Stephen King
Plaza & Janés
Holly
En el debate absurdo sobre si Stephen King recibirá algún día el Nobel de Literatura, se esconde el sesgo esnob de una intelectualidad cansada de sí misma y el sincero deseo de fan. King sabe explicar historias y tiene aún un espíritu competitivo increíble que le permite crear personajes –como el de Holly Gibney, que nos llega de anteriores entregas en papeles más secundarios– y tramas como las de la última novela. Su incursión en el género negro ha vuelto a conseguir que la crítica saque el incienso y los lectores –los habituales y los que se saltan algunas novedades entre King y King– acudan a miles a por la mercancía servida por uno de sus autores más queridos.
Stephen King sigue escribiendo descuidado y hasta mal, con trucos y onomatopeyas de adolescente, como si viviera en un Halloween perpetúo, pero lo que hace él no lo hace nadie. Al menos tan bien. Es efectivo, familiar, es cruel, sencillo, inteligente y patán, predecible tanto como lleno de recursos, más cinematográfico que visual y atiende a nuestros miedos más profundos, a la paranoia más enraizada, al relato oral sin sonajeros de estilo, fiel a quién aún escribe por el placer de hacerlo y a quienes lo leemos por el mismo argumento.
Y además, disfrutar de Holly Gibney, como detective tras el encargo de resolver el misterio de unas desapariciones y dos viejos profesores con un sótano nada hospitalario. Uno no sabe cuántos siglos lleva escribiendo King, pero lo hace con la misma ilusión que en su primer libro. Y con todo el oficio acumulado.
Paz Velasco de la F.
Rosamerón
Muertes nada accidentales
Velasco, especialista en personalidad psicopática y delitos violentos, es autora de varios libros que tratan de entrar en la mente del criminal. Aquí, innova con la fórmula al analizar diez criminales, contextualizándolos en época y vida, para tratar de encajar piezas en el puzle del mal.
Bernhard Schlink
Anagrama
La nieta
Schlink es uno de los mejores y más traducidos escritores alemanes. Sus incursiones en el género no hacen sino llenar de literatura un cuerpo necesitado. Este no es un ejemplar puro de negro, pero la investigación, la sistemática y la crítica social lo hacen híbrido y excelente.
Benjamin Black
Alfaguara / Bromera
Las hermanas Jacobs
John Banville escapó de sí mismo con Benjamin Black para solaz de todos los que disfrutamos del género que no renuncia a lo literario. En buena forma, aquí llega una nueva entrega. Guárdense un fin de semana lluvioso y disfruten de esta historia.