La felicidad de hacer cine

XVI Premis Gaudí

Agustí Villaronga, Isabel Coixet, David Trueba y Elena Martín son los nominados al Gaudí a Mejor Dirección

Horizontal

Susi Sánchez y Agustí Villaronga durante el rodaje de Loli Tormenta

LV

Isabel Coixet, David Trueba, Elena Martín y Agustí Villaronga. Cuatro nombres propios que representan puntos de vista muy diferentes y una libertad creativa que los ha llevado a ser creadores de referencia en nuestro país. Con una ausencia muy presente del añorado cineasta mallorquín, fallecido hace ahora un año, hablamos con los nominados y nominadas a Mejor Dirección de este año y escuchamos sus reflexiones sobre el oficio de rodar cine, y de escribirlo; sobre la importancia de los premios y sobre el gran nivel del cine catalán de los últimos años.

¡Qué excelente cosecha cinematográfica, la del 2023! Los Premios Gaudí de este año vuelven a valorar la diversidad de voces potentes de nuestro cine, y, en la categoría de Mejor Dirección, reúne a cuatro reconocidos nombres propios que demuestran esta riqueza de miradas. Con Creatura, Elena Martín hace una valiente aproximación al despertar sexual, al deseo femenino y a la relación de las mujeres con su cuerpo. En Un amor, Isabel Coixet adapta la novela homónima de Sara Mesa para reflexionar también sobre la intimidad, el sexo y las pequeñas agresiones machistas cotidianas. En Saben aquell, David Trueba usa el retrato del genial Eugenio para hablar de la cara oculta de la fama y para explicar una historia de amor más grande que la vida misma. Y con Loli Tormenta, su film póstumo, el añorado Agustí Villaronga ofrece una luminosa comedia sobre los conflictos de la tercera edad.

Isabel Coixet

Isabel Coixet

Xavier Torres Bacchetta

Para empezar, recogemos algunas palabras sobre el legado del gran ausente en esta conversación: “Era una persona cariñosa y delicada. Siempre amable. Daba gusto encontrárselo. En un mundo de ambiciones a veces ridículas, Agustí era calmado y generoso. Su cine también lo era, y a eso le sumaba un punto de tensión interna, casi perversa, que lo hacía muy interesante”, apunta David Trueba. Elena Martín, por su parte, se pone el vestido de intérprete: “No tuve el placer de trabajar con él, pero sí de ver sus películas y creo que fue un referente. Diferente en cada momento, con una carrera diversa y también ambiciosa que atravesó barreras. Tengo buenas amigas y amigos que trabajaron como actores y lo recuerdan con tanto aprecio y fue tan importante para ellos que, como actriz, lo envidio y me entristece no haber podido ver cómo trabajaba con mis propios ojos”.

La riqueza y la pluralidad de nuestro cine

Es hora de valorar su papel en los Gaudí. Sus propuestas están entre las grandes favoritas de este año: Creatura acumula quince nominaciones, Saben aquell tiene trece y Un amor tiene ocho. “¡Que Creatura sea la película más nominada me emociona tantísimo!”, confiesa Elena Martín. “Hemos tenido que confiar, que luchar... Una propuesta ambiciosa, de tamaño mediano y con un contenido arriesgado que siempre quisimos abordar sin pudor. Y, además, en catalán. Por lo tanto, que reciba un apoyo tan contundente nos motiva a seguir y nos recompensa todo el camino hasta aquí, nos alienta y nos da una validez que recibo con mucha alegría. Y las ceremonias de los premios, ganes o no, sirven para dar visibilidad y para celebrar. ¡Y eso haremos!”. “Este año hay competidores muy fuertes y es alucinante estar nominada”, sostiene Isabel Coixet. Y David Trueba pone en valor sentirse parte del cine catalán: “Me tomo la nominación al Gaudí como un regalo y como un gesto de generosidad que me hace sentir querido y aceptado por esta comunidad”.

Con una cifra de candidaturas récord en la historia de los Gaudí, con 70 títulos de producción catalana, los premios de este año plasman un momento especialmente interesante y plural del cine hecho en Catalunya. Los tres tienen una opinión positiva al respecto: “Ahora mismo, y en los últimos años, el cine catalán ha triunfado en el resto del estado, en Europa y en el mundo, está clarísimo. La presencia de películas muy diferentes, de tonos, temas, puntos de vista, es lo que le da riqueza. Nos gustaría que todavía hubiera más público que fuera a verlas, pero no podemos olvidar el mundo donde vivimos, y sabemos que las cifras del cine son las que son. Teniendo en cuenta el contexto, podemos estar muy contentos”, reflexiona Coixet.

Elena Martín Gimeno

Elena Martín Gimeno

Manu de León

Por su lado, Martín explica que “votar por los Gaudí me ha hecho recordar películas ya vistas, y te das cuenta de que hay muchas que te has llevado en casa, que has pensado, te han emocionado... Eso no es nada fácil y está pasando. En contra de quienes quieren simplificar el cine y etiquetarlo como cine catalán o como cine hecho por mujeres como si fueran géneros en sí mismos, se demuestra que las voces son diversas y los códigos también. Vamos por buen camino, porque siento que hay bastante riesgo. Pero todavía nos queda espacio para recorrer”. En el mismo sentido opina Trueba: “Por un lado se confirman las dificultades para atraer un público maduro y crítico a las salas, pero también el acierto de considerar el cine un sector estratégico. El cine catalán está muy bien posicionado porque es plural y prevalecen los valores creativos”.

El placer de rodar

Acabamos esta charla a tres preguntando a las aspirantes a Mejor Dirección por el oficio de rodar, de trabajar con los actores y, también, de escribir cine, porque los tres están nominados en las categorías de guion. Isabel Coixet es contundente: “Es mi vida. Yo solo soy feliz, o al menos soy más feliz, cuando estoy detrás de una cámara en un set de rodaje. Y eso también tiene su cara B, aquellos momentos en los cuales no estás rodando... Es que la vida es muy plana, y eso te lleva a hacer más películas, a escribir más, porque siempre he colaborado en los guiones de mis películas, aunque no salga en los créditos. No es que lo tenga que hacer sí o sí, pero me gusta, y pienso que es una herramienta que me ayuda a dirigir”.

Coixet también nos explica que el set no es nunca un espacio de sufrimiento para sus actores, por intensa que sea la historia que cuenta en imágenes, y Un amor es un buen ejemplo: “La única angustia es el tiempo que tienes para rodar. Nada más. Y a mí me gusta que los rodajes sean espacios divertidos, hacer bromas, no tienes que ponerte dramático y forzar a los actores a sufrir. Los rodajes no tienen que ser intensos, no tengo ningún interés en torturar a mis actores y a mi equipo”.

En este sentido, y hablando de actores que sufren, o no, Elena Martín, que se ha dirigido a sí misma en las dos películas que ha firmado, afirma que compaginar las dos tareas acostumbra a ser un conflicto más bien logístico, como pasó en Júlia ist porque, afirma, el suyo “no era un personaje especialmente difícil”. Pero la cosa cambiaba en el caso de Creatura, con el juego que plantea: tres actrices para el mismo personaje en tres momentos de la vida, ella misma y dos muy jóvenes, una niña y una adolescente: “La clave está en el equipo del que te rodeas. Las coach, las coordinadoras de intimidad… Y en cuanto a mi trabajo ante la cámara, aquí sí que mis secuencias eran muy complejas y con muchos cambios emocionales. Me sirvió mucho haber hecho Suc de síndria con Irene Moray”.

David Trueba

David Trueba

Manu de León

David Trueba, por su parte, encuentra todo un mundo en su oficio: “Para mí, el cine es una forma de escritura con imágenes, y encaro este trabajo previo con la misma dedicación que cuando escribo una novela, sabiendo que en este caso no estará completa hasta acabar el rodaje y el montaje. Y dirigir me da, sobre todo, la posibilidad de crear con los actores una realidad ficticia, sugerente y llena de sensaciones, que casi equivale a un mundo paralelo con el que disfrutamos. Rodando Saben aquell, en algunas escenas con David Verdaguer y Carolina Yuste pensaba en la suerte que tenía de ser el director, porque los veía y los dos eran perfectos, y yo era el primer espectador”.

Martín cierra la conversación con una reflexión sobre su relación con el cine: “No soy demasiado fetichista, no romantizo el cine per se. Para mí, es una herramienta para explicar historias, generar mundos, pensar sobre las cosas, poner en movimiento ideas y debates... Y es tan válida como cualquier otra. Y uso mucho el audiovisual porque tiene unos tiempos y una vibración que resuena con mi momento vital. ¡Quién sabe cómo será más adelante! Pero sí, hacer cine es magia, me hace crecer y ser mejor persona. Y las frustraciones suelen estar relacionadas con la inestabilidad económica o el carácter patriarcal que todavía ahoga tantísimo el cine de todas partes y con el que hay que convivir como directora, guionista y actriz. Si te despistas, te puedes encontrar sumergida en una desilusión profunda. No creo que la gente sea consciente de cuán graves son las consecuencias de que el sector sea tan masculino y blanco”, remata.

Perfiles

Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...