El final del tercer milenio antes de Cristo fue una época convulsa en el Mediterráneo Oriental. Los cambios sociales, políticos y económicos se sucedían. Invasiones, revueltas… Crisis varias que provocaron una disminución repentina de la población en el Imperio Antiguo de Egipto y en el Imperio Acadio durante la Edad del Bronce.
La explicación clásica es que esa metamorfosis estaba vinculada a una combinación de factores sociales y climáticos. Pero un grupo de investigadores del Instituto Max Planck afirma que hubo dos enfermedades que jugaron un papel muy relevante a la hora de desestabilizar esas civilizaciones: Yersinis pestis y Salmonella enterica.
Teoría clásica
Esas crisis se explicaba con una combinación de factores sociales y de cambio climático
La bacteria de la peste ha estado involucrada en algunas de las pandemias históricas más destructivas de todos los tiempos. Los especialistas creen que circuló por Eurasia al menos desde el inicio del tercer milenio antes de Cristo. El problema es que, hasta ahora, las dificultades para preservar ADN antiguo en climas cálidos habían hecho imposible su identificación.
Los arqueólogos detectaron una cepa de esta infección en unos restos hallados en un yacimiento en la cueva Hagios Charalambos, en la isla de Creta. “Forma parte de un linaje ahora extinto de Y. pestis del Neolítico tardío y la Edad del Bronce, una variante que probablemente aún no estaba adaptada para la transmisión a través de pulgas”, explican en un artículo publicado en la revista Current Biology.
Pero no solo eso. Los especialistas también fueron capaces de reconstruir dos genomas antiguos de Salmonella enterica, el agente causante de la fiebre tifoidea. “Esta variante está vinculada con cepas contemporáneas que probablemente aún no estaban completamente adaptadas a los humanos”, añaden.
“La aparición de estos dos patógenos virulentos al final del período minoico temprano en Creta (hace alrededor de 4.000 años) enfatiza la necesidad de las reintroducir enfermedades infecciosas como un factor a tener en cuenta a la hora de analizar la transformación de las primeras sociedades complejas en el Egeo y más allá”, apuntan los investigadores.
Su análisis se basa en los dientes encontrados dentro de la cueva, restos que pertenecen a varias personas que vivieron entre 2290 y 1909 antes de Cristo. Los primeros estudios detectaron bacterias típicas que se encuentran en la boca humana moderna, de las que puede provocar caries. Pero había algo más.
Los hallazgos de Yersinia pestis y Salmonella enterica sugieren que una epidemia podría haber sido responsable de la disminución de la población en una o más civilizaciones de la Edad del Bronce. Precisamente, en ese momento está documentado que el Imperio Antiguo de Egipto y el Imperio Acadio se vieron sumidos en serias crisis de población.
Esa pérdida de vidas humanas desembocó en cambios culturales importantes, una drástica reducción de las transacciones comerciales y también daños en las infraestructuras de las distintas civilizaciones del Mediterráneo Oriental y el Oriente Próximo.
La cepa de Yersinia pestis que encontraron, sin embargo, no era la misma que devastó gran parte de Europa siglos después. Esa variante de la bacteria se extinguió, al igual que la cepa de Salmonella enterica que hallaron. Por lo tanto, no se sabe cuán transmisibles eran ni cuán mortales.