En España, existen testimonios de, al menos 1802 víctimas de abuso sexual dentro de la Iglesia. Así aparece escrito en los créditos de la película Verano en rojo de Belén Macías, que se podrá ver en las salas de cines a partir de este viernes. Un thriller con trasfondo social que quiere hacer eco de uno de los temas que siguen siendo más tabú en el país.
Ambientada en el verano de 2010, en que España celebraba su triunfo en el Mundial de fútbol, la comisaria María Ruiz (Marta Nieto) empieza una investigación sobre los asesinatos de dos adolescentes, atrapados en una realidad que no conocen ni sus familiares más cercanos. Ayudada por el veterano periodista Luna (José Coronado), la investigación los llevará hasta las puertas de una orden religiosa.
“Existe aún un respeto hacia toda la institución de la iglesia y por eso es necesario contar cuando pasan tan graves como esta y hacerlo visible porque es un tema que no está nada tratado. A mí me interesa mucho el cine social y la novela de González Harbour tenía ese hilo donde tirar, aparte de que me fascinó” explica Macías sobre cómo surgió la idea del filme. La novela homónima de Berna González Harbour, en la que está basada la película, le llegó a la directora a través de una recomendación de su amiga y agente literaria Palmira Márquez.
“Como es un tema muy delicado, quería que no fuese un filme agresivo, que el público intuyese más que viese”
Rodada el verano pasado entre Madrid y Pamplona “con una ola de calor que puso trabas al rodaje” se desarrolla este thriller que vino después de un proceso de documentación extenso. "Leímos muchos artículos de prensa sobre casos de abusos sexuales por parte de la Iglesia, también se habló mucho con la policía, para crear los personajes que formaban parte del cuerpo de investigación, también necesitábamos otros elementos para que todo tuviese una consistencia y no fuese sencillo llegar a los lugares ni encontrar pistas, esto fue lo más complicado de todo”.
Para Macías lo más importante es hacer que esta película llegue al máximo público posible. “Como es un tema muy delicado, quería que no fuese un filme agresivo, que el público intuyese más que viese. Aunque pone que es para mayores de trece años, un niño de ocho podría verla sin problema. Creo que hay muchas maneras de contar este tema. Pablo Larraín con El Club lo hizo de una forma muy interesante, pero también muy dura, es otra experiencia cinematográfica. Evitar esa agresividad y dureza en mi caso es un acierto, es una película empática, con un tono que puede conciliarse con el entretenimiento”. Y de momento están muy contentas con el resultado, en los pases de la película que ya han hecho, varias personas se han acercado a darles las gracias por visibilizar esto.
“Fortaleza y fragilidad a la vez” así define Macías a Marta Nieto, la protagonista de Verano en rojo, quién aceptó el papel porque para ella era importante que la película tuviera un sentido más allá del entretenimiento. “María es una mujer de contrastes, muy inteligente, pero también es muy sensible, tiene mucha intuición, no se le da especialmente bien la acción, pero lo hace, es un personaje que me gustaría mucho seguir explorando, la verdad”. Una idea nada descabellada, porque la comisaria Ruiz es protagonista de varias de las novelas de González Harbour, como dice Nieto, queda mucho para explorar. Para este personaje “la policía nos contó que existían este tipo de agentes, que tenían un don especial para saber cómo encaminar los casos, para adivinar las cosas, para saber cuando interrogaban quién estaba mintiendo y quién no”.
Lo más típico en estos casos es que la Iglesia pase un velo, haga todo lo posible por ocultarlo y si la investigación policial ya está muy avanzada y no hay forma de seguir negándolo, la solución es hacer ver que nadie sabía nada y apartar de su actividad a la persona acusada de pederastia. “Yo estoy convencida de que hay mucha gente que no está a favor de esa ocultación. Esto es una mala decisión de determinados estamentos dentro de la iglesia que estamos viendo que lo único que hacen es no ser transparentes y dar una imagen oscura de la iglesia que no tiene por qué ser. Si en la sociedad civil también hay casos de pederastia y abusos sexuales y se pena, en las instituciones religiosas debería ser así. Y es que siguen habiendo casos, muchos. Pero yo creo que poco a poco irán saliendo a la luz” explica Macías, que se muestra bastante optimista en cuanto a la posibilidad de cambiar las cosas, a pesar de que pueda ser un proceso muy lento.