El texto en su contexto. Es la máxima que acompaña al álbum que Hergé publicó en 1930-31, protagonizado por Tintín (después del durante muchos años inédito Tintín en el país de los soviets). El célebre periodista, que ha poblado la imaginación de varias generaciones a lo largo de un siglo, empezó con mal pie.
Tintín en el Congo, en referencia a la entonces colonia belga en África, ha sido acusado reiteradamente de racismo y supremacismo, e incluso ha sido prohibido en algunos países. Ahora vuelve a ser noticia porque, con una discreción sorprendente, ha vuelto a publicarse en francés, pero con algunas novedades notables. La primera, el cambio del dibujo de la cubierta.
En ella ya no aparece el reportero conduciendo un vehículo con su asistente negro, sino que reproduce una viñeta en la que Tintín y un león se espantan mutuamente al descubrirse.
La noticia ha saltado gracias a la agencia AFP, que ha advertido sobre estas novedades, aunque ya se produjeron el 1 de noviembre, pero se habían hecho con absoluto sigilo.
"Sin mucha publicidad, Tintín au Congo fue relanzado en noviembre en una nueva versión coloreada, con una nueva cubierta pero, sobre todo, por primera vez, con un prefacio que pone en contexto este álbum", señala AFP. El álbum recupera la versión de 1931 y se vende en una caja llamada Les colorisés, que también incluye Tintin au pays des Soviets (1930) y Tintin en Amérique (1932).
Todo queda en casa
El prólogo justificativo está firmado por el presidente de Los Amigos de Hergé
El cambio del dibujo de cubierta ya es una declaración de intenciones, pero lo más significativo es el prólogo, que contextualiza el momento histórico en el que fue publicado, pero resulta excesivamente justificativo del trabajo de Hergé.
La versión del álbum de 1946 ya fue profusamente revisada. En ella, Tintín da una clase de matemáticas a escolares congoleños. Ahora, en cambio, en la edición original coloreada, se recupera la lección sobre "Tu patria: Bélgica", que el reportero daba a los niños, una especie de Formación del Espíritu Nacional de cien años atrás.
El prólogo está firmado por Philippe Goddin, que preside la asociación Los Amigo de Hergé, y que defiende el punto de vista del creador de Tintín: "Se ha dicho que Hergé caricaturizó odiosamente a los congoleños. ¿Es racista? (...) Se burla alegremente de todos, tanto blancos como negros", escribe en el prefacio.
Hergé tomó la decisión política de ignorar las fuentes que describen la violencia de la colonización
Goddin explica a AFP: "Somos racistas desde el momento en que queremos denigrar, degradar al otro, lo que no ocurre con Tintín en el Congo. Por supuesto, hay estereotipos, caricaturas. Hergé insiste en grandes labios, narices chatas, como muchos caricaturistas de la época, pero para mí, aunque la frontera entre caricatura y racismo es frágil, él no la cruza".
La agencia también aporta el testimonio del historiador Pascal Blanchard: "Este prefacio es muy cuestionable. Nos dice que Hergé sería una simple esponja de su tiempo. Hergé tomó la decisión política de ignorar las fuentes que describen la violencia de la colonización. Y Philippe Goddin abusa de una paradoja: al mostrarnos que Hergé es el más cercano a las fotos que le llegan desde el Congo, considera que la iconografía sobre las colonias, en un país con una agencia de propaganda colonial, se convertiría en una fuente de verdad. No, es propaganda", concluye.