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De cómo compone un coreógrafo su pieza de danza... por Aimar Pérez Galí

El arte del movimiento

Él creador barcelonés estrena en el Mercat 'Alba', un poemario de coreografías en busca de su propia sintaxis 

'Alba' de Aimar Pérez Galí

Anna Izquierdo

No hay como vivir en el campo para agudizar la percepción y la conciencia. Y el barcelonés Aimar Pérez Galí, que lleva un tiempo viendo cómo sale el sol desde casa -"cosa que en la ciudad es impensable"-, ha hecho de su última investigación sobre la danza un viaje al despertar de un lenguaje, al balbucear de un niño que comienza a articular el lenguaje y a ordenar elementos. Es decir,  ha hecho una inmersión en la composición coreográfica. "Porque, si la danza es un lenguaje, bien tendrá que tener su propia sintaxis y gramática. Y aunque no cuente con una Real Academia de la Lengua que le diga cómo componer, sí que existen ciertos parámetros en los que te fijas", advierte el bailarín, coreógrafo y pedagogo.

El resultado de estas reflexiones lleva por título Alba y se verá esta semana (del 8 al 11) en el Mercat de les Flors, coproductor de la pieza. Se trata, en palabras del artista, de un poemario. Una serie de poemas coreografiados, piezas cortas que siguen una metodología o manera de acercarse a la composición. Porque este es el quid de Alba, la composición coreográfica. Es más, se ha servido del programa informático Excel para llevarla a cabo.

Cada pieza corta corresponde a una forma distinta de abordar la composición: desde un soneto, sextina o palíndromo... a una fuga, una follia o la escala pentatónica

Profesor de composición en el Institut del Teatre, Pérez Galí echa mano de las estructuras de la poesía y la música para llevar a cabo esta reflexión. Así, cada una de esas piezas cortas se corresponde con una forma distinta de abordar la composición: un soneto, la de una sextina -la forma medieval que le recordó a una partitura de Lucinda Childs- o un palíndromo... pero también una fuga, una folía, el modo frigio o la escala pentatónica. Poemas pequeños dentro de una dramatúrgica global que es la idea cíclica del día, desde que nace el sol hasta que vuelve a salir.

Un momento de 'Alba' cuya génesis se pudo ver en el Festival de Peralada 

Anna Izquierdo

"Estudié de niño durante diez años el violín y ahora hace tres que he comenzado con el piano, y he de decir que el aprender de adulto me ha permitido entender las estrategias formativas y los métodos. De manera que he visto cómo algunas de las lógicas tenían su paralelismo con la coreografía. Alba es una manera de traspasar metodologías compositivas del lenguaje poético o el musical a la danza y viceversa", apunta el artista de 42 años.

Alba es una manera de traspasar metodologías compositivas del lenguaje poético o el musical a la danza y viceversa"

Aimar Pérez GalíBailarín y coreógrafo

Se cumplen diez años de su conferencia performativa Sudando el discurso en la que hablaba sobre la figura del bailarín. A ella le siguió The Touching Community, sobre el sida, y Èpica, con la que completaba una trilogía sobre el discurso donde trabajaba la danza desde una teoría crítica. Pero si en Èpica había mucha oscuridad, ahora aboca luz en Alba, el primer trabajo que dirige pero ya no interpreta, cosa que ha supuesto un reto.

Pérez Galí comenta algunos de esos poemas que pondrán sobre el escenario cinco intérpretes, con un triángulo amarillo y un cuadrado blanco como únicos materiales escenográficos, a parte de las luces (de Oscila) y el vestuario (Pedra). La velada partirá  de un preludio, Cor de l'albada, que es un palíndromo circular que los bailarines exponen en forma de canon y que se inspira en la estructura minimalista del compositor estadounidense Tom Johnson (1939). 

Pérez Galí recurre a poemas de Brossa, textos de Maria Mercè Marçal o el archivo sonoro de Maria Arnal, que colabora leyendo un poema

En esta obra, en cuya producción particia el Festival de Peralada a través de su Campus Salut i Escola y el proyecto ACE Alzheimer, el coreógrafo recurre a su vez a poemas de Joan Brossa -esa sextina Mirall que el artista dedicaba a Schönberg y que ha sido musicada exprofeso para Alba-, textos de Maria Mercè Marçal -de Terra de mai, el primer libro en catalán sobre un amor lésbico- o al archivo sonoro de Maria Arnal, que colabora leyendo un poema. 

La pieza de videodanza El mar que la propia Àngels Margarit, la actual directora del Mercat de les Flors, realizó en 1990 bajando por la cuesta de Miramar con música de Agustí Fernández, es otra fuente de inspiración. E incluso está muy presente el método somático Feldenkrais, que a través de movimientos mínimos libera tensiones, alinea el cuerpo y da libertad de movimiento. Para esto último ha contado con la colaboración de un profesor de este sistema que ideó el físico israelí Moshe Feldenkrais en el siglo XX, el ex bailarín francés Samuel Letellier, afincado en Barcelona y profesor también en el Institut del Teatre.

Feldenkrais no es danza pero tiene una conexión total, porque además Aimar está muy concentrado en la calidad del movimiento en esta pieza"

Samuel Letellierprofesor del método Feldenkrais

"Feldenkrais no es danza, pero tiene una conexión total, porque además Aimar está muy concentrado en la calidad del movimiento en esta pieza", explica Letellier saliendo de una práctica con los bailarines de Alba. Lleva ya cinco semanas con ellos. "Hoy les he dicho que observaran cómo entroncaba en la obra el ingrediente que hemos trabajado. Y realmente cambia mucho". 

En un tipo de danza que incluye la técnica release como es el caso de Alba, el método Feldenkrais encaja de manera casi milagrosa, pues se trata de reducir el tono muscular, trabajar a partir de los huesos, disminuir el esfuerzo... y alcanzar movimientos elegantes. El físico nunca llegó a trabajar con bailarines, pero sí lo hizo con la compañía teatral de Peter Brook. En cualquier caso es hoy una práctica cotidiana entre grupos de bailarines de Tel Aviv.

"Yo lo veo como una herramienta que puede ayudarles a entender y habitar mejor los movimientos , a cuidar la calidad de todos ellos y a afinar con las texturas. Pero también me permite pedirles que se olviden de la técnica y que se acerquen a lo que son", concluye Letellier.

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