En el interior de una urna de cristal se exhiben, como si fueran joyas delicadas y sencillas, dos pestañas inertes sobre una superficie blanca que evocan unos ojos cerrados. No sabemos si están dormidos, si ya no pueden ver o si tal vez se niegan a ver. La pieza, sutil e intrigante, se titula La huida inmóvil (2020)y se encuentra en el comienzo de la exposición Infinita/Unfinished. Poética del cansancio , con la que La Capella de la calle Hospital celebra la obra de Camila Cañeque (Barcelona, 1984-2024), artista fallecida el pasado mes de febrero, mientras dormía, a los 39 años. Por uno de esos hilos invisibles entre el arte y la vida, su contemplación ahora resulta impactante, triste y conmovedora, pero como si la propia Cañeque hubiera adivinado ese momento de shock , dejó un regalo en forma de QR que al activarlo te permite abrir esos mismos ojos y viajar con ellos a una isla desierta.
Camila Cañeque murió mientras tenía en imprenta La última frase (La Uña Rota) un ensayo singular sobre los finales de los libros que le reportó una inesperada popularidad en un ámbito, el de la escritura, en el que había ido cogiendo carrerilla los últimos tres años. Pero su principal pista de trabajo, el terreno que hizo suyo desde 2012, fue el de la creación artística, el vídeo, la performance, la fotografía, las instalaciones... Un arte revolucionario a través del cual reivindicó la inactividad y la improductividad como filosofía de vida frente al cansancio existencial y los ritmos acelerados de la sociedad capitalista.
"Era una artista muy singular, con mucho sentido del humor y a veces un humor negro muy bonito”, señala el escritor y ensayista Eloy Fernández Porta
“Era una artista muy singular, con mucho sentido del humor y a veces un humor negro muy bonito”, señala el escritor y ensayista Eloy Fernández Porta, que fue amigo de Cañeque y que aquí oficia de comisario de la exposición junto a Beatriz Escudero. “Le interesan los intersticios, aquellos momentos o aquellas circunstancias en las que no estamos produciendo, que estamos perdiendo el tiempo o lo parece”. También le gusta jugar con la ausencia, con la idea de estar sin estar. En la performance Esperaré en el coche , Cañeque decidió no asistir a la inauguración de una muestra en la que participaba en una galería de Nueva York y en su lugar se filmó a si misma esperando, ajena a todo, en el interior de un coche aparcado.
Infinita/Unfinished. Poética del cansancio es la primera vez que se puede ver un conjunto importante de su trabajo en Barcelona, “Pensamos que era importante recuperarlo y darlo a conocer en un espacio que le interpelaba por generación y contexto”, apunta el director de La Capella, David Armengol, que destaca que en el impulso del proyecto ha tenido una labor decisiva la madre de la artista, Montse González Chicota.
Cañeque estudió Humanidades en la Pompeu Fabra (UPF) y luego completó sus estudios en la Universidad de Oxford y la Sorbonne de París. Además de Barcelona, vivió en Madrid, São Paulo y Nueva York, donde mantuvo una estrecha relación con el cineasta experimental norteamericano Jonas Mekas. En Where are our dresses (2011) atravesó Estados Unidos en 27 días sin otro equipaje que una bata de cola. A la vuelta de aquella experiencia –le interesaba investigar el choque cultural que su indumentaria flamenca provocaba en el mundo yanqui-, Cañeque siguió desarrollando el proyecto (Nuestros vestidos) en Europa a través de una serie de performances en las que, desplomada boca abajo en el suelo, rodeada de claveles y hojas arrancadas de un libro de poemas de García Lorca, yace inerte durante cuatro horas. La imagen de una España censurada que fue censurada en la edición de Arco de 2013. Al final, la artista firmaba autógrafos con un resignado “...en el día en que no pude morir”.
Cañeque se hizo fotografiar dentro de una sauna al aire libre, como salida de la nada en un paisaje rodeada de ovejas y carneros (Sauna Exterior ), liberó de las exigencias humanas una colección de sillas tumbadas, al fin descansando en el suelo ( One Mattres Mobiliario en Reposo ), noqueó la violencia de un ring de boxeo conservando solo su estructura pintada en blanco ( Ring de Boxeo ) y “mató al padre” en una acción que duró seis días consistente en borrar una edición completa del Quijote dejando visible únicamente la palabra Camila.
Cañeque también trabajó en la escultura, con la que recreó un charco estancado en medio de la nada o una gran bola hecha de papel de aluminio, un material tóxico que seguirá aquí cuando todos hayamos desaparecido o un helado de vainilla, fresa y chocolate con las horas contadas.