Y próspero año cuántico

BLUES URBANO

Y próspero año cuántico
Director adjunto

Quizás el problema sea la palabra. El término cocapital podría enseñarse en la escuela como ejemplo imbatible para definir algo que consideramos cacofónico . Puede hasta trabar lenguas. Incluso duele la mandíbula al pronunciarlo: ko.ka.pi’tal , sería la transcripción fonética. 

Cuando la llamaban bicapitalidad sonaba mucho mejor, pero solo se la conoció por ese nombre durante su primera etapa. Después, en algún despacho capitalino, se consideró que esta expresión equiparaba en exceso a Barcelona con Madrid y, además, dejaba fuera a otras ciudades que en el futuro pudieran aspirar a ser también capitales.

Así que se impuso cocapital , capitalidad para todos. Barcelona es cocapital cultural y científica de España desde 2020, por un acuerdo entre los ejecutivos de Pedro Sánchez y Ada Colau. Lo había sido también durante los gobiernos de Jordi Hereu en Barcelona y José Luis Rodríguez Zapatero en España, hasta que el convenio decayó con la llegada de Mariano Rajoy y Xavier Trias a la Moncloa y al Ayuntamiento. 

La ciudad recibe de los presupuestos del Estado 20 millones al año por este concepto, así que, durante el periodo en que dejó de aplicarse, la capital catalana dejó de ingresar unos 200 millones. Pero el dinero no lo es todo.

Barcelona debería aprovechar el año mundial de la cuántica para reafirmarse 

Si se pasa la tijera al exabrupto cocapitalidad , nos queda la raíz: capital . En virtud de este acuerdo, Barcelona está tan legitimada como Madrid para arrogarse la capitalidad de un Estado de cultura tan exuberante como es España. Se trata de asumir un nuevo marco mental. Y no digamos ya en el ámbito científico, en el que la ciudad sobresale al frente de un ecosistema plagado de historias de éxito.

En 2025 habrá algunas oportunidades para sacar a pasear esa condición de capital. En lo cultural es evidente que Barcelona ha de encarar el reto de su condición de invitada a la Feria del Libro de Guadalajara (FIL) como una oportunidad para fortalecer sus alianzas con México y el conjunto de América Latina, presentándose como una ciudad abierta y que suma a sus escritores locales una brillante comunidad de latinoamericanos y europeos.

Sede del Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS)

El supercomputador de Barcelona lidera proyectos cuánticos europeos

BSC-CNS

Y, en cuanto a la ciencia, hay que subrayar que 2025 que ha sido designado como año internacional de la Ciencia y la Tecnología Cuántica, una gran ocasión para que Barcelona se posicione como una ciudad europea de referencia. 

Como se recordará, el Barcelona Supercomputing Center (BSC) y el Insitut de Ciències Fotòniques (Icfo) han asumido hace poco el liderazgo de proyectos cuánticos de gran escala, destinados a reducir la distancia que separa a la UE de EE.UU. y Asia.

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La cuántica tendrá también mucha presencia en el programa de la Bienal Ciutat i Ciència de noviembre, que organiza el Ayuntamiento, de nuevo en colaboración con el Círculo de Bellas Artes de Madrid. El Sónar+D abordará asimismo esta tecnología en junio, dentro de una sección del festival sobre los mundos por venir.

Así que el contexto es propicio para que Barcelona acoja el próximo año algún acto institucional de muy alto nivel que reafirme a la ciudad –de la mano de sus centros científicos, de sus universidades, de sus startup y de los artistas dispuestos a explorar este terreno– como el referente de la cuántica en el sur de Europa.

En medios de este sector se opina que habría que aprovechar esta celebración para establecer conexiones con la incipiente comunidad cuántica de América Latina, forjando alianzas en un ámbito en el que, por una vez, Madrid no puede rivalizar con Barcelona. Incluso se podría utilizar para este propósito el altavoz que tendrá la ciudad en la FIL de Guadalajara.

Barcelona no necesita tender puentes con Latinoamérica ni con casi ningún lugar del mundo. Tras dos mil años de historia, todos los puentes están ya construidos: ahora toca utilizarlos (hay demasiados en desuso), hacer que fluyan por ellos las ideas, el talento, la riqueza y las mejoras sociales. El que viene es el año propicio para que Barcelona los atraviese como ciudad capital de prodigios culturales y científicos. No hacerlo sería un fracaso.

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