En las postrimerías del franquismo, Antonio Mercero revolucionó la televisión española con el telefilme La cabina , protagonizado por el sensacional José Luis López Vázquez en 1972. El reconocimiento internacional llegó gracias a la concesión del premio Emmy internacional al mejor telefilme. Un hombre queda atrapado en una cabina telefónica y, después de pedir ayuda de todas las formas posibles, la cabina con él dentro es cargada por una grúa en un camión y es transportada a una especie de vertedero. El final apocalíptico presenta un montón de cabinas con gente dentro que no puede escapar de esas jaulas de cristal.
La calidad del telefilme y la propaganda del régimen lo hicieron tan popular que al cabo de un tiempo, cuando Telefónica promocionó las acciones en bolsa, contrataron a López Vázquez para el anuncio. Con la puerta de la cabina abierta y aguantada con el pie para que no se le cerrara, llamaba a su mujer, Matilde, para decirle que había comprado participaciones de la compañía. A raíz de aquel anuncio, esas acciones pasaron a llamarse popularmente matildes . Gracias a la web de Telefónica descubro que Matilde Montojo era una de las personas que trabajaban en el servicio de información y relaciones sociales con quienes se preparó el anuncio, y que López Vázquez escogió ese nombre porque le pareció que podía funcionar. Sobra decir que fue un acierto.
“Matilda Joslyn Gage intentó sacar a la luz los descubrimientos que habían hecho muchas científicas”
Pero este nombre de mujer, ahora en versión inglesa, Matilda, aún tiene mucho que decir. Gracias a la píldora diaria que envía por correo electrónico el Obneo, el Observatori de Neologia de la UPF, descubro el origen de lo que se conoce como efecto Matilda : “El término fue acuñado en 1993 por la historiadora Margaret W. Rossiter, con la finalidad de denunciar situaciones en las que las científicas no obtienen el reconocimiento que les corresponde por los méritos conseguidos, al contrario que los hombres”.
Pero ¿por qué efecto Matilda ? El nombre hace referencia a Matilda Joslyn Gage (1826-1898), una activista de Nueva York que defendió el derecho de voto femenino y luchó por reivindicar el papel de las mujeres en la historia de la ciencia. La nota del Obneo continúa: “A través de una columna periodística, Matilda Joslyn Gage intentó sacar a la luz los descubrimientos que habían hecho muchas mujeres científicas que habían sido ignoradas reiteradamente”. Eso sucedía en el siglo XIX. Desgraciadamente, el fenómeno sigue presente en la historia del siglo XX y hasta el momento actual. La primera vez que oí la frase que dice que detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer me pareció ingeniosa. Hoy es, sencillamente, un insulto a nuestra inteligencia como raza humana.