Este viernes se cumplen 202 años desde que el Prado abriera sus puertas por primera vez. Fue el 19 de noviembre de 1819 y lo hizo como museo con fondos procedentes de las colecciones de pintura y escultura reunidas por los reyes de España durante más de tres siglos.
Muchos atribuyen este mérito a Fernando VII, pero cabe destacar que quien verdaderamente tuvo la idea fue su mujer, María Isabel de Braganza. Algo que reivindica Nieves Concostrina en su libro La historia en apuros (Montena). En una entrevista a La Vanguardia, la escritora y periodista lamentaba que la gente no conociera su figura de principal impulsora, pues "fue ella quien cambió el destino inicial de Gabinete de Ciencias Naturales a Real Museo de Pintura y Escultura".
Isabel de Braganza era una gran melómana y admiraba el arte en todos sus sentidos
Nunca llegó a verlo. Poco antes de su inauguración, dio a luz a una niña y fallecieron ambas. Tenía solo 21 años. Para cuando se abrieron las puertas del museo, Fernando VII ya se había casado con su tercera esposa y se llevaba el mérito de la creación de la pinacoteca.
Con todo, "siempre reconoció el trabajo de la que fue su segunda esposa", asegura a este medio Carlos G. Navarro, conservador del siglo XIX del museo. "Él puso dinero para que el museo fuera una realidad, pero nunca ocultó que Isabel también puso de su bolsillo la misma cantidad. Algo que le da pleno derecho como fundadora".
El museo abrió con solo 311 obras. No obstante, Isabel consiguió que entre ellas estuvieran algunas de las más importantes y representativas de la pintura española, como Las Meninas, de Velázquez o La familia del Pajarito, de Murillo.
La idea del proyecto se la dio Francisco de Goya después de que la reina visitara el monasterio de El Escorial. De allí salió preocupada al cerciorarse de que había un gran número de obras descuidadas desde la guerra de la Independencia. Decidió sacarlas de allí para exponerlas en el palacio real de Riofrío, en Segovia. Finalmente, la idea no prosperó y repararon el palacio del Prado para hacer realidad allí la pinacoteca.
Si visitan el lugar, en la sala 39 podrán ver un óleo gigantesco que cuelga desde hace al menos medio siglo. Lo pintó Bernardo López Piquer en 1829 diez años después de la muerte de la reina y lo bautizó como "María Isabel de Braganza como fundadora del museo del Prado". Pese a la evidencia de su título, son muchos los visitantes que siguen sin ser conscientes de que, sin ella, todas esas creaciones que tanto admiran no estarían ahí.
Navarro, por su parte, recuerda que en su día la sala donde se encuentran Las Meninas también llevaba su nombre pero, con el paso de los años, las estancias acabaron cambiando nombres por números.