Boadella: "Juan Carlos I no debería morir en el exilio; es más, no debería haberse exiliado"

El director vuelve al frente de Joglars una década después para revisar la figura del emérito en ‘El Rey que fue’

Joglars en una escena de El rey que fue, en el teatro Infanta Isabel de Madrid

Joglars en una escena de 'El Rey que fue', en el teatro Infanta Isabel de Madrid

LV

La anécdota tiene su miga y Albert Boadella la rememora jocoso. “Juan Carlos I vino a ver dos de mis piezas teatrales. La obra sobre Dalí, así, por las buenas, porque había conocido mucho a Dalí, y también vino a ver Don Carlo en el teatro del Escorial. Y vino sin haberle invitado, quizá porque la historia le interesaba. En la obra hay un momento en que el cantante que hace de Felipe II dice: ‘Seré enterrado en el Escorial’. Y él, que estaba a mi lado, me dijo: ‘¡Toma, igual que yo!”. Ahora el rey emérito es el que sube al escenario del Infanta Isabel de Madrid con la nueva obra de Joglars, El Rey que fue, en la que Boadella vuelve a dirigir la compañía una década después de haber pasado el testigo al actor Ramon Fontserè.

Una mirada desde hoy, desde una fiesta en un velero en su exilio en el Golfo Pérsico en la que un jovencito “le canta las cuarenta y él expone sus razones”, a la peripecia de un monarca que, asegura Boadella tiene un punto de tragedia clásica: “De haberlo conocido Shakespeare hubiera abandonado todos sus proyectos, sobre Hamlet, sobre Macbeth, y habría hecho Juan Carlos I”.

"No digo que no sea triste, que no haya aspectos incívicos en su comportamiento, pero pasará a segundo término"

“Quería hacer algo sobre el rey emérito incluso cuando no era emérito, me interesaba mucho su personalidad y su vida y solo lo podía hacer con una persona como Ramon Fontserè, capaz no solo de imitar sino de introducirse en las personalidades de los personajes que hace”, remarca. Y da las razones de su regio interés: “Es un hombre que pertenece a lo que llamaríamos el ancien régime, la forma de la monarquía del pasado, se parece más a Carlos IV o Carlos III que a Felipe VI, su hijo. Pertenece a una idea del pasado y de golpe se encuentra con nuestro mundo moderno en el que se desvanecen en parte los aspectos de respeto, de impunidad, de la monarquía. Se encuentra frente a este trauma. Además de una vida impresionante, naciendo en el exilio, conociendo a su abuela Victoria Eugenia, matando a su hermano, fortuitamente pero que es un trauma en la vida, estando 27 años bajo la tutela de Franco, al que al final casi considera como su padre. Es el hombre que tiene durante 14 meses el poder absoluto como lo tuvo Luis XIV, antes de entregarlo a los españoles, y que acabará abdicando y en el exilio”.

'El rey que fue', de Joglars, dirigidos de nuevo por Albert Boadella

'El rey que fue', de Joglars, dirigidos de nuevo por Albert Boadella

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Un hombre que, está seguro, “pasará a la historia por haber llevado las libertades a España tras una larga dictadura. Éste será el contenido histórico, lo que primará en el recuerdo. Lo demás quedará en segundo término. No digo que no sea triste, que no haya aspectos incívicos quizás en su comportamiento, pero pasará a segundo término. Por eso pienso que este hombre no debería morir en el exilio. Es más, creo que no debería haberse exiliado”. Y reflexiona sobre los aspectos incívicos, las comisiones de Juan Carlos I: “Durante muchos años tuvo una gran impunidad. Viene de una herencia del pasado impune en todos los sentidos. Esa impunidad en España ha durado bastantes más años, los propios políticos han tenido impunidad infinita. Y él la ha tenido con creces. Eso hace que quizás no fuera consciente de las repercusiones que todo eso significaba. Eran como unos derechos casi hereditarios que asumía con cierta naturalidad”.

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