Si este domingo se lleva el Oscar al mejor actor por su espectacular trabajo en Elvis de Baz Luhrmann, será sin dudas un premio a la dedicación. Es que tal como lo explica en esta entrevista que concedió apenas recibió el Globo de Oro en la categoría de drama a principios de este año, el angelino de 31 años que comenzó su carrera frente a las cámaras a los 14 en una serie de Nickelodeon y también participó en Hannah Montana, su transformación en el legendario cantante fue el resultado de una intensa preparación. Aunque también se llevó el Bafta y numerosos premios menores, Austin Butler se las tendrá que ver con Brendan Fraser, quien viene de ganar en el sindicato de actores, un galardón clave para esta categoría, y en los Critics Choice.
No muchas estrellas del Canal Disney o de Nickelodeon ganan un Globo de Oro o compiten por un Oscar al mejor actor. ¿Cómo fue el proceso para llegar hasta aquí?
No fue fácil. Recuerdo haber ido a tantas audiciones sin que nunca me contratasen para nada, que todo eso ayuda a que me sienta particularmente agradecido por todo lo que estoy viviendo en este momento. Lo del Globo de Oro fue increíble. Estar en ese cuarto lleno de toda esa gente a la que yo siempre he admirado fue muy importante para mi. Además recibí el premio delante de los Presley, que me han dado la bienvenida como parte de la familia de una manera verdaderamente hermosa. Les estaré eternamente agradecido por haberme provisto de este espacio en el que de alguna manera traté de capturar la esencia de este hombre que es tan importante para ellos y al que verdaderamente adoran.
No hay muchas personas más famosas que Elvis. ¿Inicialmente le asustó la tarea de interpretarle?
Claro. Recuerdo todos los sentimientos que tuve cuando estábamos haciendo la película, el terror de que no quedara bien. Pensaba que todo el mundo me iba a odiar. Con la cantidad de fans de Elvis que hay en el mundo, los obstáculos que se me presentaban a veces hacían que la misión me pareciera imposible.
¿Hasta que punto fue difícil prepararse para el papel?
Fue muy complicado. Sabía a lo que me enfrentaba en el momento que Baz me dio el papel. Me pasé 5 meses trabajando con él y luego hicimos una prueba de cámara. Pasó toda una semana en la que yo todavía no sabía si había conseguido el papel o no. Y durante esos días, me puse a pensar en lo duro que iba a ser si me lo daban, y que, aún si no lo conseguía, me había pasado 5 meses trabajando con uno de mis directores favoritos. A la vez, tenía claro que si el elegido era yo, iba a tener que escalar el Everest y que me iba a tener que poner a trabajar de inmediato. Apenas me dijeron que el papel era mío, llamé a mi profesor de canto y al de pronunciación y eso fue lo que hice. Por suerte tuve un año y medio para prepararme.
Habrá sido agotador...
Todo pasó por poner mi vida en pausa durante dos años, y absorber todo lo que pude. Me dejé llevar por la obsesión. Separé su vida en períodos de tiempo en los que podía notar las diferencias en cómo su voz y sus movimientos fueron cambiando. Durante todo ese tiempo le estudié y traté de encontrar su humanidad tanto como pude, porque eso fue lo más complicado. Vemos a Elvis como un ícono y lo difícil era dejar todo eso a un costado y encontrar su naturaleza humana que era mucho más profunda que todo lo demás. Eso fue verdaderamente fascinante para mi, y la oportunidad de explorarlo fue algo que disfruté muchísimo.
¿Cuál diría que fue el mayor desafío de interpretarle?
Al principio tenía expectativas nada realistas, ya que creía que si trabajaba lo suficientemente duro, podía lograr que mi rostro se transformara en el de Elvis. Que mis ojos podían llegar a lucir exactamente igual que los suyos y que la audiencia no iba a poder notar la diferencia. Pero en determinado punto, me di cuenta que eso iba a ser como ir al museo de cera. Y que lo más importante era que se notara cómo era su alma. Poco a poco me di cuenta que tenía que ser todo lo específico que pudiera. Y eso equivalía a una investigación interminable. Miraba por ejemplo un segundo de una actuación suya una y otra vez, fijándome qué era lo que hacían sus ojos. Le prestaba atención al ángulo en la que ponía la cabeza, o lo que hacía con su mano. Traté de ver qué era exactamente lo que hacía para luego practicarlo hasta que me saliera naturalmente. Y luego lo verdaderamente difícil era estar allí en el plató y que se sintiera como si fuera la primera vez que algo ocurría, que resultara algo espontáneo y que esa persona estuviera viva, sin olvidarme de las razones por las que se movía de determinada manera o por qué hablaba de esa forma. Y eso implicaba encontrar su ser interior. A la vez, era como mantener una docena de platillos girando en el aire porque uno siempre tiene que volver a los detalles específicos.
¿La gente le sigue diciendo que logró capturar la manera de hablar de Elvis?
Si, pero es algo en lo que ya no pienso. La verdad es que no creo que suene como él, pero tal vez sea cierto porque es algo que escucho a menudo. La verdad es que me pasé tres años en los que hablar como Elvis era el único eje de mi vida. Y en ese sentido supongo que hay partes de mi ADN que siempre estarán unidas a él de esa manera.
¿Qué consejos recibió de la familia de Elvis?
No hubo consejos, lo que recibí en cierta forma fue su bendición, que era algo muy importante para mi...