El afamado cantautor y rockero argentino Fito Páez inauguró ayer el Alma, la continuación del Festival Jardins Pedralbes en su nueva ubicación en el Poble Espanyol. Lo hizo a lo grande, con un sold out y programando un nuevo concierto para el 24 de julio. El artista de Rosario, que en los años ochenta formó parte de una brillante generación de músicos argentinos, al lado de Charly García, Luis Alberto Spinetta, Andrés Calamaro y Gustavo Cerati, está viviendo una segunda juventud artística recién cumplidos los 60 años. Su vigésimo disco de estudio, La conquista del espacio (2020), recibió un Grammy al mejor álbum de rock latino, y tras la pandemia ha publicado nada menos que cuatro álbumes. Para rematar un estado de creatividad efervescente, la gira El amor 30 años después del amor lleva arrasando desde el pasado septiembre, cuando realizó una serie de históricos conciertos en el Movistar Arena de Buenos Aires.
La gira, que ya había recalado en Barcelona en el Auditori Fòrum CCIB en octubre, volvió ahora a nuestra ciudad para reafirmar el buen estado de forma del autor de El amor después del amor, la canción más emblemática de su repertorio, que daba título al álbum más importante de su carrera y que interpreta de buenas a primeras a modo de espectacular inicio del concierto. El tema también sirve para dar nombre a una serie biográfica de Netflix que repasa su apasionante vida y carrera y que ha motivado un récord de escuchas de sus temas en Spotify.
La gira ‘El amor 30 años después del amor’ lleva arrasando desde septiembre
Como buen argentino estuvo locuaz y divertido en las explicaciones de los temas y de su poblado baúl de recuerdos, en un concierto que pivotó sobre el nuevo disco EADDA9223, un trabajo que revisita y reimagina el álbum más vendido de la historia del rock argentino, con la ayuda de invitados ilustres como Elvis Costello, Chico Buarque, Marisa Monte, Andrés Calamaro, Nathy Peluso, Mon Laferte, Antonio Carmona, Estrella Morente, Leiva y otros. Alternándose como pianista y a la guitarra fueron sonando con su mirada actual las trepidantes Dos días en la vida y Naturaleza sangre, la sentimental balada jazzy La verónica, la funk-rockera Tráfico por Katmandú o la tanguera ideal para erizar el vello Pétalo de sal, con recuerdo a Spinetta incluido.
Mención especial merece la versión de Un vestido y un amor –que le inspiró Cecilia Roth– coreada antes de un popurrí de prominente músculo funk. También fue muy celebrada La rueda mágica, que finaliza con un gran crescendo guitarrero, y la dylaniana Al lado del camino, que dedicó al escritor Rodrigo Fresán.
En el concierto no faltan tampoco otros temas emblemáticos de su extensa carrera como 11 y 6, un Circo beat en el que canta con sentimiento “mi pasado es real y el futuro libertad”, la Brillante sobre el mic –con recuerdos imborrables de su relación con Fabiana Cantilo, su primera pareja–, Ciudad de pobres corazones, compuesta en un momento trágico tras el asesinato de su abuela, y, ya en el bis, Mariposa tecknicolor o un Y dale alegría a mi corazón, a modo de despedida, para sellar una gran comunión con los fans, entre los que había un buen número de paisanos. Fueron 19 temas y dos horas de concierto en las que demostró ser un consumado entertainer y un carismático autor que, arropado por una numerosa y compenetrada banda, llevó sus clásicos a un territorio de vibrante actualidad.