Que a Cesc Casadesús le entusiasme la música –también la clásica– supone un plus para el Grec, el festival que dirige. Y si además tiene complicidad con los responsables de las principales instituciones musicales barcelonesas, la fiesta está servida. De ello se benefician proyectos como este Beethoven 7 que Sasha Waltz creó en pandemia y que sólo se había visto en live streaming desde Berlín. La coreógrafa alemana ansiaba debutar en el Teatre Grec. Casadesús se lo comentó al Liceu, que a su vez estaba en conversaciones con la creadora... et voilà! La première mundial en vivo –y con orquesta– de esta pieza sobre la Sinfonía del amigo Ludwig tiene lugar hoy (y mañana, 22 h) en Montjuïc.
Es el must del verano, un imperdible de la programación dancística pero también de la musical, pues la excelencia de Waltz (Dido & Aneas, Orfeo y pronto La pasión según San Juan) es garantía de una lectura interesante a través del cuerpo y el movimiento.
“El Teatre Grec es un lugar especial. Será por las estrellas, pero al aire libre se crea una forma distinta de estar juntos”, dice Waltz antes de contar cómo abordó Beethoven. Para ella, cada uno de los cuatro movimientos de esta sinfonía son piezas únicas en las que no solo habla de esperanza.
“La compuso en un tiempo en que tenía que abandonar las utopías sobre un nuevo mundo, justo después de Napoleón. El segundo movimiento es casi una marcha fúnebre, siente pena porque ese nuevo mundo no haya sido posible. Coreografiar eso ha sido magnífico. Yo busco perpetrar esa libertad que él ansía, por lo que de entrada hay una estructura de improvisación, pero es más libre y más frágil, lo que supone un reto para bailarines y público, pero ya me conocen: contrapongo claridad y coreografía con formas libres de coreografiar”.
Waltz propuso a sus intérpretes discutir entre ellos sobre la noción de libertad y cómo llevarla a la danza. La conclusión fue que la libertad no existe como algo individual, sino en un contexto grupal y social. “Somos una sociedad estructurada”, añade.
La idea de coreografiar la Séptima se la propuso a Waltz el director de orquesta Teodor Currentzis, que durante la pandemia y en ocasión del 250.º aniversario de Beethoven participó en una maratón de sus sinfonías retransmitidas en un día desde distintas partes del mundo; en su caso, el antiguo templo de Delfos. “Era una ocasión especial, pero en streaming. Ahora la orquesta estará allí mismo y el director, el maravilloso Lucas Macías, verá a los bailarines”.
“La 7.ª es el Beethoven más danzable; incluso él mismo la bailaba con Liszt al piano”, recuerda De Gomar
Se trata del director artístico de la Orquesta Ciudad de Granada, pero también oboísta, con quien contó Claudio Abbado al fundar la Mozart Orchester, apunta el director artístico del Liceu, Víctor García de Gomar. “Este es el Beethoven más bailable –conviene–. Él mismo bailaba en casa de Liszt mientras este la tocaba al piano”. La Simfònica del Liceu –fundada sólo 20 años después de que muriera Beethoven y 35 después de que se estrenara su 7ª.–, no actuaba en el Grec desde el 2018. Pero no será la única que ponga música en este espectáculo del Grec.
Waltz quería aportar una reacción contemporánea a Beethoven. Y siendo los cuatro movimientos de esta Sinfonía “tan únicos y diversos en las emociones que despiertan, pensé en añadir un quinto movimiento a modo de obertura”. Así, la obra comienza con la música electrónica del chileno Diego Noguera, que está en escena y proporciona una experiencia catártica, apunta la coreógrafa. “Hoy Beethoven sería un dj o un músico de electrónica, algo totalmente contemporáneo”, añade su pareja y cofundador de la compañía, Jochen Sandig. “La gente alucinaba con él, había que hacer algo con el espíritu de Beethoven, con su libertad, su pasión y el éxtasis que proporcionaba en su época”.
Los de su música son valores de libertad, que son también una opción política, "y eso es lo pertinente de la obra de Sasha: una estética y una conciencia políticas”, observa De Gomar. “Que la primera parte de la obra hable de represión y la segunda, cuando entra la orquesta, de liberación va muy acorde al espíritu de los tiempos: de políticas y dictaduras y pérdida de libertades”, concluye Casadesús. "Y como público, acabas con una sensación siempre optimista. Son esas cosas que tiene el arte y que Sasha sabe hacer muy bien”.