La sala Bóveda del Poblenou deja de programar conciertos ante el riesgo de cierre
Música en directo
Una denuncia por ruidos ha derivado en la orden de precinto que se ejecutará el 26 de noviembre
Bóveda, una de las salas musicales más veteranas del Poblenou, ha suspendido toda la programación de conciertos ante el riesgo inminente de cierre. A pesar de ello, y si nada lo impide antes, el martes próximo se ejecutará la orden de precinto municipal en respuesta a la denuncia por ruidos del nuevo propietario de un local comercial de la calle Roc Boronat, poniendo fin a un espacio musical en activo desde 1992, cuando se conocía como Mephisto.
La medida ha supuesto la cancelación de 78 actuaciones ya programadas, muchas de ellas de pequeñas bandas para las que supone un duro golpe tanto profesional como emocional. Lo mismo sucede entre los trabajadores de la sala, un equipo pequeño que ahora se verá mermado por la pérdida de algunos puestos de trabajos. “Está siendo muy duro emocionalmente” reconoce Richard Royuela, programador de la sala, que ha tenido que pasar por el mal trago de contactar personalmente con todas las bandas, una a una, para anunciarles la anulación de los conciertos. Royuela advierte además de las dificultades que encontrarán las bandas para encontrar nuevos lugares donde actuar, “tal como está la ciudad no se puede reprogramar”.
La sala lamenta que el denunciante ha abierto un negocio de alquiler de habitaciones sin licencia
La renuncia provisional a la celebración de conciertos es el último paso de la propiedad de Bóveda para impedir el cierre total. Al mismo tiempo, la sala ha presentado una denuncia contra el particular que inició el procedimiento, al que acusan de ejercer una actividad especulativa que no está permitida ni se ajusta a la licencia. En un comunicado remitido por la Associació de Sales de Concerts de Catalunya (ASACC) denuncian que el vecino en cuestión “ha realizado un cambio de uso urbanístico sin la preceptiva autorización urbanística”, y que en el local de su propiedad “se está ejerciendo una actividad de uso residencial sin que conste cédula de habitabilidad”. En concreto, en el espacio denunciado se estarían alquilando habitaciones con zonas comunes sin que este negocio haya sido consensuado con los vecinos del edificio.
La sala reconoce que en horario de conciertos (que acostumbran a finalizar sobre las 23 horas) se producen picos sonoros provocados por los sonidos graves de la batería que superan los límites establecidos por la normativa a pesar de las medidas acústicas tomadas. Sin embargo, en el caso de la música grabada “se cumple totalmente la normativa de medio ambiente” gracias al limitador aplicado en los equipos de sonido durante las sesiones, que se prolongan hasta las seis de la mañana. “La sala siempre ha tenido como prioridad no causar ningún problema y estos 30 años sin incidentes lo demuestran”, afirman desde Bóveda en un comunicado publicado este miércoles, donde resaltan “la ironía total de la situación viene de que este vecino no vive allí, que ha utilizado un bajo comercial para hacer alojamientos turísticos alquilando habitaciones sin estar claro que tenga el permiso para ello.
Desde la ASACC lamentan que “la denuncia de una sola persona recién llegada” pueda poner fin a una sala que funciona de manera continua desde 1992, “una actividad cultural con una programación musical estable de bandas locales e internacionales donde se realizan más de 100 conciertos anuales”. La asociación lamenta que el cumplimiento estricto de la normativa de medio ambiente no tiene en cuenta las actividades persistentes en la zona, y que hasta la fecha no habían comportado ninguna queja vecinal. “Es especialmente sangrante que, en este caso, la cultura se vea amenazada por la especulación inmobiliara, la gentrificación y el incumplimiento sistemático de las ordenanzas sobre alquiler de habitaciones temporales”, añade.