Hace dos años apenas unos cuantos iniciados habían oído hablar de los NFT (Non Fungible Tokens), identificadores electrónicos que certifican la autenticidad de una obra única y acreditan su propiedad. Sin embargo, desde que Mike Winkelmann, conocido como Beeple, vendió en Christie’s un collage digital , Everydays: los primeros 5.000 días , por 69 millones de dólares, el fenómeno se propagó de forma salvaje tanto dentro como fuera del mundo del arte. El primer tuit del cofundador de Twitter, Jack Dorsey, alcanzó la absurda cifra de 2,9 millones de dólares -solo para caer de forma igualmente vertiginosa hasta los 280 dólares en una subasta posterior el pasado abril– y artistas consolidados como Damien Hirst, Marina Abramović y Ai Weiwei se han incorporado de forma entusiasta pese a las turbulencias de un mercado que está dando ya muestras de desaceleración. “Estamos en un punto de inflexión, no sabemos cuál será el segundo paso, pero es seguro que los NFT han venido para quedarse”, afirma Pau Walder, crítico de arte y comisario independiente especialista en arte digital.
Walder abría así NFTs: ¿y ahora qué?, una de las mesas centrales de la novena de edición de los Talkin Galleries, el congreso internacional en torno al galerismo que este martes celebra su segunda y última jornada en el Auditori del Macba. Tampoco Kate Vass, fundadora de la galería suiza especializada en el arte generativo y pionera en el uso de criptomonedas en el contexto artístico, considera que estemos ante un fenómeno pasajero pero, matiza, debe ser tomada como lo que es, “una herramienta de transacción segura para el arte digital, no una forma de arte”. “Pero también es más que una herramienta, es un medio que podemos utilizar para transformar cosas”, tercia Andrés Reisinger (Buenos Aires, 1990), artista argentino afincado en Barcelona para el que trabajar en el medio digital es algo tan natural como a Picasso o Matisse debía resultarles coger un pincel. “Tuve mi primer ordenador a los seis años y con mi hermano nos conectábamos todas las noches dos horas, cuando el consumo era más barato. Entonces era una forma de entender que no todo lo que sucedía en el mundo sucedía en mi barrio”.
“Es una herramienta de transacción segura para el arte digital, no una forma de arte”, señala Kate Vass
Reisinger lleva trabajando en arte digital desde hace quince años, se dio a conocer a través de Instagram y en 2021 su trayectoria dio un vuelco inesperado cuando subastó una colección de muebles virtuales a través de Nifty Gateway. Se vendieron en menos de diez minutos por un total de 450.000 dólares. Una de las piezas, que Reisinger se comprometió a diseñar en colaboración con el comprador obtuvo el precio más alto: 67.777 dólares. La revista Forbes ya lo había nombrado uno de los visionarios menores de 30 años y actualmente trabaja en Polen , un NFT que cambia con las estaciones del año y que tiene la capacidad de “polinizar” a otras para que cambien. Hizo una edición de doscientas y se las envió a los coleccionistas que ya poseen obras suyas; hasta fin de año, ellos podrán decidir si las conservan o las transforman.
Reisinger advierte sobre los peligros de sucumbir a la vorágine mercantilista. “Si no mantienes la mente fresca y muy calmada puedes perder la cabeza y por eso ha habido proyectos que han fracasado al día siguiente, porque eran hijos de ese estado de ansiedad”.
Tanto el cofundador de Unit London Joe Kennedy como la directora de arte del siglo XX de Christie’s coinciden en que se trata de una tecnología en continua evolución cuya rapidez está pillando a todo el mundo por sorpresa, que dentro de esa categoría se puede encontrar buen arte y obras deleznables y al igual que Vass opinaron la tendencia de los museos de convertir en NFT sus grandes obras “es una manera fantástica de monetizarse y obtener beneficios extras”.
El simposio que dirige Llucià Homs reunió asimismo a Elvira Dyangani Ose y a Carles Guerra para reflexionar sobre la inclusión en el mundo del arte y a, entre otros, la fundadora de la Serpentine Galleries de Londres y actual directora de proyectos de Thaddeus Ropac Julia Peyton-Jones que habló sobre los retos del mundo del arte actual.