Baile sin cuartel en la segunda jornada del Sónar, protagonizada por un elenco de dj que se coronó en la primera sesión nocturna con la actuación de Aphex Twin, el artista al que los otros artistas quieren ver. También quería verle el público, por supuesto, que llenó el SonarClub a unas tempranas 22 horas para ver a esta leyenda de las pistas de baile. Cuatro años ha tardado Richard Davis James, el padre de la IDM (intelligent dance music) en presentar nuevo proyecto que lo trae de vuelta a un festival que no visitaba desde el 2011.
Para interpretar su música ambient, rítmica y poderosa, Aphex Twin se acuarteló en un refugio metálico en mitad del escenario, con un enorme cubo del mismo material sobre su cabeza. Ambos cuerpos servían de soporte para unas inmensas pantallas que emitían de forma sincopada construcciones asimétricas de toda clase de tonalidades, así como iconografías cibernéticas entremezcladas con luces y láseres que envolvían toda la pista ante la aclamación del público. Una ensoñación futurista en la que estaba previsto disfrutar de la sesión del dúo norirlandés Bicep y la actuación de Fever Ray, entre otros artistas programados hasta la madrugada.
The Blessed Madonna subió al escenario a una imponente selección de bailarines
Previamente, el Sónar de Día se había encargado de caldear los ánimos con actuaciones de todos los estilos y continentes para contentar a un público que llenó el recinto de Montjuïc a las seis de la tarde, cuando unas bondadosas nubes habían aplacado el sol del mediodía. Por los altavoces de los diferentes escenarios sonaban el amapiano de Musa Keys, el breakbeat de Dalila o la sesión de Alejandro Silva, más conocido como Merca Bae. Productor de artistas como Bad Gyal, a la que acompañará hoy sábado como dj, el salmantino tiró de grime, dembow y dancehall con ritmos de reguetón para poner en danza a un SonarPark lleno de público con ganas de bailar. Rítmica pero diferente era la oferta de MikeQ, dj de Nueva Jersey convertido en portaestandarte de la cultura drag afroamericana y latina del ballroom a través del ritmo fuerte y marcado del vogue-house que este viernes retumbó sobre el Village.
En otra onda sonó la sesión de Ryoji Ikeda, propuesta cerebral de timbre minimalista del artista visual japonés, que trabaja con máquinas titilantes reduciendo las estructuras sonoras hasta alcanzar cotas en ocasiones claustrofóbicas, sonidos binarios e industriales combinados con visuales que pintaron de blanco y negro el SonarHall, lleno a rebosar donde las miradas absortas se entrecruzaban con las voluntariosas y alguna que otra sorprendida.
Para recuperar el color hubo que esperar a Max Cooper y su espectáculo 3D/AV, en el que este doctorado en Biología inundó con imágenes cálidas los rostros de los asistentes. Dos pantallas superpuestas, una de ellas translúcida, emparedaban al artista en este subyugante viaje por paisajes envolventes, desde escenas galácticas a fractales matemáticos moviéndose a toda velocidad, visualizaciones abstractas de sistemas científicos y naturales que se sucedían al ritmo de un tecno pausado.
El único pero que se le podía poner a la actuación de Max Cooper era que coincidía en el tiempo con la de Daito Manabe. Después de realizar una masterclass y colaborar en las visuales del espectáculo de Nosaj Thing, este artista de culto japonés ofreció su propia sesión en el Stage +D llenando la pantalla de coloridas imágenes que se sucedían al compás de un sonido quebradizo que por momentos ponía a bailar al público.
The Blassed Madonna puso sobre el escenario a una veintena de bailongos de la comunidad LGTBI
Por esas mismas horas comenzaba en el Village el espectáculo de The Blessed Madonna, experta en crear ambientes festivos como ya demostró en anteriores visitas al Sónar. Luciendo una camiseta negra con la Pietà de Miguel Ángel, la dj de Kentucky puso sobre el escenario a una veintena de bailongos representativos de la comunidad LGTBI, mientras sonaban sus mezclas de house, tecno y pop. Música pinchada con la energía que ha hecho acreedora del calificativo de “rompetablas” a esta dj que este viernes optó por invertir la ecuación, llevando la fiesta al escenario para desde allí trasladarla a un público encantado con la idea.
Lo que no se desalojó fue la pista del Sónar, que acogió a la dj londinense Eliza Rose para proseguir con la sesión de baile a cuenta de los ritmos rave y tecno que mezcla con todo tipo de sonidos, del jungle al grunge, antes de que Selecta Glossy, responsable de abrir la sesión diurna, se encargara de cerrarla por todo lo alto.