Solistas de personalidad deslumbrante

El mirador

Solistas de personalidad deslumbrante

En el mismo espacio que unas horas antes (de hecho, la tarde anterior) había acogido la atestada sesión de Oneohtrix Point Never, los/as madrugadores/as tuvieron inmejorable y cómoda oportunidad de disfrutar en toda su extensión de Ralphie Choo.

Fiel a las costumbres horarias del Sónar, los conciertos y descargas que tienen lugar a primera hora de la tarde suelen ser bastante en familia. Y el caso del músico, cantante y rapero madrileño no fue una excepción: a las tres y media de la tarde acabó convocando a no más de un par de centenares en el amplio SonarHall, lo que no fue ni mucho menos obstáculo para disfrutar de una propuesta de altura. Una invitación para transitar por un camino no muy manido del pop nacional de ahora mismo, donde combina voces tratadas, samples y beats electrónicos con la presencia ayer de un cuarteto de cuerda, un flautista que se desdoblaba en la mesa de ritmos y también un guitarrista. Y, claro, la empática presencia escénica del joven Choo, que a sus veintipocos años se mueve con seguridad y líricas elaboradas por el pop, las armonías, los arreglos clásicos y los crescendos atmosféricos.

La complicidad de Santiago Latorre y Colin Self fascina por su arte e intención

También personalidad propia es la que confirmó en su plenitud el proyecto conjunto de Santiago Latorre y Colin Self. Una joint venture más que provechosa y que sin duda es una de las propuestas de nivel artístico a tener muy en cuenta en la escena no solo nacional sino también internacional. Una invitación sonora y visual que se puede calificar de deslumbrante por momentos, donde el brillante compositor y certero letrista aragonés encuentra su perfecto cómplice en el artista multidisciplinar Colin Self (desde 2014 colabora electrónicamente con Holly Herndon y Mat Dryhurst).

El aficionado sabe de esta ­colaboración Latorre-Self ya materializada en el álbum Architecture of friendship, una obra que de manera obvia es el sustento de lo que ayer se pudo ver en el concierto que ambos ofrecieron –también ante no mucho público por las mismas razones horarias que las de ­Ralphie Choo, aunque en esta ocasión en el auditorio del ­SonarComplex–. De hecho, fue una sesión donde sobre todo se pudo disfrutar, por momentos de forma asombrosa, de ar­quitecturas vocales, que des­tilaban belleza y trabajo bri­llante a destajo, vehiculizadas por cantos a cappella, autotunes o maravillosas armonías.

Ambiente en la jornada del jueves del Sónar

Ambiente en la jornada del jueves del Sónar

Llibert Teixidó

Y en esta ocasión, además, Latorre ha recurrido a otros colaboradores, comenzando por la intensa y brillante vocalista Nieves Arilla, siguiendo por la teclista y manipuladora sonora Sandra Lanuza y acabando por un modelo-colega que ejerció de convidado escénico y que remarcó el marcado tinte LGTBI de la propuesta. Este aspecto, de hecho, es el otro pilar fundamental de esta brillante complicidad, y como muestra la máxima que proclamó Latorre en el tema que cerró su espectacular performance en el Sónar: “¡Maldito heteropatriarcado!”.

Y si alguien también destiló esa presencialidad arrolladora tanto a nivel escénico como musical, sin duda fue la joven cantante francesa Crystal Murray, que se comió e hizo suyo el gran escenario del SonarVillage con su adictiva y también concienciada compota de pop, trap no muy acelerado y r’n’b.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...