"Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro..." Jerzy Skolimowski es polaco y no conoce a Juan Ramón Jiménez ni ha leído Platero y yo, pero la filosofía de su última película es la misma que la del poema del premio Nobel. Y su protagonista también es un burro, Eo. Así se titula el filme que podría haber sido Eo y yo.
Porque Skolimowski escribió y dirigió Eo, que ganó el Premio del Jurado en el último Festival de Cannes, movido como Jiménez por el amor a los animales y para "lanzar el mensaje de que son seres vivos, no objetos y debemos limitar el consumo de carne", según explica en una entrevista concedida a La Vanguardia tras la proyección de Eo en la Seminci donde compite por la Espiga de Oro.
El director polaco se puso detrás de la cámara también por otro motivo: "Estoy aburrido de la forma narrativa clásica del cine y puse el punto de vista en un burro. Eso me ha abierto nuevas posibilidades, me ha permitido evitar diálogos, que a veces están mal escritos y a los intérpretes, que no siempre son dóciles como el asno. He intentado buscar nuevas maneras de trasmitir las emociones, como por ejemplo, a través de la música, que es el monólogo interior del animal. No quería aburrir", explica.
Eo vive en un circo. Una de las artistas le ama y le cuida, pero el dueño le maltrata. El circo se cierra y el asno comienza en periplo que le lleva desde Polonia hasta Italia pasando por Chequia, Eslovaquia y Austria. La cámara de Skolimowski retrata los bellos paisajes de estos países en los que recala Eo y también lo que el asno ve y siente a lo largo de su recorrido en el que se encuentra con humanos, algunos le tratan con cariño, pero otros son crueles con él.
'Eo' me ha abierto nuevas posibilidades, me ha permitido evitar diálogos, que a veces están mal escritos y a los intérpretes, que no siempre son dóciles como el asno"
Skolimowski, que también es pintor, atribuye la delicadeza visual de la película a la pintura que le hace "sensible a las imágenes". Y aunque a sus 84 años ya lleva unas 25 películas a sus espaldas y unos cuantos premios en festivales como Venecia y Cannes, prefiere la pintura al cine, porque "aunque el cine es más accesible y llega a más gente, en la pintura yo soy el responsable de todo el trabajo, de cada pincelada, de cada mota de color y eso resulta más satisfactorio para expresar sentimientos".
Y puestos a preferir también se inclina por trabajar con animales mejor que con actores, porque estos "a veces hacen preguntas absurdas como, por ejemplo, '¿por qué me tengo que bajar del caballo?' y tú dices, 'porque lo pone en el guion'. Son muy dados a intelectualizar las cosas y los animales no, pero también es verdad que el burro no entiende las palabras y hay que buscar formas de comunicación para crear una cercanía, un nexo con el animal como las caricias o los susurros".
De momento, Eo se ha llevado el premio en Cannes y el aplauso de la crítica. También le ha servido a Skolimowski para concienciarse de "la brutalidad de comer carne". El director explica que ha reducido dos tercios la ingesta de carne y que se plantea no tomarla en absoluto, aunque sí come pescado. Y por último el público debe saber que Eo está bien: "ha vuelto a su establo con su dueño donde está rodeado de cariño". "Quizá ahora le lluevan las ofertas para interpretar otra película", bromea el realizador.