El amor duele y los Rolling Stones también

BLUES URBANO

El amor duele y los Rolling Stones también
Director adjunto

Igual que el indescifrable protagonista de su Jumpin’ Jack Flash, los Rolling Stones, en sus inicios, vivieron dentro de un “huracán de fuego cruzado” (“I was born in a crossfire hurricane”). Concretamente, en el ojo de una tormenta implacable. 

Mientras el núcleo principal del grupo permanecía a resguardo en el centro, quienes se relacionaban con ellos en sus años más convulsos se exponían a que se los llevara el vendaval que generaban a su alrededor. Parejas de los músicos como Marianne Faithfull o Anita Pallenberg tuvieron que reconstruirse a sí mismas tras su traumática relación con los dos líderes. Otros se quedaron por el camino, como el integrante original Brian Jones, ahogado en su piscina días después de ser expulsado del grupo.

La muerte por sobredosis del cantante Gram Parsons en 1973, acaecida dos años después de haberse arrimado, tal vez demasiado, a los Stones, no puede atribuirse en honor a la verdad a la influencia tóxica de Mick Jagger y Keith Richards, pero sí es cierto que ha alimentado la leyenda negra de la banda. 

Entre los 60 y los 70, los Stones vivían en un permanente estado de desmesura. La cuestión es que, cuando aparcaban la fiesta para encerrarse a trabajar en sus discos, dejaban descolocada a su corte de parejas, amigos, aduladores, camellos y rapsodas sin norte. Ellos marcaban el ritmo que les convenía sin importarles que el resto, al verse abandonados, se entregaran al consumo insensato de narcóticos.

‘Caballos salvajes’ recrea la éra más excesiva y desenfrenada de la música popular

Investigaciones recientes sitúan el foco sobre esos entrañables personajes barridos por el “huracán Stones”. Catching Fire: the Story of Anita Pallenberg , de Alexis Bloom y Svetlana Zill, ilumina y reivindica a la actriz italoalemana. La película The Stones and Brian Jones , de Nick Broomfield, revisita el auge y declive del finado guitarrista.

Y ahora es un autor barcelonés, Jordi Pujol Nadal, quien publica su audaz aproximación a los años más convulsos de Gram Parsons, Caballos salvajes. Gram Parsons 1968-1973 (editado por 66rpm). Con sugerentes imágenes de El Ciento.

El libro, escrito como una historia oral al estilo de la gran oda al punk Please Kill Me , de Legs McNeil y Gillian McCain, indaga, mediante entrevistas con fuentes directas, el gran enigma de un músico que no logró nunca un solo hit, pero que fue elogiado por los mejores: ¿Estamos ante un genio incomprendido o artista sobrevalorado?

El autor no aporta una respuesta concluyente a esta duda principal, más allá de considerar que el gran talento de Parsons se vio lastrado por su escasa capacidad de trabajo, su inconstancia y su ambición mal llevada. Pero su exploración sí da pistas sobre otras cuestiones pendientes.

Gram Parsons performs with The Flying Burrito Brothers during a concert at Queens College in New York. (Photo by Harvey L. Silver/Corbis via Getty Images)

Parsons, en Nueva York en su etapa con los Flying Burrito Brothers 

Harvey Silver / Getty

¿Se apropiaron los Rolling Stones del trabajo de Parsons? Pujol se inclina a pensar que sí, que a través de su amigo Richards, con quien pasó largas temporadas tocando la guitarra, Parsons influyó en la fase country de la banda, que dio a luz canciones como Country Honk , Dead Flowers o Sweet Virginia.  Y todo ello, concluye el autor, “sin recibir el crédito que merecía por ello”. 

Pero lo cierto es que, como se nos revela en el libro, el propio Parsons actuó también de manera desconsiderada con otros artistas. Por ejemplo, parece evidente que para la letra de su tema Return of the Grievous Angel se apropió, sin citarlo, de un poema que su autor, Thomas Beau Brown, le había regalado.

+ d'infos : https://www.francetvinfo.fr/culture/arts-expos/photographie/il-y-a-50-ans-les-rolling-stones-sinstallaient-dans-la-villa-nellcote-sur-la-cote-d-azur_4605993.html

C’est un lieu mythique pour les fans du groupe. En 1971, les Rolling Stones quittent l’Angleterre pour venir s’installer à Villefranche-sur-Mer dans la villa Nellcôte louée par Keith Richards. Un séjour de plusieurs mois immortalisé à l’époque par les clichés du photographe Dominique Tarlé, et raconté aujourd’hui dans un ouvrage venant de paraître à l’occasion des cinquante ans de ce séjour mythique.

Retrouvez-nous sur notre site internet :
https://france3-regions.francetvinfo.fr/provence-alpes-cote-d-azur/

Facebook
https://www.facebook.com/france3provencealpes/
https://www.facebook.com/france3cotedazur/

Twitter
https://twitter.com/france3provence
https://twitter.com/f3cotedazur

Instagram
https://www.instagram.com/france3provencealpes/
https://www.instagram.com/f3cotedazur/

Richards y Jagger en Villa Nellcote, donde también estuvo Parsons 

Dominique Tarlé

Menospreció a sus colegas de los Flying Burrito (hasta Jagger tuvo que llamarle la atención un día en que pensaba dejarlos plantados) y tampoco reconoció la relevancia que tuvo en la etapa final de su vida Emmylou Harris, con quien grabó una maravillosa versión de Love Hurts (el amor duele). Él mismo o la discográfica la vetaron en la portada del elepé que grabaron juntos (la mujer de Parsons tenía celos de ella) y el caso es que Harris no figura en los créditos.

Es arduo investigar una época cuyos supervivientes –peaje de la mala vida– tienen atrofiada la memoria. Pero otra conclusión que puede aventurarse de la lectura de Caballos salvajes es que su amistad con el entonces heroinómano Keith Richards no fue determinante en la muerte, a los 26 años, de un Parsons que ya tenía un máster en drogas antes de conocerle.

En definitiva, la obra de Jordi Pujol recrea, a través de la figura de Parsons, unos años mágicos de la historia de la música popular: el canto del cisne de la época más excesiva y desenfrenada, antes de que el abuso de las drogas y la figura del contable arruinaran la fiesta. Es toda una aventura leerla mientras se le pone banda sonora.

Puerta de acceso a Villa Nellcote, en Villefranche-sur-mer, donde los Rolling Stones grabaron su

La puerta de acceso a Villa Nellcote, en Villefranche-sur-mer 

Miquel Molina
Lee también
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...