Hilma af Klint, la abstracción que llegó del más allá

Arte

El Guggenheim Bilbao se rinde ante el arte de la artista visionaria que pintó para el futuro

BILBAO, 17/10/2024.-El Museo Guggenheim Bilbao ha presentado este jueves una exposición que recorre toda la carrera de la pionera de la pintura abstracta Hilma af Klint (Estocolmo, 1862#{emoji}150;1944), desde sus primeros trabajos de temática tradicional, sus dibujos automáticos y sus series más destacadas, como Pinturas para el templo, Perceval o la dedicada al átomo. EFE/ Miguel Toña

Un visitante del Guggenheim Bilbao caminando frente a Los diez mayores de Hilma af Klint

Miguel Toña / EFE

L a artista sueca Hilma af Klint (1862-1944) nació antes de tiempo, cuando el mundo aún no estaba preparado para ella. A lo largo de su vida produjo más de 1.300 obras que solo fueron vistas por un puñado de personas y dejó instrucciones de que su prodigiosa producción no se exhibiera hasta veinte años después de su muerte, cuando contaba 81 años. Creía que el público del futuro sería más receptivo a sus pinturas altamente esotéricas, con su vocabulario de pétalos, soles, palomas, cisnes, caracolas, espirales cósmicas, círculos concéntricos, planetas, triángulos radiantes, y ­seres aparentemente antagónicos que se funden en un mismo sexo. El tiempo le dio la razón.

Fotografía de la artista sueca Hilma af Klint (1862–1944) en su estudio de Hamngatan en Estocolmo

Fotografía de la artista sueca Hilma af Klint (1862–1944) en su estudio de Hamngatan en Estocolmo 

Cortesía The Hilma af Klint Foundation

El nombre de Hilma af Klint apareció prácticamente de la nada en el 2013, con una exposición en el Moderna de Estocolmo que la presentó como la auténtica pionera de la abstracción por delante de gigantes como Kandinski, Malévich o Mondrian. Cinco años después, el Guggenheim de Nueva York le dedicó una retrospectiva por la que pasaron 600.000 visitantes, lo que la convirtió en la más vista de la historia del museo. Y hoy desembarca en el Guggenheim Bilbao como si se tratara de una estrella del rock, un honor inesperado para una médium cuya mano se movía al dictado de los seres superiores.

Evolución, Serie WUS/La estrella de siete puntas, Grupo VI

Evolución, Serie WUS/La estrella de siete puntas, Grupo VI 

Cortesía The Hilma af Klint Foundation, Estocolmo

Su retrospectiva del 2018 en el Guggenheim de Nueva York fue la más vista de la historia del museo

Hilma af Klint no fue exactamente una foraster a en el mundo del arte. Tenía formación clásica (estudió en la Real Academia de Bellas Artes) y talento para la composición y el color, y triunfó como pintora de paisajes y retratos, antes de que su atracción por los descubrimientos científicos de la época (el átomo, los rayos X...), la antroposofía de Rudolf Steiner y lo sobrenatural la llevaran a pintar los mundos invisibles que se esconden en la naturaleza, el reino espiritual y lo oculto. A buscar luz en la oscuridad. “Las sesiones de espiritismo eran una práctica habitual entre científicos e intelectuales de la época, que trataban de comunicarse con seres invisibles en busca de una verdad”, señala Lucia Agirre, comisaria de la exposición junto a Tracey R. Bashkoff, directora de colecciones del Guggenheim neoyorquino y responsable de la muestra del 2018, aquí ampliada con obras y series.

El árbol del conocimiento, Serie W (Kunskapens träd, Serie W), n.º 1, 1913

El árbol del conocimiento, Serie W (Kunskapens träd, Serie W), n.º 1, 1913 

Cortesía The Hilma af Klint Foundation
Retablo, Retablos, Grupo X (Altarbild, Altarbilder, Grupp X), n.º 1, 1915

Retablo, Retablos, Grupo X (Altarbild, Altarbilder, Grupp X), n.º 1, 1915

Cortesía The Hilma af Klint Foundation

Hilma af Klint formó el grupo de las Cinco (Cornelia Cederberg, Sigrid Hedman, Mathilda Nilsson y Anna Cassel), con las que, cada ­semana durante 10 años, realizaba sesiones espiritistas en las que experimentaban con escritura y di­bujo automáticos mucho antes que los surrealistas. Fue en una de esas reuniones cuando recibió el en­cargo de crear su obra más importante, Las pinturas para el templo , una selección de las cuales (pintó 193) constituyen el corazón de la muestra de Bilbao, incluidas las monumentales Los diez mayores, de más de tres metros, cuyo destino era un templo de alabastro con una torre astronómica y una escalera de ca­racol en su interior. Nunca se construyó. 

Sin título, De la observación de flores y árboles (Titel saknas, Vid betraktande av blommor och träd), 1922

Sin título, De la observación de flores y árboles (Titel saknas, Vid betraktande av blommor och träd), 1922 

Cortesía The Hilma af Klint Foundation

Pero quedan sus emocionantes pinturas libres y psicodélicas, la visión de un mundo armónico entre opuestos. Af Klint no confiaba en su tiempo, pero se preocupó mucho por la posteridad de su arte: fotografió y transcribió minuciosamente todas sus obras en 125 cuadernos. Al final de su vida liberó la mano de los espíritus y pintó acuarelas con formas botánicas.

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