El gran Sant Jordi de Barcelona

La fiesta de la pospandemia

Una ‘superilla’ literaria, novedad de una festividad que quiere pasar página

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El ambiente de Sant Jordi en el centro de Barcelona antes de la pandemia, en el 2018

Àlex Garcia

Cómo será el Sant Jordi del 2022?”. Así titulaba Màrius Serra un artículo ahora hace 12 años, cuando parecía que el mundo digital se podría comer para siempre los libros de papel y las rosas, las firmas de los autores e incluso diarios como este. Y no, el libro de papel resiste y remonta –atrevernos a decir que sube como la espuma quizá sería exagerado–. Y claro, Serra no había previsto que una pandemia mundial en cierto modo enseñaría que los libros también ayudan a cuidar de uno mismo, a darse un tiempo para cada uno. Y que salir a comprar libros, ya sea en una librería o en los tenderetes repletos de volúmenes en una festividad tan señalada, también es una forma de mirar adelante.

La supermanzana literaria para el Sant Jordi del 2022 en Barcelona

La supermanzana literaria para el Sant Jordi del 2022 en Barcelona

LVE

Así, el próximo Sant Jordi las rosas serán de verdad, como la mayoría de libros y firmas –aunque hay dispositivos para firmar a distancia, como se vio el año pasado con las firmas de Isabel Allende, Yuval Noah Harari, Jonas Jonasson o Pierre Lemaitre, por no hablar del libro digital y el audiolibro, que no han dado el gran salto pero también cuentan–. Barcelona tendrá el próximo 23 de abril una nueva supermanzana, que el Ayuntamiento ha bautizado como Superilla Sant Jordi, para celebrar la mayor fiesta del libro y la rosa de la historia, según han acordado el Ayuntamiento con la Cambra del Llibre y el Gremi de Floristes. En pleno Eixample se cerrará al tráfico todo el perímetro entre la avenida Diagonal y la Gran Via y entre las calles Pau Claris y Balmes (excepto Aragó y València), para pasear, comprar y pedir firmas a los escritores.

El teniente de alcalde de Cultura, Jordi Martí, presentó la iniciativa como el “primer Sant Jordi de la realidad pospandémica”, y reveló que ya en marzo del 2020, justo antes de los confinamientos, se había preparado una iniciativa parecida, pero sin tantos cortes de calles. Además la edición del año pasado les permitió ver que se podía convertir el paseo de Gràcia en la gran arteria de la fiesta, donde este año se instalarán los puestos de las editoriales y libreros, mientras que la rambla Catalunya se reservará a las entidades y asociaciones, que este año podrán volver a tener una presencia destacada. Esta vez, además, no se prevé que haya controles de acceso (en función, claro, de cómo esté la situación sanitaria), y se podrá pasear libremente y sin restricciones de aforo, aunque es posible que si hay aglomeraciones haga falta llevar mascarilla, eso sí.

“El primero de la realidad pospandémica”, dijo el teniente de alcalde de Cultura, Jordi Martí

Martí detalló que son un total de “140.000 metros cuadrados, unos veinte campos de fútbol” dedicados a los paradas, sin contar los otros espacios reservados donde se podrán instalar los vendedores profesionales, como la plaza Valdivia, el paseo Lluís Companys, el paseo Sant Joan hasta Arc de Triomf, la plaza de la Vila de Gràcia, la plaza Orfila, la plaza Sarrià, el espacio Poblenou-Pallars-Llacuna-Pujades, la plaza Reial y la plaza Universitat.

Con respecto a la tradicional Rambla, Martí aseguró que no está descartada pero todavía hay que acabar de estudiar qué se hará. Para el presidente de la Cambra del Llibre y del Gremi d’ Editors, Patrici Tixis, se podrían instalar “librerías y entidades en diferentes tramos”. Además, como la festividad cae en sábado, los comercios ya podrán poner sus puestos en la calle al menos el día antes, y se está valorando si también el jueves 21.

“Será una edición mucho más fluida”, vaticinó el presidente de la Cámara del Libro, Patrici Tixis

La presidenta del Gremi de Llibreters, Carme Ferrer, aseguró que “Barcelona marca, y si tenemos claro lo que se hace, en el resto es más fácil”, porque “la gente necesita salir y hay que acercar la literatura y la cultura a los ciudadanos”.

Ferrer también destacó que un efecto secundario de la pandemia ha sido que “hemos conseguido unirnos y trabajar juntos y ser más fuertes”, siguiendo a Jordi Martí, que había asegurado que “trabajamos bien porque trabajamos juntos”. ¿Será un buen Sant Jordi? Ferrer está convencida que sí, “porque los libros nos han dado vida, y se han hecho muchos más lectores”, y han redescubierto que “nuestras librerías son centros culturales y sociales”. “Tenemos que conseguir que todo el mundo venga a pasear a nuestros stands”, y eso también pasa por el hecho de que “podremos tener muchos más escritores ya que tendremos más espacio y todo estará mejor esponjado”.

Para la presidenta de los libreros, Carme Ferrer, “los lectores saben que las librerías son centros culturales y sociales”

Ferrer también remarca que aunque a menudo se está volviendo a los lugares de prepandemia, en cada municipio se busca el lugar más adecuado, y puso el ejemplo de Girona, donde no se volverá en la Rambla sino que se pondrán en la explanada de la Copa y en el paseo de la Devesa.

Tixis, por su parte, habló de las “muchísimas ganas de volver a la normalidad en todo, pero especialmente en este Sant Jordi”, porque “esta ciudad no es capital literaria de la Unesco por casualidad, y hay que demostrar por todo el mundo la capacidad que tenemos de poner a disposición de los ciudadanos el espacio públi­co, ordenadamente, y que siga siendo la envidia de muchas ciudades”. “Será un Sant Jordi abierto, donde todo el mundo podrá pasear con tranquilidad; una edición mucho más activa y mucho más fluida donde la gente podrá disfrutar de acercarse, de nuevo, a sus escritores para firmar libros”, vaticinó Tixis.

En el año 2020 ya se había previsto un cierre de calles parecido pero se tuvo que anular

Además de este anuncio, no quisieron aventurar todavía cifras de ventas ni otros acontecimientos relacionados el mismo día, que se suelen anunciar un mes antes, pero sí que se quiso explicar la disposición y el cierre de las calles para expresar también cómo se está preparando este retorno a la normalidad que tendrá que ir un paso más allá para poder crecer como les indican las expectativas.

De momento, sin embargo, una nueva normalidad, tan nueva que no es el reflejo del pasado, sino la mezcla de elementos nuevos como esta supermanzana con acontecimientos pasados, como el tradicional desayuno conjunto de Sant Jordi para coger fuerzas para una festividad tan esperada.

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