En una salita, junto a un sofá estampado y una silla de madera doblada, una joven pareja se abraza. Él promete: “Vamos a ser muy felices, amor, ya lo verás”. Y ella asiente: “Sí, Carlos, estoy segura de ello”. La escena prometedora queda suspendida en el tiempo por la palabra “ FIN”, escrita en mayúsculas, de modo que uno puede preguntarse qué sucedió realmente en los años sucesivos. Esta romántica imagen reproduce la última viñeta de una fotonovela de aquellas que se publicaban en la España aún franquista, hacia 1970. Es una de las cien seleccionadas por Eugènia Balcells para su proyecto Fin (1978), a partir de su búsqueda por mercados de segunda mano, como el de Sant Antoni, de Barcelona. Escribí sobre esta pieza en la revista Star , cuando se presentó por primera vez en soporte de papel y muy pocos prestaban atención al arte realizado con medios alternativos, después llamado conceptual. Y la misma obra se presenta ahora en un nuevo soporte, videográfico, desde este mes de octubre hasta el 22 de enero del 2023, en Can Framis (Fundació Vila Casas), dentro de la exposición Ella, una i altra vegada , que ha comisariado Eulàlia Bosch.
Es una imagen que podría ser interpretada en clave patética, pues todos sabemos que el arte del final feliz, en las ficciones, consiste en acabar el relato en el mejor momento de la aventura o –si se trata de una historia sentimental- del idilio, del amor. Es decir, en pleno enamoramiento, con las hormonas alborotadas y las ilusiones y entusiasmos recién nacidos y crecientes. Es lo que Dante llamaba Vita nuova. En lenguaje más prosaico, esa fase eufórica tal vez se podría definir con cuatro palabras: antes de la convivencia.
En otra imagen de la serie Fin , la foto de un apasionado beso se asocia con este comentario textual: “Y será siempre así. Una ininterrumpida sucesión de días maravillosos”. Otra conclusión llamativa es la que configura un diálogo en que ella, humilde, declara en la foto final: “Yo soy tu cosa con gafas... y tú eres mi maravilloso caballero”. Este tipo de humor involuntario y absurdo era obscenamente revelador. Ella es la cosa y él es un caballero. Por cierto, las siluetas a contraluz de estos enamorados abrazados aparecen acompañadas de otra silueta subliminal que recuerda mucho a un pene erecto, con testículos también perfilados. Igualmente impresionante es este comentario final del narrador fotonovelesco sobre otro beso compartido por un rubio y una morena enamorados. Es una conclusión casi metafísica y dice así: “Tan irreal como para anular la realidad”. Y luego: “Fin”.
La obra multidisciplinar de Eugènia Balcells (Barcelona, 1943) se ha desplegado desde 1970 en dos líneas principales de trabajo. Una de carácter sociológico, con especial atención a la crítica de los valores culturales y los estereotipos de género tradicionales, desde una visión libre, feminista y anticonsumista que incluye el sentido del humor. Y una segunda línea más relacionada con el cine experimental, centrada en la visión de la realidad en distintas escalas, incluida la cósmica. La selección de Ella, una i altra vegada se centra especialmente en la imagen de la mujer, en sus estereotipos mediáticos y también en relación con estereotipos masculinos. Hay detalles significativos. Los besos finales de Fin , por ejemplo, suelen tener lugar en arbolados jardines, y con frecuencia aparece también un automóvil -a veces un lujoso descapotable- que completa la operación ideológica: mujeres guapas y sumisas conquistan a hombres ricos, o viceversa. La felicidad está garantizada.
Aunque en la selección predominan las proyecciones cine y videográficas realizadas entre 1977 y 1981 ( Re-Prise, Boy Meets Girl, Going Through Languages, esta última en colaboración con la poeta Noni Benegas y la antropóloga Marta Moia), la exposición presenta dos instalaciones videográficas más recientes, Autoretrat (realizada para el festival Flux del 2019) y Becoming (Devenir), del 2022, un homenaje a Virgina Woolf.