Sospecha Carlos Zanón que a Joanjo Pallàs le picó un escorpión durante su estancia en Catar. De resultas de la mordedura, la manera de escribir del periodista deportivo cambió de forma radical. Dejó de redactar textos impersonales a vuelapluma en una ruidosa redacción para buscar un lugar apacible, serenarse y apostar por la literatura del yo.
El resultado de ese singular proceso es Jugada personal (Univers), la crónica íntima de sus vivencias, que el jefe del área de deportes de La Vanguardia presentó el jueves en la Casa del Libro de Rambla de Catalunya acompañado por Jordi Basté y Jordi Évole. Una presentación inesperadamente simpática porque Pallàs llevaba escondidos dos ases bajo la manga. Primero: había aleccionado a familiares e íntimos para que rieran todas sus bromas aunque carecieran de gracia. Segundo: Basté es bastante divertido.
De la mano del periodista radiofónico, Pallàs rememoró detalles de su infancia, los tiempos de Mundo Deportivo, donde escribía de deportes raros, o su estancia en Suecia. La esposa de Pallàs es sueca. Así que la familia se tomó un año sabático en Estocolmo para que los niños aprendieran el idioma. Coincidió que por aquella época el Barça había fichado a Zlatan Ibrahimović y Pallàs se hizo un hueco en la prensa local. “Primero en la escrita y luego en la televisión, en un programa presentado por la Ana Rosa Quitana de Suecia en el que salía un minuto y medio a la semana”. Muy poquito rato, pero Pallàs acabó confesando con humildad que la gente le reconocía por la calle.
Puede que sea por esa modestia o quizá por su simpatía, el caso es que Pallàs es muy querido en el oficio y le respaldaron en la presentación de Jugada personal compañeros como Jordi Juan, Màrius Carol, Miquel Molina, Paco Cabezas, Sergio Heredia, Lara Gómez, Margarita Puig, Josep Martí o Albert Arbós...
No hay constancia de que Pallàs e Ignacio Martínez de Pisón se conozcan. Pero tienen mucho en común. Ambos son “humildes” y han escrito sendos libros autobiográficos cuyas presentaciones han sido un éxito. Martínez de Pisón presentó el suyo, Ropa de casa (Seix Barral), el martes en La Central de la calle Mallorca con la complicidad de Enrique Vila-Matas.
Pisón contó cómo llegó de Zaragoza a Barcelona muy jovencito y logró colocar sus escritos en las principales editoriales de la capital catalana, relató sus viajes con Vila-Matas y otros amigos en los que siempre pasaba algo medio peligroso, explicó cómo estalló la finca colindante a la suya en la calle Urgell y otras muchas anécdotas (que están en el libro).
“Es mejor que sea yo quien escriba mi biografía y que sea otro quien saque a la luz mis miserias como le ocurrió a don Ramón del Valle-Inclán, que vivía del momio”, señaló Pisón. “El momio consistía en conseguir un cargo público y acudir al puesto de trabajo solo una vez al mes para cobrar la paga. Pero además, Valle-Inclán recibía un dinero de los gobiernos de México y Venezuela porque esos países habían aparecido en alguno de sus libros”. Al parecer, era un tacaño, tanto, que vendía su obra en su casa para ahorrarse la comisión del librero.
Nada tiene que ver lo del momio con Martínez de Pisón que es bien trabajador. El miércoles voló a Bilbao para presentar allí Ropa de casa y el jueves ya estaba de vuelta en Barcelona para participar en la fiesta de Tusquets. Juan Cerezo, el editor, escogió este año un lugar delicioso, Villa Myfair, para entregar el premio de novela a Corina Oproae por La casa de limón. No se perdieron el encuentro Fernando Aramburu, Jordi Amat, Laura Fernández, Santiago Roncagliolo o Rosa Ribas. Hay semanas en que el tinca fresca se hace cuesta arriba. Esta no ha estado nada mal.