mezcla de rom-com y drama con enfermedad que invita a Vivir el momento, podría no ser más que un cúmulo de tópicos, pero la química entre Florence Puch (impresionante) y Andrew Garfield (sólo un punto histriónico); la estructura en forma de puzzle y algunas escenas memorables hacen de ella una experiencia emocionante.